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Razón contra la sinrazón
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Razón contra la sinrazón

Este es, ante todo, un libro de filosofía; concretando, es una compilación de artículos filosóficos de muy diversa índole y muy distintas épocas, desde un diálogo

Este es, ante todo, un libro de filosofía; concretando, es una compilación de artículos filosóficos de muy diversa índole y muy distintas épocas, desde un diálogo sobre la utopía cristiana a un glosario cómico de términos filosóficos y, por supuesto, textos de lo que todavía algunos llaman “filosofía pura”, publicados entre 1974 y 1997. Es decir, que a las dificultades intrínsecas del género se añaden la diversidad de procedencias e intenciones, lo que convierte a Por qué tengo razón en todo en una lectura complicada, que como toda lectura filosófica exige perseverancia y formación. El lector, antes de tomar un libro de este tipo, debe tener razones suficientes para creer, antes de comenzar a leer, que el esfuerzo merecerá la pena. Afortunadamente, con Leszek Kolakowski puede estar tranquilo. Este compendio de ensayos no le aportará respuestas novedosas, pero sí una colección de respuestas que la filosofía de hoy ofrece a los problemas contemporáneos.

El gran filósofo polaco garantiza solidez en los planteamientos y las argumentaciones, como no podía ser menos en alguien que ha obtenido premios tan prestigiosos como el Jurzykowski, el Pen Club de Polonia , el Kluge de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y el Premio Jerusalén de Literatura en 2007 por su “lucha por la libertad del individuo en la sociedad”. Pero, además, Kolakowski es un gran escritor, que enluce sus escritos con una afilada ironía. Es de los pocos filósofos capaces de arrancar una sonrisa al lector -aunque son muchos los que lo intentan, ya lo encontramos en el Teeteto de Platón-, y además sin perder en ningún momento la solidez de la argumentación. Una de las víctimas de su acerado (mal) humor fue E. P. Thompson, a quien contestó con la carta que cierra y da nombre a esta antología.

Aunque el origen de la disputa fue una más bien anodina rencilla entre intelectuales -que, en el caso del socialista británico, llegó hasta cien páginas-, a través de ella alcanzamos algunos de los temas con los que Kolakowski ha erigido su formidable sistema filosófico -sistema ‘asistemático’, que se dice-. Ante todo, bueno sería recordar su obra magna, Las principales corrientes del marxismo, editada por Alianza en 1980, que analiza el camino recorrido por el marxismo desde el plano teórico hasta el práctico de los diversos gobiernos soviéticos, que sufrió en sus carnes hasta que, en 1968, logró salir de Polonia. El estudio pormenorizado del marxismo y su desarrollo histórico y social le llevó, más allá de la crítica al totalitarismo comunista -para lo cual no necesitó estudiar teoría alguna-, a la indagación de sus raíces mitológicas.

Así, su investigación le reveló que el marxismo no difiere mucho de la religión -también pura mitología-, pero es que es, además, una mala religión. Ello le llevó a rastrear las raíces del cristianismo y, por ende, de la cultura europea. A partir de ahí, Kolakowski se ha erigido como crítico insobornable de la cultura occidental, tanto de las utopías cristiana o comunista, como de la Ilustración. Su pensamiento puede resumirse en el lema que sirvió a Goya para titular su celebérrimo grabado: “el sueño de la razón produce monstruos”. Para Kolakowski, el mundo ideal que prometen el cristianismo o el comunismo o los ilustrados de ayer y hoy es imposible, por razones estructurales. De hecho, los totalitarismos derivan del intento de crear sociedades libres, igualitarias y justas. Pero la utopía sí tiene una utilidad, en cuanto idea regulativa: mostrar el camino hacia un lugar que, siendo inalcanzable, merece la pena ir.

Este es, ante todo, un libro de filosofía; concretando, es una compilación de artículos filosóficos de muy diversa índole y muy distintas épocas, desde un diálogo sobre la utopía cristiana a un glosario cómico de términos filosóficos y, por supuesto, textos de lo que todavía algunos llaman “filosofía pura”, publicados entre 1974 y 1997. Es decir, que a las dificultades intrínsecas del género se añaden la diversidad de procedencias e intenciones, lo que convierte a Por qué tengo razón en todo en una lectura complicada, que como toda lectura filosófica exige perseverancia y formación. El lector, antes de tomar un libro de este tipo, debe tener razones suficientes para creer, antes de comenzar a leer, que el esfuerzo merecerá la pena. Afortunadamente, con Leszek Kolakowski puede estar tranquilo. Este compendio de ensayos no le aportará respuestas novedosas, pero sí una colección de respuestas que la filosofía de hoy ofrece a los problemas contemporáneos.