La Sexta 'crucifica' al PP en la noche electoral pese a ser entregada por Rajoy a Planeta
El especial conducido por Antonio García Ferreras y Ana Pastor se anotó el liderazgo de la noche con un 16% de cuota de pantalla y un minuto de oro por encima de los cuatro millones de espectadores
A principios de año, con José Manuel Lara todavía vivo, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el ministro de Industria, José Manuel Soria, se desplazaron hasta Barcelona, a la sede del grupo Planeta, a pedir una rebaja en el tono editorial de laSexta y para tratar de frenar el eco de Podemos y de Pablo Iglesias y CIA en los programas de la cadena. La número dos del Gobierno mediaba así para negociar una 'pax audiovisual' en pleno año electoral y con un concurso de seis nuevos canales de televisión en el horizonte como expectativa de premios y castigos a las dos cadenas que forman el duopolio televisivo. Pero virar en el posicionamiento ideológico de la hermana pequeña de Antena 3 hubiera sido un negocio muy poco rentable para Lara, que fallecería poco después sin dar respuesta a las aspiraciones del Gobierno. El mismo Gobierno que había favorecido al principio de la legislatura –y en contra del criterio de Competencia– la fusión de laSexta con Antena 3.
En un año de duras expectativas para el PP –acrecentadas incluso tras los resultados de este domingo–, el Gobierno ha recogido de las televisiones más situadas en la izquierda política el castigo de la audiencia… a través de los votos. laSexta, y el especial conducido por la pareja Antonio García Ferreras y Ana Pastor, anotaron un 16% de share como primera opción informativa de la noche electoral con un minuto de oro por encima de los cuatro millones de espectadores. La visión más implacable con el Ejecutivo y con el PP se llevó el gato al agua en prime time, por delante de la versión su 'hermano mayor'. Antena 3 sumó sólo un 7,2% de cuota de pantalla pese a su enorme despliegue informativo y pese a ser la única televisión de ámbito nacional que difundió –al cierre de las urnas– un macrosondeo elaborado por Gad 3. El malestar de Moncloa con el grupo televisivo es mayúsculo, según reconocen fuentes del sector audiovisual.
Y todo en un contexto en el que la gestión del Ejecutivo sobre Radio Televisión Española ha conducido a la televisión pública a una situación de irrelevancia informativa en una noche de tan alto impacto como la de este domingo, en la que la debacle electoral y la sensación de derrota fueron relatadas con toda su crudeza por las televisiones privadas.
Los recortes presupuestarios, la decisión de no sumarse a la encuesta elaborada por TNS-Demoscopia para las cadenas autonómicas de la FORTA, la idea de prescindir por primera vez de Ana Blanco para el especial de la noche electoral o la supresión de las desconexiones territoriales reclamadas por los sindicatos de RTVE para revitalizar los centros territoriales y fomentar el servicio público… Un cóctel de desaciertos en la planificación elaborada por el equipo de José Antonio Álvarez Gundín, director de informativos de TVE, hicieron que el especial electoral de La 1 quedase relegado incluso por debajo de las televisiones autonómicas. El programa, conducido por Sergio Martín y María Casado, registró un pobre 8% de share y 1.373.000 espectadores.
Y es que, el espacio a medias entre Ferreras y Pastor reunió todos los elementos necesarios para 'achicharrar' al Partido Popular en una de sus noches de pasión y agonía electoral. Desde la selección de los tertulianos –con Javier Aroca, Eduardo Inda pidiendo la dimisión de Rajoy y el periodista Ignacio Escolar llamando 'condesa' a Aguirre– pasando por las conexiones con Génova y los análisis críticos de la periodista Cristina Pardo o el difícil papel del 'popular' Manuel Cobo en la mesa de análisis, moderada por Ana Pastor. El prime time de laSexta fue implacable con las siglas de la gaviota elevando el malestar gubernamental en vísperas de la próxima resolución del concurso de canales.
En el Partido Popular siempre se han mostrado abiertamente críticos con el papel desempeñado por esta cadena, a la que consideran que contribuyeron a salvar en su momento. Hay que recordar que el Gobierno de Rajoy flexibilizó en agostó de 2012 las condiciones que fijó la Comisión Nacional de la Competencia para permitir la fusión entre Antena 3 y laSexta. Una decisión contraria a la unión de ambos operadores o la imposición de unas condiciones más exigentes que hicieran inviable que se produjera la misma, habría acabado con el cierre de laSexta, que se evitó para garantizar el pluralismo televisivo.
Pero las quejas del Ejecutivo no sólo han ido en dirección a la cadena de San Sebastián de los Reyes. A lo largo de los últimos meses, en Moncloa también se han quejado del trato recibido por Cuatro –la antigua cadena del grupo Prisa que fue comprada por Mediaset–. Como reconoció Paolo Vasile en la última junta general de accionistas de la cadena, el Ejecutivo ha mostrado “nerviosismo y hostilidad hacia los medios de comunicación y muy especialmente si son libres y no se vinculan a ningún partido político, viejo o nuevo”. En este sentido, el programa electoral dirigido por Juan Pedro Valentín en Cuatro obtuvo un 4,3% y 727.000 espectadores de media.
Así las cosas, este jueves concluye el plazo dado a las operadoras de televisión para presentar sus ofertas al próximo concurso de licencias convocado por el Gobierno. Cada operador podrá aspirar a un máximo de dos canales –uno en alta definición y otro en calidad estándar– en un proceso que quedará resuelto a la vuelta del verano, justo antes de la finalización de la legislatura. Algunas voces dentro del Gobierno creen que es ahí donde Moncloa debe pagar lo que ha recibido por parte de laSexta y de la familia Lara y resarcirse así del trato dispensado.
A principios de año, con José Manuel Lara todavía vivo, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el ministro de Industria, José Manuel Soria, se desplazaron hasta Barcelona, a la sede del grupo Planeta, a pedir una rebaja en el tono editorial de laSexta y para tratar de frenar el eco de Podemos y de Pablo Iglesias y CIA en los programas de la cadena. La número dos del Gobierno mediaba así para negociar una 'pax audiovisual' en pleno año electoral y con un concurso de seis nuevos canales de televisión en el horizonte como expectativa de premios y castigos a las dos cadenas que forman el duopolio televisivo. Pero virar en el posicionamiento ideológico de la hermana pequeña de Antena 3 hubiera sido un negocio muy poco rentable para Lara, que fallecería poco después sin dar respuesta a las aspiraciones del Gobierno. El mismo Gobierno que había favorecido al principio de la legislatura –y en contra del criterio de Competencia– la fusión de laSexta con Antena 3.
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