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Italia entre 'V de Vendetta' y la regeneración política
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"EN ESTE PAÍS DEBERÍA DECRETARSE EL FUNERAL DE LA POLÍTICA"

Italia entre 'V de Vendetta' y la regeneración política

Italia tendrá que votar una y otra vez en pleno ejercicio democrático. Ayer pudo verse en la Cámara de diputados y en el Senado que algo

Foto: Italia entre 'V de Vendetta' y la regeneración política
Italia entre 'V de Vendetta' y la regeneración política

Italia tendrá que votar una y otra vez en pleno ejercicio democrático. Ayer pudo verse en la Cámara de diputados y en el Senado que algo ha cambiado, que la libertad de conciencia de los representantes del partido de Beppe Grillo a la hora de formar presidencia en ambas cámaras hizo repetir hasta en cuatro ocasiones la votación para nombrar a Laura Boldrini, en la primera, y a Piero Grasso, en la segunda. La coalición de centroizquierda de Pierluigi Bersani colocó a sus candidatos, pero quedó patente que la desaparición de las grandes coaliciones ha dejado paso a un debate perpetuo y dilatado.

Algunos intelectuales italianos ven en la presencia del Movimiento Cinco Estrellas en las cámaras de representación popular la regeneración política que se necesita en estos momentos. El escritor Michele Monina (Ancona, 1969) es uno de ellos. Autor de Esta vez el fuego (Periférica), obra en la que recogió la profunda indignación moral de los italianos cuando en 1994 una multitudinaria manifestación se citó en Roma, contra la victoria de Forza Italia en las elecciones y el inicio de la decadencia instaurada por Silvio Berlusconi. “En Italia debería decretarse el funeral de la política y luego esperar a que nazca cualquier otra cosa nueva y diferente, que la gente interesada en su propio beneficio desapareciese y dejara paso a la gente motivada por mantener el Estado de bienestar”, explica a este periódico. 

Hace unos días, en El Confidencial, otro escritor, Erri de Luca (Nápoles, 1950), aseguraba que Grillo había vencido sin el dinero público y sin aparecer por la televisión y lo resumía como “una lección de democracia ejemplar”. Advertía el autor de Montedidio o Los peces no cierran los ojos que “el escritor tiene valor cuando la libertad de expresión es negada y pisoteada. Su función es garantizar el derecho de hablar con los que quedan excluidos, como todos los inmigrantes que no conocen el idioma, como el prisionero o el mudo”.

Monina, en el mismo sentido que De Luca, asegura que la cultura siempre ha asumido su responsabilidad, pero ha arrastrado un prejuicio que le ha mantenido lejos de las referencias morales: “Esta clase política siempre ha mirado a la cultura como se mira al bufón de la corte. Sin respeto. Y la sociedad, obviamente, ha aceptado esta actitud”. A pesar de la grave crisis de representatividad, el escritor debe mantener el objetivo inalterable de la literatura, que según Monina es “descifrar la realidad para las personas que no sean capaces de entenderla”. “Siento, y estoy muy triste por ello, que desde hace tiempo mis colegas han renunciado a esta tendencia y se han centrado más en su ombligo”.   

En Italia debería decretarse el funeral de la política y luego esperar a que nazca cualquier otra cosa nueva y diferente, que la gente interesada en su propio beneficio desapareciese y dejara paso a la gente motivada por mantener el Estado de bienestar

En su breve novela Esta vez el fuego relata el festival de represión y odio como ingredientes esenciales de la olla a presión que introdujo Berlusconi en la receta de la tiranía hace ahora casi veinte años. Dos décadas después “la situación italiana es muy crítica”. “La misma que la europea. La crisis financiera y económica ha llevado a la población a una pobreza extrema, nunca vista después de la Segunda Guerra Mundial. La falta de respuesta de nuestros políticos no ha hecho más que desplazar a mi país al borde del caos”, reconoce dramáticamente.

El autor de La historia de mi gente (Salamandra), Edoardo Nesi (Prato, 1964), reconocía también a este periódico que la salvación sólo pasa por el compromiso cultural: “Sueño con un movimiento popular que parte del amor por la cultura y se convierte en política. Me parece una extraordinaria posibilidad de salvación. Tal vez la única”.

Italia tendrá que votar una y otra vez en pleno ejercicio democrático. Ayer pudo verse en la Cámara de diputados y en el Senado que algo ha cambiado, que la libertad de conciencia de los representantes del partido de Beppe Grillo a la hora de formar presidencia en ambas cámaras hizo repetir hasta en cuatro ocasiones la votación para nombrar a Laura Boldrini, en la primera, y a Piero Grasso, en la segunda. La coalición de centroizquierda de Pierluigi Bersani colocó a sus candidatos, pero quedó patente que la desaparición de las grandes coaliciones ha dejado paso a un debate perpetuo y dilatado.