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Un rapero llamado Gengis Kan
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ESTRENO DE 'MONGOLIAN BLING’, DOCUMENTAL MUSICAL

Un rapero llamado Gengis Kan

Bayar ostenta el extraño título de recién nacido más famoso de Mongolia. Era uno de los cuatro protagonistas del documental Bebés (Thomas Balmès,

Bayar ostenta el extraño título de recién nacido más famoso de Mongolia. Era uno de los cuatro protagonistas del documental Bebés (Thomas Balmès, 2010), que seguía a cuatro criaturas de cuatro países diferentes (EEUU, Mongolia, Japón y Namibia) en sus primeros meses de vida. La función de Bayar, que vivía en un ger en la Mongolia profunda, era servir de contraste a los bebés urbanos de San Francisco y Tokio. Bayar, el bebé nómada con una cabra de mascota. Mongolia, la última frontera, el paraíso rural, la tierra de los nómadas.

Los datos sustentan el mito. Mongolia es tres veces más grande que España, pero tiene menos habitantes que Madrid (2,8 millones) y la menor densidad de población del planeta (2 individuos por kilómetro cuadrado). Y he aquí el chiste: parece que de esos dos individuos uno es nómada y el otro hiphopero (es decir, rata urbana que baila breakdance, pinta grafitis y canta rap). Al menos lo es potencia: la mitad de los mongoles vive ya en las ciudades. En Ulán Bator y sus suburbios, al borde de la estepa, habitan cerca de un millón de personas. La jungla urbana, vaya, nada que ver con el desierto del Gobi. En ese insólito escenario se desarrolla Mongolian Bling, documental sobre la escena hip hop del país que se estrena en la Cineteca.

“¿Escena hip hop en Mongolia? En efecto, suena a clásico tema pintoresco del final del telediario, pero es una historia mucho más profunda que refleja al país entero y, temas como la búsqueda de identidad juvenil y el significado de ser mongol hoy día”, ha contado el director Benj Binks, que pasó ayer por Madrid para presentar su película.

La cinta establece un diálogo entre las jóvenes estrellas del hip hop nacional (Gee y Gennie) y los iconos de la milenaria música tradicional. Tan fluido que los popes del folk, pese a su pérdida de influencia por el proceso de urbanización y desnomadización del país al calor de la globalización y la occidentalización, no dejan de hacer analogías musicales y culturales entre los cantos tradicionales mongoles y el hip hop. “Mongolia inventó el rap”, afirma Bayirmagnei, uno de los últimos cantantes épicos de Mongolia, al analizar el fraseo de algunos de los estilos tradicionales mongoles. Como si los primeros raperos vinieran del tiempo de Gengis Kan.

Si antes el alma mongola se reflejaba en los legendarios cantos largos, aquellos que extienden cada sílaba casi hasta el trance, ahora lo podría hacer en el hip hop, el nuevo sonido que canta al país y a sus conflictos. Del nomadismo contemplativo al bullicio de la vida urbana. O el arte de contar historias, del cantar épico al hip hop. Pero para que esta transformación musical sea posible los jóvenes raperos tienen que mirar menos hacia el hip hop estadounidense y más hacia la fusión con el folk mongol, aconsejan los mayores. Por un hip hop 100% mongol.

La ventaja del hip hop es que ha narrado a tiempo real el acelerado proceso de cambios que ha vivido el país desde 1990. El desmoronamiento del dominio soviético. El adiós a la censura oficial y el hola a la libertad de expresión, a la polarización entre ricos y pobres y a una nueva clase política corrupta. La llegada en tromba de la democracia liberal y la cultura occidental con sus luces y sus sombras. La tensión, en definitiva, entre libertad e igualdad.

Una nueva libertad para poder contar los crecientes conflictos en los nuevos suburbios urbanos. Territorio ideal para una explosión de hip hop. “Mongolia es un bote sin remos en el océano de la globalización”, rapea Gee en una de sus canciones. “Estáis vendiendo el país en vuestro beneficio, dejad de mentir y de prometer cosas que no podéis cumplir”, añade dirigiéndose a sus políticos. Por su parte, Gennie, reina del hip hop local, incorpora la perspectiva de género a unas letras de marcado carácter social que reflejan el alcoholismo, la emigración laboral, la corrupción, la vida en los suburbios y la división por clases.

“A menudo se escucha en las canciones el término ‘los 76’. Es el número de asientos del Parlamento. Los raperos lo usan como sinónimo de corrupción”, razona el director.

Lo que empezó siendo una nueva manera de explorar la libertad de expresión tras un siglo de censura chino/rusa se ha acabo convirtiendo en la voz que denuncia las carencias de la democracia liberal.

Mongolian Bling es algo más que un documental musical. Refleja la convivencia entre tradición y modernidad, la ambigüedad de los procesos de mundialización/occidentalización y las contradicciones de las aceleradas transiciones comunismo/capitalismo en los países asiáticos. Una metáfora cultural de lo bueno y lo malo de la globalización.

‘Mongolian Bling’

Director: Benj Binks

Reparto: Gennie, Gee, Quiza, D.Enkhtaivan

Género: Documental musical

Nacionalidad: Australia

Bayar ostenta el extraño título de recién nacido más famoso de Mongolia. Era uno de los cuatro protagonistas del documental Bebés (Thomas Balmès, 2010), que seguía a cuatro criaturas de cuatro países diferentes (EEUU, Mongolia, Japón y Namibia) en sus primeros meses de vida. La función de Bayar, que vivía en un ger en la Mongolia profunda, era servir de contraste a los bebés urbanos de San Francisco y Tokio. Bayar, el bebé nómada con una cabra de mascota. Mongolia, la última frontera, el paraíso rural, la tierra de los nómadas.