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10.000 vaginas anónimas en busca de autor
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PERFORMANCE DEL ARTISTA ABEL AZCONA

10.000 vaginas anónimas en busca de autor

Hijo de una prostituta drogodependiente, la infancia de Abel Azcona (Pamplona, 1988) ha estado marcada por el abandono, el maltrato y el abuso. Una dura vida

Foto: Vaginas anónimas (Abel Azcona)
Vaginas anónimas (Abel Azcona)

Hijo de una prostituta drogodependiente, la infancia de Abel Azcona (Pamplona, 1988) ha estado marcada por el abandono, el maltrato y el abuso. Una dura vida que ha determinado sus creaciones artísticas. Creaciones que, en ocasiones, le han llevado a torturas tanto físicas como psicológicas. Y es que para este artista navarro, cuando el dolor interno es tan fuerte, el dolor externo llega a desaparecer. Por esta razón utiliza el dolor para empatizar con sus propios sentimientos y sus propias experiencias.

De hecho, durante una de sus últimas performances titulada Dark Room, en la que intentaba emular la vida en una placenta encerrado en una habitación de seis metros cuadrados y sin luz, terminó en urgencias en el cuadragésimo segundo día. ¿Su objetivo? Volver al origen, buscar una identidad mediante la reconstrucción de una infancia corrompida.

“Hoy en día la gente está cansada de ir a una galería, que les vendas arte contemporáneo y que no entiendan nada, que no sepan lo que es, y que el artista lesdiga qué es lo que ven. En mi caso ves una foto y tú sabes lo que hay detrás porque te lo cuento e incluso puedes ver un vídeo de cómo se ha hecho. La gente agradece que expliques qué hay detrás, por qué surge…”, comenta Azcona a este diario.

El artista vuelve ahora a buscar ese objetivo, esa vuelta al origen, con su nuevo proyecto Vaginas anónimas, con el que pretende fotografiar 10.000 vaginas y vulvas. "Voy a hablar de mi propia experiencia y el abandono de mi madre biológica, mi gestación y mi nacimiento, voy a surgir de cada de una de las vaginas de cada desconocida, tan desconocidas para mí como mi propia madre... voy a nacer de nuevo a partir de ellas”, confiesa.

Las mujeres interesadas en participar en el proyecto artístico podrán hacerlo, bien enviando sus instantáneas a través de una aplicación anónima en internet (vaginasanonimas.org), o bien acudiendo a alguna de las cien sedes físicas que contarán con fotógrafos profesionales.

¿Qué persigue con esta performance?

En principio es un objetivo más mío: conseguir 10.000 vaginas y vulvas para generar piezas interesantísimas, para poder generar unos cubos gigantes en los que estarán todas ellas plasmadas. Viviré en ellos, me encerraré en ellos, naceré de ellas y voy a crear un debate sobre mi propio yo, mi existencia, y sobre ellas, qué hay detrás de esos anonimatos. Pero, además, es un empoderamiento de la mujer, un empoderamiento del artista que ocupa la galería, de la gente que acude y participa. Es hacer que la gente no solo vaya al museo, sino que formeparte de algo. Y luego también está el debate sobre la genitalidad, personas que se consideran mujer, que se consideran hombres, que se consideran neutros.

Le pueden llamar provocador…

Me pueden llamar tantas cosas…. Es algo habitual. El artista contemporáneo que no tenga la palabra provocador, no es artista. El arte está hecho para provocar y se pueden provocar muchas cosas. Lo más bonito de mi trabajo es provocar e incluso horrorizar. Muchas veces busco eso. El arte surge por ahí, como una necesidad de contar historias y experiencias personales, pero también surge por una necesidad de romper con lo común, con esa asepsia mental, que no reaccionamos ante nada. Si vas a una galería y ves una performance que te impacta y te hace investigar, pues ya estás consiguiendo algo. Si quisiera hacer algo bonito, pintaría un limonero. Yo quiero que te vayas a tu casa revuelto, que pienses. Te garantizo que el 100% de las personas que me han visto se acuerdan de mí. Hoy en día ves obras de arte contemporáneo que parecen que son obras de serie. Lo mío sale de la verdad. Yo lo que hago es vivir mi experiencia y que el público la sienta, le llegue como algo fuerte y personal.

Pero a veces llega la censura…

La censura consigue lo contrario. Si te censuran en un sitio, te invitan a otro con más poder. La censura te pone una zancadilla, y en la próxima tú saltas más. La censura alimenta al artista. Hay galerías que te dicen que no, gobiernos que dicen que no, pero todo es cuestión de ir avanzando e ir rechazando. El artista no debe aceptar nunca la censura. Cuando he tenido censura en un sitio, lo he hecho en la calle. Yo tengo la suerte de que tengo una serie de espacios donde puedo hacer lo que me da la gana.

¿Cree que este movimiento gustará? ¿Horrorizará? ¿Qué mensajes le llegan?

Me llegan muchas cosas. Recibo alrededor de 300 mensajes al día y en esos comentarios recibo de todo: está la gente que me dice que lo que hago es una mierda y gente que me piropea demasiado. La verdad es que prefiero las críticas negativas a las positivas. Yo soy artista y como artista tengo ego y me lo alimento solo. Las negativas remueven más. Respecto a Vaginas anónimaste puedo decir que fue TT en su día y que en cuanto los periódicos lo sacaron se montó polémica… No obstante, tengo muy claro por qué lo hago, que tiene un contenido crítico.

¿Cuántas fotos le llegan al día?

No sabría decir, pero unas veinticinco. Luego hay sorpresas. Una colombiana nos mandó ayer 325 fotos que había hecho en su universidad, un colectivo de Manila que está haciendo ahora fotos de mujeres que han dejado a sus maridos porque les maltrataban, un colectivo transexual de Andalucía con fotos de su reasignación de sexo…

¿Pero se ponen en contacto con usted?

Mandamos la convocatoria, salió en prensa, y a partir de ahí se han ido poniendo en contacto con nosotros. Al final todos estos proyectos generan debate, a la gente le genera respuesta, le interesa, acude, participa. Llevamos dos mil y pico pero creo que llegaremos a las 10.000. Queda todavía el grueso de las cien sedes.

¿Habrá segunda parte con penes anónimos?

No. No tiene ningún sentido. En Vaginas anónimas no estamos hablando de sexualidad, sino que hablamos de una participación femenina. Surge para una performance en torno a una historia, mi historia personal, la de mi gestación. Nazco de un señor que paga a mi madre y me da a luz. Nazco de una vagina, no de un pene.

También hay padres anónimos. De hecho el suyo lo es…

Pero sería otro planteamiento, otro proyecto diferente. No hablaríamos de nacimiento, sino solo de gestación. Sería un proyecto quizá con semen. Aquí hablamos de volver a nacer de cada mujer, hablamos de gestación. Del hombre no puedo nacer. Y no estamos viendo una vagina, estamos hablando de un proceso, de dónde hemos venido, no de una vagina en sí.

Las verdad es que tengo un equipo muy bueno a mi alrededor, por lo que puedo hacer otras cosas. Ahora estoy coordinando un nuevo festival que inauguramos el 2 de julio, QueerMad (Mad de Madrid y loco) con más de cuarenta eventos, teatro, cine, arte, exposiciones, conferencias, performances. Tengo también esa parte de activismo y saco dinero de donde sea ya que son eventos necesarios. Luego me iré a Moscú con diez proyectos en galerías en los que hablaremos de derechos humamos y homofobia.

La gran pregunta: ¿se puede vivir siendo un artista performance?

No. Creo que solo vivo yo (bromea). En mi entorno no conozco nadie. Yo vivo porque no soy un artista de performance, sino que me considero un artista multidisciplinar. Tengo mucha obra plástica. En el mundo tengo tres o cuatro exposiciones. Hoy en día la gente está cansada de ir a una galería, que les vendas arte contemporáneo y que no entiendan nada, que no sepan lo que es y el artista lesdiga qué es lo que ven. En mi caso ves una foto y tú sabes lo que hay detrás porque te lo cuento e incluso puedes ver un vídeo de cómo se ha hecho. La gente agradece que expliquesqué hay detrás, por qué surge… Tampoco critico el arte contemporáneo mucho más conceptual, pero con un concepto más abstracto. Pero entiendo que hoy en día la gente lo valora menos o lo entiende menos.

¿Ha visto la última performance de Omar Jérez?

Sé que suele hacer este tipo de cosas, pero no lo he visto. Hace dos años hicimos una cosa juntos. Tenemos una relación más en cuanto a obra que en cuanto al concepto. Somos completamente diferentes. Omar tiene obra más política y baila con otro tipo de gente.

Hijo de una prostituta drogodependiente, la infancia de Abel Azcona (Pamplona, 1988) ha estado marcada por el abandono, el maltrato y el abuso. Una dura vida que ha determinado sus creaciones artísticas. Creaciones que, en ocasiones, le han llevado a torturas tanto físicas como psicológicas. Y es que para este artista navarro, cuando el dolor interno es tan fuerte, el dolor externo llega a desaparecer. Por esta razón utiliza el dolor para empatizar con sus propios sentimientos y sus propias experiencias.

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