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China responde con un escudo anti-misiles

EEUU instala nuevas armas en el Pacífico para disuadir a China

La creciente tensión en la región de asiapacífico está haciendo que las dos grandes potencias inviertan miles de millones en armamento con el objetivo de controlar la zona

El sistema antimisiles THAAD. (Wikipedia)

China y EEUU siguen tomando medidas en previsión de un posible conflicto en la zona del pacífico. EEUU anunció recientemente un plan de 27.000 millones para reforzar sus capacidades armamentísticas en la región. Ahora, China ha respondido con una nueva prueba de lo que será su próximo escudo antimisiles.

Según el Ministerio de Defensa Nacional chino, este domingo se realizó con éxito una prueba de su nuevo escudo antimisiles en fase intermedia. Aunque no hay muchos datos, se cree que un primer misil se lanzó desde el Centro Espacial de Taiyuan, en Shanxi, seguido poco después por otro misil interceptor lanzado desde Korla, en Xinjiang. China lleva a cabo estas pruebas regularmente, la última tuvo lugar en febrero del año pasado. Y según los funcionarios chinos, se realiza con fines meramente defensivos y no está dirigida a ningún país en concreto.

Pero según recoge el medio oficialista chino Global Times, los expertos en defensa del país asiático afirman que esta prueba es una demostración de la fiabilidad del escudo antimisiles de China ante las amenazas de los estadounidenses. Como el Sentinel, un moderno misil balístico intercontinental nuclear y el despliegue de misiles balísticos de medio alcance (aproximadamente entre 1.000 y 3.000 km) en la región de Asia-Pacífico.

El nuevo escudo antimisiles chino

Las trayectorias de vuelo de los misiles balísticos se suelen clasificar en tres fases: la fase de impulso, la fase intermedia y la de reentrada. La primera comienza con el lanzamiento del misil y su entrada en una órbita alrededor de la Tierra.

En la fase intermedia, la que dura más tiempo, el misil se mueve a gran velocidad fuera de la atmósfera terrestre moviéndose hacia el objetivo. Cuando llega a él entramos en la fase terminal o de reentrada, en la que el misil vuelve a entrar en la atmósfera desde el espacio y vuela hasta su destino. Esta última fase es la más corta y puede durar menos de un minuto.

Según los expertos, a nivel tecnológico es fácil interceptar un misil balístico en la primera fase porque el misil está todavía cerca del suelo y no ha alcanzado su máxima velocidad. Pero la dificultad está en acercarse lo suficiente al lugar de lanzamiento, que suele estar muy protegido. En la fase final, el misil cae en picado y su velocidad es tan alta que dificulta enormemente la intercepción. Además, los países están desarrollando misiles hipersónicos que pueden deslizarse cambiando su trayectoria en pleno vuelo durante la reentrada, lo que los hace todavía más difíciles de alcanzar.

Interceptar un misil balístico intercontinental en fase intermedia tampoco es fácil porque estos aparatos se desplazan a mucha velocidad a una gran altura, aseguran los analistas. Según los expertos consultados por el Global Times, un escudo para interceptar misiles en esta fase consta de dos partes: un propulsor y un interceptor. Aunque según sostienen, la pieza central es el satélite de alerta y detección temprana que cuenta con el apoyo de los radares de monitoreo de largo alcance y un sistema de comandos altamente eficiente.

China, como es habitual, no ha dado demasiados detalles sobre su nuevo sistema, pero un informe del Pentágono de 2021 asegura que está desarrollando una defensa antimisiles de varios niveles. Los militares americanos afirman que están creando su propio sistema de misiles tierra-aire llamado CH-AB-X-02 (HQ-19) y un vehículo para interceptar misiles en fase intermedia que se habría utilizado en esta prueba.

The War Zone asegura que estos misiles antibalísticos podrían servir también para defenderse de los satélites. Pero según el medio americano, el hecho de que las pruebas estén siendo tan espaciadas —han tenido lugar en 2010, 2013, 2014, 2018, 2021 y 2022— les hace pensar que no tienen prisa y que el ritmo de desarrollo por el momento es moderado.

El plan de 27.000 millones de los EEUU

Las nuevas pruebas del escudo antimisiles chino podrían estar relacionadas con los últimos movimientos de EEUU en región del pacífico. Esta es una de las zonas del mundo donde más tensión bélica se acumula teniendo en cuenta las pretensiones de China de reclamar Taiwán y las disputas entre Pekín y sus países vecinos en los mares de China sobre la soberanía de algunas islas.

Una ilustración del misil intercontinental Sentinel. (Wikipedia)

El pasado marzo, el Pentágono presentó un plan de 27.000 millones de dólares al Congreso para reforzar sus capacidades de disuasión en la región del Pacífico durante los próximos seis años. La Iniciativa de Disuasión del Pacífico, o PDI, como se ha llamado a este plan, busca impedir el avance chino y mantener la supremacía militar del ejército americano. El PDI quiere incorporar a su ejército defensas antimisiles con más capacidad, nuevos sensores espaciales y terrestres, así como nuevas formas de garantizar el acceso a los aeródromos, puertos y otras instalaciones de apoyo en previsión de futuras operaciones en la zona.

"El mayor peligro para el futuro de Estados Unidos sigue siendo la erosión de la disuasión convencional", decía uno de los documentos de presentación de la PDI al que tuvo acceso el medio japonés Nikkei Asia. "Sin una disuasión convencional válida y convincente, China se siente envalentonada para actuar en la región y a nivel mundial para suplantar los intereses de Estados Unidos. A medida que el equilibrio militar del Indopacífico se vuelve más desfavorable, EEUU acumula un riesgo adicional que puede envalentonar a los adversarios para que intenten cambiar unilateralmente el ‘statu quo’".

La defensa de la primera cadena de islas

Según el medio japonés, el documento pedía "el despliegue de una Fuerza Conjunta Integrada con redes de ataque de precisión al oeste de la Línea Internacional del cambio de Fecha a lo largo de la primera cadena de islas, una defensa integrada contra misiles aéreos en la segunda cadena de islas, y una postura de fuerza distribuida que proporcione la capacidad de preservar la estabilidad y, en caso necesario, dispensar y mantener las operaciones de combate durante períodos prolongados".

La primera cadena de islas a la que se refiere el documento incluye a Taiwán, Okinawa y Filipinas. Pekín, como apunta Nikkei Asia, quiere evitar el acceso a la zona de los estadounidenses y expulsar a sus fuerzas de los mares de China Oriental y Meridional.

La primera y la segunda cadena de islas.

El enfado de Pekín por estas medidas se une al que ya tenían después de que EEUU aprobara una posible venta de equipos y servicios militares a Taiwán por valor de 100 millones de dólares. El objetivo sería "sostener, mantener y mejorar" su sistema de defensa antimisiles Patriot. "Esta propuesta de venta sirve a los intereses nacionales, económicos y de seguridad de Estados Unidos al apoyar los esfuerzos continuos del receptor para modernizar sus fuerzas armadas y mantener una capacidad defensiva creíble", aseguraban en su momento desde la Agencia de Cooperación para la Seguridad de la Defensa del país americano.

Según apunta The War Zone, está última etapa de desarrollo armamentístico puede venir provocada por el fracaso del Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio, firmado con Rusia en 2019. Esto haría posible el despliegue en la región de armas que antes estaban prohibidas por el acuerdo.

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