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Sebastián Castella corta una oreja imposible a un manso
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Sebastián Castella corta una oreja imposible a un manso

Sebastián Castella cortó una oreja, trofeo que parecía imposible, a un toro manso, con el que estuvo muy firme y montándose en él, en la tradicional

Foto: Sebastián Castella corta una oreja imposible a un manso
Sebastián Castella corta una oreja imposible a un manso

Sebastián Castella cortó una oreja, trofeo que parecía imposible, a un toro manso, con el que estuvo muy firme y montándose en él, en la tradicional Corrida de la Prensa celebrada el jueves en Madrid, festejo que no dio nada más de sí en ninguno de los otros toros. Volvió a fallar la Corrida de la Prensa, tradicionalmente gafada en el tema ganadero. Y eso que este año se ensayaba una nueva fórmula, con seis toros de la misma ganadería, a diferencia de las ediciones anteriores que fueron seis de seis, generalmente a cual más peor. Hoy en esa línea, sin embargo, se ha salvado en parte por la interesante actuación de Castella en el cuarto.

Fue lo único reseñable de la tarde, una faena que abrió con dos pases cambiados por la espalda y que basó en la firmeza y el querer a toda costa, montándose materialmente en el toro, que siempre fue a su aire, medio "rajado" y buscando la salida para irse. Algo así como sacar agua de un pozo completamente seco. Muy encima siempre el torero, le obligaba tapándole la huida, al tiempo que le acompañaba los viajes. Las series cortas, de dos o a lo sumo tres y el de pecho, en función de la mínima codicia que lució el toro. Un simulacro de parón con el toro ya agonizante y cuatro adornos más.

Faena más que nada inteligente, que los eternos protestones del tendido "siete" no consideraron suficiente para el trofeo. Castella, al oír a los disconformes, entregó la oreja a uno de sus subalternos, sin llegar a pasearla en la vuelta al ruedo. El resto de la corrida no dio nada de sí, por las circunstancias apuntadas de la suma escasez del ganado. El mismo Castella se vio impotente, sin toro, en el soso y parado primero, con el que no obstante trató por todos los medios de justificarse.

Serafín Marín, podría decirse que quedó prácticamente inédito. Sin toros no se puede hacer el toreo. Su primero se movió algo, pero sin ninguna emoción, tragándose los pases de uno en uno y sin terminar de humillar. Con el quinto, corto de embestida, sin "chispa", insistió en un trasteo tan largo como anodino. A Perera le faltó también material. Su primero, soso y embistiendo al paso, provocó las iras del llamado respetable, que increpó duramente al "palco" por no devolverlo. Y aunque el sexto bis tuvo algo más de fuerza, sin embargo tampoco tomó el engaño con clase ni codicia. Perera puso ganas, pero hasta ahí.

Sebastián Castella cortó una oreja, trofeo que parecía imposible, a un toro manso, con el que estuvo muy firme y montándose en él, en la tradicional Corrida de la Prensa celebrada el jueves en Madrid, festejo que no dio nada más de sí en ninguno de los otros toros. Volvió a fallar la Corrida de la Prensa, tradicionalmente gafada en el tema ganadero. Y eso que este año se ensayaba una nueva fórmula, con seis toros de la misma ganadería, a diferencia de las ediciones anteriores que fueron seis de seis, generalmente a cual más peor. Hoy en esa línea, sin embargo, se ha salvado en parte por la interesante actuación de Castella en el cuarto.