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Guerra de trincheras en RTVE por el control de la información
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PSOE Y PP PUGNAN CONTROLAR LA CASA EN VÍSPERAS DE LAS ELECCIONES

Guerra de trincheras en RTVE por el control de la información

Génova descuelga del teléfono. “Otra vez ese Fran Llorente. Le quedan dos telediarios. Que si los profesores en Madrid, que si las bondades del 15-M. ¡Le

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Guerra de trincheras en RTVE por el control de la información

Génova descuelga del teléfono. “Otra vez ese Fran Llorente. Le quedan dos telediarios. Que si los profesores en Madrid, que si las bondades del 15-M. ¡Le está haciendo la campaña a Rubalcaba! Algo tendremos que hacer”. La voz resuena en la planta noble de RTVE. Un consejero designado por el PP escucha, asiente y comparte. Y además ahora tiene las claves de la red para revisar las noticias y la escaleta del informativo. ¿Por qué no echar un vistazo y evitarse otra desagradable sorpresa? El episodio, fabulado, lo hizo verosímil el propio Consejo de la Corporación al darse permiso el pasado miércoles para acceder a los contenidos informativos de la casa. La profesión periodística, recorrida por recortes de empleo y malas gestiones empresariales, no podría atravesar horas más bajas ni estar en peores manos.

El último episodio de esta historia arranca el 20 de julio. Había dimitido Alberto Oliart como cabeza visible de RTVE. El Consejo decidió ese día cubrir el vacío con una presidencia rotatoria mensual entre los miembros del cónclave. Más importante, acordó asumir el control ejecutivo de la empresa, reteniendo las competencias del presidente. “Desde ese día no dejan de tocar los cojones. Los directivos están hartos de los consejeros, que están encima de su trabajo todo el día”, explican fuentes de la Corporación al más alto nivel. “La cosa ha explotado por el inews [el sistema interno donde editores y redactores cuelgan las noticias], pero podía haberlo hecho por cualquier otra cosa. Es el último ejemplo del clima de control que se ha establecido por PP y PSOE en los últimos tiempos”, remachan con resignación.

Y es que parecía un sueño hecho realidad. Las huestes de Manuel Esteve (PP) o Miguel Ángel Sacaluga (PSOE), consejeros de larga trayectoria en la casa pero también de indudable filiación política, ganaban peso en la toma de decisiones a meses vista de las elecciones. Los dos grandes partidos pasaban al comando sin el estorbo de un presidente que, al menos, debe guardar las formas de neutralidad. Tras la salida de Oliart, barra libre. El acuerdo tácito entre socialistas y populares cambiaba el equilibrio de fuerzas en el sínodo y resquebrajaba sin solución el conocido como G-6, el núcleo duro formado por los seis consejeros progresistas (PSOE, IU, ERC y los dos de los sindicatos) que hasta entonces había marcado el paso en la casa. “No sé cuál es el pacto, pero desde entonces PP Y PSOE lo votan todo juntos”, añaden fuentes internas de la Corporación.

En su apuesta por la censura previa también estaban unidos, pese a que es difícil decir quién ha demostrado un mayor distanciamiento con la realidad. Mal cálculo del PP, que vio la posibilidad de sacar adelante una propuesta ya clásica de su consejera Cháro López Miralles. ¿Acaso un exceso de celo de la vocal a la hora de contentar a sus jefes en Génova? Casi peor el fariseísmo del PSOE, que hizo campaña a favor del acceso al inews y luego se abstuvo para salvar la cara al saber que la medida salía adelante sin sus votos. Al menos eso se desprende de las palabras del consejero de CiU, Josep Manuel Silva, que justificó su sí porque le había convencido Sacaluga. Todo un dato sobre la capacidad del nacionalista para formar criterio. Las abstenciones de ERC y CCOO sólo se explican desde la poco altura de miras de sus representantes. Al menos el sindicalista Héctor Maravall tuvo ayer la vergüenza torera de dimitir.

Pelea a muerte por salir en la foto

Este periódico ya adelantaba en abril el cambio de guardia que estaba teniendo lugar en la televisión pública. Los populares ponían entonces en marcha entre ocho y diez grupos de trabajo para establecer las líneas maestras que regirían la Corporación bajo el eventual gobierno de Mariano Rajoy. Los cuatro consejeros del PP y otras figuras relevantes de dentro y fuera de la casa abanderaban una iniciativa tutelada en primera persona por la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal. Ya hay en marcha ideas, como recuperar parte de la publicidad en RTVE. Nadie en la casa está al margen de las nuevas tensiones. Desde los ajenos que buscan amigos de otro cuño hasta los propios que toman posiciones y miran con recelo las veleidades del PP en las comunidades en que ya gobierna. Quieren su premio.

Los propios consejeros saben de lo precario de su situación. No en vano seis miembros del cónclave continúan en el cargo pese a que su mandato vencía en enero de 2010. Esteve y Jesús Andreu (PP), Mari Cruz Llamazares (PSOE), el propio Silva (CiU), Francesc Bellmunt (ERC) y Santos Ruesga (UGT) están en el descuento. Claro que siempre se puede prolongar su estancia en la casa. “Las elecciones son a finales de noviembre y el Consejo tardará algún tiempo en cambiar. El modelo rotatorio en marcha puede durar entre seis meses y un año”, se explica desde la cúpula de la Corporación. Algunos consejeros ya han demostrado que no son altruistas. El cónclave ya elevó en 2009 una consulta a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) para interesarse por si, aprovechando la entrada en vigor de la nueva ley de financiación, los seis consejeros salientes podían continuar hasta 2012.  

Génova y Ferraz se escandalizaban el miércoles por la decisión de los suyos en el Consejo. “Nos enteramos por los teletipos”, se aseguraba desde la dirección del PP. E incluso se incidía en el error táctico de la medida, que podría servir de coartada al adversario para blindarse ante cualquier crítica de manipulación durante la campaña electoral. En todo caso, las sedes centrales de los partidos tampoco son inocentes, aunque sea por omisión consciente. No en vano la situación de interinidad de los consejeros y la ausencia de presidente enlazan con la incapacidad de PSOE y PP para acordar nuevos inquilinos para Prado del Rey. Pensaron que no les iba mal con el status quo. Y un día los hijos se tomaron la justica por su mano.

Génova descuelga del teléfono. “Otra vez ese Fran Llorente. Le quedan dos telediarios. Que si los profesores en Madrid, que si las bondades del 15-M. ¡Le está haciendo la campaña a Rubalcaba! Algo tendremos que hacer”. La voz resuena en la planta noble de RTVE. Un consejero designado por el PP escucha, asiente y comparte. Y además ahora tiene las claves de la red para revisar las noticias y la escaleta del informativo. ¿Por qué no echar un vistazo y evitarse otra desagradable sorpresa? El episodio, fabulado, lo hizo verosímil el propio Consejo de la Corporación al darse permiso el pasado miércoles para acceder a los contenidos informativos de la casa. La profesión periodística, recorrida por recortes de empleo y malas gestiones empresariales, no podría atravesar horas más bajas ni estar en peores manos.

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