Casas en Sidi Bou Said o los silos de Villacañas: por qué sus fachadas, a miles de kilómetros, son blancas y azules
Por todo el mundo pueden verse localidades repletas de fachadas pintadas de blanco y con detalles en azul. Esto es lo que ha unido durante años a un pueblo manchego y a otro tunecino
En Villacañas, un pueblo de 9.689 habitantes, ubicado en la provincia de Toledo (Castilla-La Mancha), hace años se podían encontrar hasta 1.700 silos (casas excavadas bajo tierra); pero en la actualidad la gran mayoría de ellos han desaparecido y, de los pocos que todavía sobreviven, tan solo pueden visitarse dos, declarados como Bien de Interés Cultural, y convertidos en museo etnográfico.
Estas viviendas destacan por estar construidas debajo de un terreno llano, pero en la superficie del mismo sobresalen pequeños muros que rodean su entrada, las chimeneas y las lumbreras (a través de las cuales se filtra la luz al interior). Pues bien, estos elementos que pueden verse fuera de los silos, también las paredes interiores, están siempre pintados de blanco y azul.
Eran los propios propietarios de los silos quienes los construían picando la tierra y encalando las paredes; también quienes pintaban algunos detalles de azul. El origen de estas viviendas se remonta al siglo XVIII, son únicas en Villacañas y fue entre las décadas de 1950 y 1960 cuando más llegó a haber. Sin embargo, el estigma social que sufrían los sileros (quienes las habitaban), junto con la llegada del sistema de alcantarillado, provocó su (casi) desaparición.
Son muchas las características de estas construcciones que las hacen únicas, desde su eficiencia energética y capacidad para mantener una temperatura constante a lo largo del año, hasta sus colores; ya que todas ellas están pintados de la misma manera: paredes blancas (cubiertas de cal) con líneas o detalles en azul añil. ¿A qué se debe esta homogeneidad? ¿Por qué todos los silos son iguales en cuanto a sus colores?
¿Paredes blancas? Sí, gracias
Los silos de Villacañas no son, ni mucho menos, las únicas construcciones pintadas de blanco y azul alrededor del mundo; Sidi Bou Said destaca precisamente por lo mismo. Las fachadas de las casas de esta localidad tunecina, al igual que las de los silos, o las de Santorini en el mar Egeo, son blancas y azules, y la elección de estos dos colores no es casual.
La cal tiene, fundamentalmente, tres beneficios: permite que las paredes "respiren", evita que alcancen altas temperaturas en verano e impide que proliferen bacterias y moho
Teresa Aparicio, historiadora, explica en su visita guiada a los silos el motivo por el que tanto en Villacañas, como en muchos otros municipios, pintan las fachadas de algunos edificios con cal blanca, una tradición prácticamente extinta. Y es que la cal tiene, fundamentalmente, tres beneficios: permite que las paredes "respiren", evita que alcancen altas temperaturas en verano e impide que proliferen bacterias y moho.
Los beneficios de la cal en las paredes son tales que, por eso, se pintan con este material en zonas en las que las temperaturas son muy elevadas en verano y tienen un clima húmedo por encontrarse cerca del mar o bajo tierra.
Ahora bien, ¿por qué se combina el blanco con el azul añil?
Azul, el "complemento" ideal
Para hablar del origen de los silos hay que remontarse al siglo XVIII y, entonces, según Teresa Aparicio, la pintura azul era el resultado de mezclar azurita, un carbonato de cobre; con aglutinantes oleosos, extraídos de plantas oleaginosas como el girasol o la colza. Con esta combinación de elementos, se genera un pigmento azul con propiedades fungicidas y tóxicas para los insectos.
De esta manera, elaboraban la pintura azul que utilizaban en las fachadas de los silos hasta el siglo XIX y el objetivo de su uso era evitar que los insectos se colasen dentro de estas viviendas. No obstante, la tradición ha permanecido hasta nuestros días por el resultado estético, a pesar de que ahora se utilicen pinturas comunes, carentes de estas propiedades fungicidas.
Sin embargo, este no es el único motivo por el cual, a lo largo de la historia, los marcos de las ventanas o las puertas se han pintado de azul. Otra de las causas es que era el único color de pintura que llegaba a muchas poblaciones costeras hace decenas de años para poner a punto las embarcaciones. Por tanto, con la sobrante, pintaban estos detalles.
"Unidas" durante años por los colores que predominaban en sus calles con el objetivo de hacer de sus viviendas espacios más eficientes y ecológicos
En algunos países, está extendida la creencia de que el color azul no espanta solo a los insectos, sino también a los espíritus malignos y, por tanto, protege a los hogares de estos.
Aunque más de 2.000 kilómetros separen a Villacañas de Sidi Bou Said, estas dos localidades han estado unidas durante años por los colores que predominaban en sus calles con el objetivo de hacer de sus viviendas espacios más eficientes y ecológicos.
En Villacañas, un pueblo de 9.689 habitantes, ubicado en la provincia de Toledo (Castilla-La Mancha), hace años se podían encontrar hasta 1.700 silos (casas excavadas bajo tierra); pero en la actualidad la gran mayoría de ellos han desaparecido y, de los pocos que todavía sobreviven, tan solo pueden visitarse dos, declarados como Bien de Interés Cultural, y convertidos en museo etnográfico.