Perro y móvil, por C. Albarado
Tener hijos, y educarlos, requiere esfuerzo y dinero. Es más cómodo comprarse un perro, animal al que puedes controlar con poco esfuerzo
Estimado director,
creo que, en Madrid, el número de perros cuadruplica al de niños menores de cuatro años. A mi juicio, es una prueba de la sociedad egoísta y hedonista que se ha creado en España. Tener hijos, y educarlos, requiere esfuerzo y dinero. Es más cómodo comprarse un perro, animal al que puedes controlar con poco esfuerzo. Incluso con ninguno, cuando defeca en la acera y el dueño pasa de recoger los excrementos.
El uso de la correa elástica que llega a alcanzar 8 metros de longitud y la dependencia —casi absoluta— que tienen los jóvenes del móvil ha generado en las aceras y paseos un extraño ser, robot o muñeco animado, que absorto en su aparato, deja que su "juguete" se mueva a placer. Y obliga a los viandantes a desvíos, giros y saltos, con gran peligro de su vida por caída o invasión de la calzada. El robot, ajeno a todo, sigue su paseo, cabizbajo... pero feliz.
Carlos Albarado
Estimado director,