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El motín de la Bounty: cuando el paraíso se convirtió en un infierno
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El motín de la Bounty: cuando el paraíso se convirtió en un infierno

Del paraíso al infierno. La verdadera historia del motín de la Bounty. William Bligh La historia del motín del Bounty es una de las más célebres de

Del paraíso al infierno. La verdadera historia del motín de la Bounty. William Bligh

 

La historia del motín del Bounty es una de las más célebres de la historia naval mundial, y una de las más fértiles para el campo de la ficción. No sólo ha inspirado las novelas de Charles Nordhoff, en las que se apoyaron las célebres películas de 1935, con Clark Gable y Charles Laughton, y de 1962, con Marlon Brando en la piel de Fletcher Christian -la versión de 1984, la más equilibrada, con Anthony Hopkins, Mel Gibson y Daniel Day-Lewis, tuvo su origen en un libro de Richard Hough-; recientemente John Boyne, pero antes Julio Verne o Lord Byron se sirvieron de la prodigiosa aventura, que bulle en emociones contrapuestas y una historia judicial posterior tan apasionante como la misma del viaje, del motín o de la huida de los amotinados, y que se puede seguir en La Bounty, de Caroline Alexander.

William Bligh, el terrible malvado que ha consagrado el cine expone aquí el relato con el que trató de convencer a la opinión pública de su inocencia, dado que el Almirantazgo ya le había dado su aprobación. El relato es, obviamente, autocomplaciente, pero al mismo tiempo es creíble y equilibrado, si tenemos en cuenta que a los santos se los comieron los leones de Roma, y que desde entonces sólo hay seres humanos, desprovistos del divino don de la perfección. Bligh era ambicioso, arrogante y algo inflexible, lo que ni su empeño literario consigue borrar. Pero no lo debió ser más que cualquier otro comandante de cualquier Marina de la época. Una muestra del carácter arrogante de Bligh la encontramos a su paso por Canarias, donde tiene un roce con el Gobernador al exigirle un trato de igual, siendo el británico meramente teniente de navío. Sus observaciones sobre las islas Afortunadas demuestran asimismo que no se trataba de un observador perspicaz y atento, sino todo lo contrario, que se limita a la repetición de clichés y tópicos, sorprendiéndose mucho cuando éstos no encajan con lo que ve, considerándolo excepción magnífica. No extraña nada, pues, que no advirtiese luego ni el comportamiento de sus hombres en Tahiti ni sus planes de rebelión. Bligh, muy probablemente, tenía todo su ánimo concentrado en su hoja de servicios, y no era capaz de percibir nada más.

En el relato, manifiesta su preocupación por la habitabilidad del barco. Ello pasaba por un fortalecimiento de la disciplina, por la higiene y la buena alimentación, pero también por el ejercicio físico que obligaba a hacer a los hombres. Con una bondad un tanto autoritaria, contrató a un violinista para hacer bailar a la tripulación, algo que no fue del todo bien recibido. Aunque el bienestar de sus hombres tampoco debía traerle de cabeza, y eso de nuevo lo deja escapar en su propio libro. Pues, tras ser abandonados por los amotinados trataron de aprovisionarse en Tofoa, donde fueron sorprendidos por indígenas hostiles, que mataron a John Northon. Sin embargo, olvida pronto este fallecimiento, congratulándose varias veces de que en su travesía en bote llegaron todos sanos y salvos. Y eso que Northon se sacrificó para que Bligh pudiera huir. Fue quizá este paternalismo despreocupado y autoritario, que revelaba el profundo desprecio que sentía por la chusma, unido al goce paradisíaco que les permitió disfrutar en tierra, lo que condujo al motín.

Hasta la página 173 este es un habitual relato de viajes de la época, no muy distinto de los que podemos leer de Cook o Malaspina, es decir, relato de peripecias navales y descripciones superficiales de culturas y países exóticos, ocupando buena parte del texto la narración de la convivencia de Bligh con los tahitianos, y el comportamiento poco fiable de éstos, pues eran bastante aficionados al hurto, y sólo amables cuando el europeo porta armas de fuego. Es entonces cuando se narra, con viveza, el motín, y aventura las posibles causas de éste: la vida gozosa y las mujeres tahitianas. A partir de ahí Bligh narra la asombrosa navegación que llevó a dieciocho hombres, sin agua ni alimentos, sin cartas de navegación, ni armas, en un frágil bote, a lo largo de cuatro mil millas hasta llegar a Timor, colonia holandesa. Se puede concluir que Bligh era un grandísimo marino, pero un capitán despistado. Que le preocupaba más su prestigio que su misión y que, no siendo demasiado blando ni demasiado duro, no supo cuándo ser una cosa y cuándo otra.

 La verdadera historia del motín de la Bounty. Ediciones del Viento. 288 págs. 20,50 €. Comprar libro.

Los buenos fantasmas. Lady Mary. Margaret Oliphant

Unos años antes de que Oscar Wilde publicara el célebre cuento del pobre fantasma de Canterville, Margaret Oliphant ya le había dado la vuelta a la tortilla del relato gótico de apariciones. Ahora, el fantasma es el protagonista, y no el espectador de espectros. Escritora innovadora y delicada, cualidades que ornan Lady Mary, a esta breve novela sin embargo le falta tensión en una trama en la que la bondad y la fidelidad de una ahijada hacia su tutora arrastran a Lady Mary de vuelta al mundo de los vivos para reparar un despiste testamentario que dejó a la buena muchacha en la calle. Con este punto de partida no se explota un relato eminentemente benéfico, encantador y dulce, en el que la tensión viene impuesta por la incomunicación que ya padecía Lady Mary en vida y que se agrava por su ectoplasmática condición. Si buscan una lectura ligera, correcta y bella, ésta es la suya.

Del paraíso al infierno. La verdadera historia del motín de la Bounty. William Bligh