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Jacqueline Van Maarsen recuerda su amistad con Ana Frank seis décadas después
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Jacqueline Van Maarsen recuerda su amistad con Ana Frank seis décadas después

Jacqueline Van Maarsen fue la mejor amiga de Ana Frank entre 1941 y 1942, cuando ambas tenían 12 años y compartían la angustia de la ocupación

Jacqueline Van Maarsen fue la mejor amiga de Ana Frank entre 1941 y 1942, cuando ambas tenían 12 años y compartían la angustia de la ocupación nazi de Holanda entre juegos y la lectura de historias de aventuras, una experiencia que recuerda seis décadas después en el libro "Me llamo Ana, dijo, Ana Frank".

Esa fue la frase con la que, según recordó Van Maarsen en una entrevista con Efe, comenzó una "intensa amistad" entre dos niñas que estudiaban en el Liceo Judío de Amsterdam y que no volvieron a verse tras la desaparición de Ana el 6 de julio de 1942.

Jacquelin Van Maarsen es la "Jopie" que aparece en el famoso diario de la niña holandesa convertida en símbolo del Holocausto y se decidió a publicar sus recuerdos por primera vez en el 2003 para "poner en cierta perspectiva la veneración que hay en torno a Ana".

La editorial Marenostrum publica ahora para España y América Latina este trabajo, que también se convertirá en película en el 2010 y que Van Maarsen quiere que sirva no sólo para recordar a Ana Frank, sino para describir los problemas de una familia durante la guerra.

La autora describe su infancia, marcada por la doble identidad de un padre holandés y judío, que nunca pensó que los nazis irían tan lejos, y una madre francesa y católica, que era más pesimista y que, a espaldas de su marido, convenció a un oficial alemán de que su familia era católica, lo que les evitó una muerte casi segura.

Jacqueline supo de la muerte de su amiga años después por medio Otto Frank, el padre de Ana, quien le entregó la carta de despedida que ambas amigas habían prometido dejarse si se separaban.

La carta, fechada el 25 de septiembre de 1942, termina así: "Jackie, espero que estés bien, espero recibir pronto de ti señales de vida y hasta pronto. Tu mejor amiga, Ana. P.S. Espero que hasta que nos volvamos a ver sigamos siendo siempre las mejores amigas".

Van Maarsen explica que aquel tiempo fue "tan triste que después de la guerra quise olvidarlo todo. Esto no significa que quisiera olvidar mi amistad con Ana, sino que no quise hablar de ello".

No obstante, "como se hablaba tanto de ella y se hizo tan famosa, se mantuvo viva en mi memoria, a lo que hay que sumar que aquellos años, y especialmente el año de amistad con Ana, fueron muy intensos, de manera que era muy difícil no tenerla presente".

La publicación, en los años 80, de una edición crítica del diario de Ana Frank en la que se revelaba su identidad, fue lo que decidió a van Maarsen a "hacer algunas puntualizaciones sobre el número creciente de personas que decían haber conocido a Ana, cuando yo sabía a ciencia cierta que se trataba de una falsedad".

Estas puntualizaciones le generaron enemistades y el recelo de la propia Fundación Ana Frank, que no cuenta con ella para hablar de su experiencia, ya que, según comenta con indisimulada sorna, "tienen otra gente que sabe mucho de la guerra, mucho más que yo".

Van Maarsen es conferenciante pese a todo, principalmente en Alemania, donde "tienen muy presente lo que pasó y los jóvenes quieren saberlo todo sobre lo que ocurrió en la generación de sus abuelos", curiosidad e interés que, dice, no se da en su país.

"En Holanda quedó después de la guerra el antisemitismo que fomentaron los alemanes", lamenta Van Maarsen, quien pese a declararse convencida de la bondad de las personas, dice ser "pesimista" ante el futuro, porque "el racismo y el antisemitismo siguen existiendo".

"Que las sociedades hayan avanzado no quiere decir que estén vacunadas contra estas cosas. Hay que recordar que Alemania era una sociedad muy culta y preparada cuando pasó lo que pasó", añade.

Sobre la película que rodará el cineasta holandés Ben Verbong y que girará en torno a sus vivencias familiares, espera que "se respeten los hechos históricos y que los personajes no sean diferentes, ni hagan cosas diferentes a lo que fue la realidad".

"Por ejemplo, espero que no salga mi madre en 1944 poniendo una taza de café, porque no teníamos café", afirma.

Jacqueline Van Maarsen fue la mejor amiga de Ana Frank entre 1941 y 1942, cuando ambas tenían 12 años y compartían la angustia de la ocupación nazi de Holanda entre juegos y la lectura de historias de aventuras, una experiencia que recuerda seis décadas después en el libro "Me llamo Ana, dijo, Ana Frank".