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Jordi Querol: "La libertad de la vejez es un regalo porque puedo decir lo que pienso sin que me despidan"
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Entrevista

Jordi Querol: "La libertad de la vejez es un regalo porque puedo decir lo que pienso sin que me despidan"

El arquitecto y escritor de más de una docena de libros reflexiona a sus 86 años sobre la vejez en su última publicación cuando ya lleva años perteneciendo a este grupo social al que es capaz de encontrarle grandes ventajas

Foto: Jordi Querol. (Cedida)
Jordi Querol. (Cedida)

Jordi Querol (Barcelona, 1938) ha publicado más de una docena de libros sobre urbanismo, pero en esta ocasión, a sus 85 años y con todo el peso de la sabiduría y la experiencia a sus espaldas ha decidido cambiar el tema de su escritura y en febrero de 2024 ha publicado Reflexiones para envejecer con plenitud (Libros Cúpula). Él, que cumplió los 86 años el mes en el que lanzó su libro, se considera ya un veterano "en el club de la vejez" y fue eso, junto con sus experiencias, los aprendizajes que ha recibido a lo largo de su vida, haber vivido la tristeza de enterrar a algunos de sus amigos, docenas de anécdotas... lo que le ha motivado a escribir este libro.

El arquitecto, que no ha parado de trabajar durante toda su vida (aunque asegura que también se lo ha pasado muy bien), ha sido vicepresidente del Consejo Europeo de Arquitectos, presidente del Consejo Rector de la Cooperativa Jordi Capell, presidente de la demarcación de Barcelona del Col.legi d’Arquitectes de Catalunya (COAC) y profesor de urbanismo en la Escuela de Arquitectura de La Salle en Barcelona hasta que cumplió los 65 años y lo jubilaron, muy a su pesar.

placeholder 'Reflexiones para envejecer con plenitud'. (Libros Cúpula)
'Reflexiones para envejecer con plenitud'. (Libros Cúpula)

No todas las vejeces son iguales, tampoco lo son las personas y esto es algo que ha querido dejar muy claro Jordi Querol en su libro en el que defiende que esta etapa vital puede ser muy satisfactoria si sabes cómo disfrutar de ella.

PREGUNTA. Los inconvenientes de la vejez son obvios, pero, ¿tiene alguna ventaja?

RESPUESTA. Yo le veo bastantes ventajas a la vejez, pero para mí hay una que es fundamental: la libertad. La libertad como concepto de vida. La libertad es absoluta en la vejez, yo ahora continúo madrugando, pero podría dormir hasta las 11:30 horas, no existen horarios, ni jefes... Con mis pólizas de seguros y los cuatro ahorros que tengo voy viviendo perfectamente.

Esta libertad es espectacular, claro, mi abuela cuando se jubiló, a los 69 años, ella era maestra nacional y directora de una escuela de primera enseñanza en el barrio de Hostafrancs, también tuvo libertad, pero esta libertad solo le duró un año porque se murió a los 70. ¿Ahora qué pasa? Que esta libertad te puede durar tranquilamente 30 años.

La libertad de la que yo gozo en mi vejez es un regalo porque puedo hacer, con educación, lo que quiera. Puedo decir exactamente lo que pienso y esto en otras épocas de mi vida era imposible porque te podías quedar sin trabajo.

Y la segunda cosa que también la pondría como una de las grandes ventajas de llegar con buena salud a la vejez es tu experiencia, sabes muchas cosas. Es decir, ya te disgustas menos, tienes una coraza, ya te decepcionan muy pocas cosas porque ya has vivido, ya sabes que la vida es difícil, que hay muchas envidias... La experiencia te ayuda muchísimo a vivir con plenitud.

P. Pero coincidirás conmigo en que no todo en esta etapa vital es positivo...

R. Naturalmente que la muerte de un amigo no vale la experiencia. Cuando entierras a un amigo te duele porque parte de tu vida también la estás enterrando. Y hay amigos a los que te sabe muy mal perderlos porque ya no puedes hablar de aquellas cosas que solo podías hablar con él. Por ejemplo, si tú has hecho las milicias universitarias en Sevilla con un amigo y este amigo se muere, aquellas anécdotas de Sevilla ya no las puedes hablar con nadie más.

P. ¿Vivimos en una sociedad edadista?

R. Sí, el edadismo es muy desagradable, es una gran frivolidad, mucha gente comete fallos contra la vejez y no se dan cuenta. Sin embargo, déjame contarte una cosa que viene al caso con tu pregunta, hoy he leído en el anuncio de un periódico que una empresa de modelos buscaba a personas mayores con el pelo blanco para hacer unos castings y me ha parecido una ilusión brutal que una empresa de modelos, que hasta hace poco consideraban a una chica de 25 años algo mayor, esté buscando a personas mayores.

"El edadismo está muy presente y cuando más me molesta es cuando está institucionalizado; es decir, que viene, por ejemplo, de un banco que no presta dinero a personas de más de 80 años"

Sin embargo, y volviendo a tu pregunta, el edadismo está muy presente y cuando más me molesta es cuando está institucionalizado; es decir, que viene, por ejemplo, de un banco que no presta dinero a personas de más de 80 años, eso me pone muy nervioso. O cuando las universidades, escuelas privadas, jubilan a sus profesores con 65 años, a mí me pasó en La Salle de Barcelona.

Al cumplir 65 años me jubilaron, fue una absoluta tontería por parte de esta universidad porque yo cada año explicaba mejor que el año anterior, el programa de intelectual era lo mismo, yo tenía más experiencia y lo sabía explicar mejor, lo cual era beneficioso para los alumnos y me jubilaron, yo era una criatura, hubiera podido dar clases de esta materia durante 20 años más.

P. Defiendes en tu libro eliminar la edad de jubilación obligatoria, ¿cierto?

R. La jubilación temprana todo el mundo la entiende con oficios que tienen que ver con tus meniscos y con tu musculatura, con tu estructura ósea, es decir, un albañil que ha de subir las escaleras con sacos de cemento, se tiene que jubilar joven porque le hace falta energía para poder cumplir con las obligaciones innatas al oficio que él escogió, un policía, un taxista... Pero, ¿un intelectual?, ¿un catedrático? Que tú jubiles a una persona a los 65 años... Si es una criatura, ¡cuidado!, con el cerebro claro.

Es más, toda la gente mayor que se la juega en un estrado, en una sala de conciertos o incluso un escritor, cuando empieza a notar las primeras patinadas, o sea, que el cerebro ya no le funciona, a los tres segundos se jubila él mismo. Yo el día que note que mentalmente me está pasando algo te garantizo que yo me jubilaré; pero si no, yo hubiera podido continuar dando clases hasta los 86. No puedes jubilar a personas porque tienen 70 años en según en qué oficios para los que no hace falta la fuerza física, solo la intelectual.

P. ¿Qué propones para acabar con el edadismo?
R. Las personas mayores tendríamos que ser más valientes, tendríamos que salir más a las palestras públicas. Te voy a contar una anécdota que tiene mucha gracia. A mí, hace unos meses, me invitaron al programa de Salvados y mi sobrina, a raíz de mi intervención en este programa, me envió unas publicaciones de Instagram de chicas muy jóvenes que felicitaban a Jordi Querol. A mí me hizo mucha ilusión, pero el común denominador de estas felicitaciones era que no hablaban de lo que había dicho, de los conceptos que yo había dejado claros sobre el tema; sino que subrayaban que pudiera hablar tan bien a mi edad. Es decir, más que analizar el fondo, les sorprendía que pudiera razonar tan bien con 85 años.

Y yo no me considero una persona singular, la media docena de amigos íntimos que nos reunimos mensualmente para comer, somos de la misma división, somos igual de inteligentes, igual de informados, no me siento un viejo superdotado en absoluto. Entonces, quizá, tendríamos que denunciar que no se haga tanta foto de persona vieja y pelo blanco dando de comer a las palomas en la Plaza de Cataluña porque esta es una imagen que puede hacer daño. ¿Por qué no se hacen más fotos de ancianos esquiando en Baqueira o dando un concierto en una sala?

placeholder Jordi Querol en 'Salvados'. (La Sexta)
Jordi Querol en 'Salvados'. (La Sexta)

Se tiene un concepto de la vejez de deterioro, de personas que ya no razonan. Quizá los poderes públicos son los que nos tienen que ayudar, aparte del esfuerzo individual que cada uno de nosotros puede hacer al respecto. Yo ya lo acabo de hacer publicando este libro diciendo cuatro verdades sobre quiénes somos los ancianos, pero el estado quizá tendría que hacer fotografías de acciones de ancianos que no tienen nada que ver con los parques ni las palomas y así nos ayudarían.

P. ¿De qué manera puede ayudar a esto el estado?

R. Tendría que ayudar, a través de las asociaciones de ancianos, subvencionar en estos centros donde los ancianos de cada pueblo se reúnen clases de informática. Muchos ancianos, sobre todo en los ambientes rurales de España, pierden el tren debido a que actualmente, si no tienes un ordenador, una tableta o un móvil, estás fuera de contexto.

Pero claro, para mí que soy arquitecto, pues me es muy fácil de entender la tableta, pero si has cultivado fresas toda tu vida, es más difícil de entender un ordenador. Yo creo que esta brecha generacional de los jóvenes y de los viejos se está acentuando debido a que al viejo le da pereza comprarse el ordenador y se lo tendría que comprar, yo lo aconsejo.

P. ¿Hasta qué punto crees que puede mejorar la vida de una persona mayor tener acceso a un ordenador y habilidades tecnológicas?

R. Yo, por ejemplo, no tengo economía para comprarme cada día seis periódicos, yo me compro La Vanguardia en papel porque es una tradición de mi abuela, de mi madre y después la continué yo, pero leo online, o sea yo leo seis periódicos cada día, pero claro, para eso tengo que tener un ordenador.

Después, en este ordenador, cuando estoy escribiendo, veo noticias de otras cosas. Yo estoy al día, sé lo que está pasando en Estados Unidos y en Ucrania. Si no, estás fuera de juego.

P. He leído también en tu libro que se tiende a generalizar a las personas mayores y a hablar de ellas como un grupo de personas con las mismas características…

R. Esta manía que tiene la gente de hablar en general… La generalización con respecto a los viejos es que están enfermos o están ya fuera de juego. Se tendría que saber de una vez por todas que en un autobús del Imserso, aparte de que hay una cosa común que es que el autobús huele a Réflex, todos aquellos séniors son absolutamente distintos, al igual que son distintos todos los niños de las guarderías infantiles que hay en Barcelona o en Jaén, y al igual que son distintas todas los personas que en este momento están bajando por una calle de Londres montados en un autobús rojo.

Todo el mundo es distinto, heterogéneo y diverso. Una persona que ha nacido con pocos, digamos, talentos mentales o con poca inteligencia, que siempre ha sido el segundo de la clase y, además, ha sido antipático, cuando llega a viejo es un viejo insoportable. Al otro lado hay gente talentosísima, que tienen un talento tremendo.

Otra cosa que también hay en este libro que a mí me parece que es interesante es que una persona que ha sido un gran abogado continúa siendo un jurista toda su vida, una persona que ha sido médico, pues siempre será un gran médico y una persona que sea arquitecta en el fondo, por más que se te terminen los clientes, siempre tiene unos pinceles y unos acrílicos para hacer un cuadro. ¿Qué pasa cuando tu personalidad laboral ha sido ser policía, taxista o bombero? Hay otras profesiones...

P. ¿Qué ocurre en esos casos?

R. Cuando un bombero se jubila, ya no puede jugar a ser bombero. Pero claro, este bombero que se jubila a los 60 años, a los 62, tiene por delante 30 años más, así que has de inventar otra vida para ti porque empieza otra vida. En cambio, mi vida a los 86 años tiene mucho que ver con mi vida a los 16 porque siempre he estado dibujando y pintando en la galería de mi casa y ahora que esta galería de mi casa continúa siendo la galería de mi casa, yo continúo pintando.

Yo creo que el estado tendría que inventar, al igual que en las motos es necesaria la ITV y en los edificios el informe técnico de la construcción, unos cursos, no obligatorios, pero sí que existieran por voluntad propia, para descubrir, al igual que al hacerte un análisis de sangre descubren tus tasas de triglicéridos, colesterol... cuál es el talento que no has descubierto a lo largo de tu vida para que puedas desarrollarlo en la vejez.

O sea que hay cosas que hacer y con la imaginación, la voluntad, los presupuestos y si el Estado reserva algo para comprar ordenadores se pueden conseguir. Además, pasa una cosa, cuando tú desarrollas una buena vejez, que es a lo que yo intento ayudar con mi libro, tú estás ayudando a la sociedad.

P. ¿La sociedad de la que hablas es mejor ahora que hace años?

R. Me da la impresión de que yo dejo a mis nietos una sociedad mucho mejor tecnológicamente y hospitalariamente que la que tenía yo a su edad, pero me parece que en otros aspectos vuestra sociedad es un desbarajuste. Necesitaríamos pelearnos menos, tomarnos los temas con calma, poner en nuestros Consejos de Administración de Empresas a algunos ancianos...

P. ¿Y las ciudades son lugares seguros para los ancianos?

R. La ciudad es donde más gente mayor hay y el tema de que vayan los patinetes y las bicicletas por las aceras es muy peligroso porque una caída a los 30 años es muy distinta a una caída a los 85.

Yo vivo en el Ensanche en Barcelona y soy un enamorado del Ensanche porque he nacido y me he hecho viejo aquí; yo lo adoro porque ha acabado siendo, sin querer, una zona (la que se encuentra a la izquierda) en la que hay multitud de edificios que son como grandes residencias; pero con diversidad, todo el mundo está mezclado, y eso es lo bonito.

"En el edificio donde yo vivo, domina bastante la ancianidad, pero también hay chavales jóvenes en el ascensor, a lo mejor no hablas con ellos, pero ves a una persona joven, es bonito mezclarte, y esto la ciudad de Barcelona lo tiene"

En el edificio donde yo vivo domina bastante la ancianidad, pero también hay chavales jóvenes en el ascensor, a lo mejor no hablas con ellos, pero ves a una persona joven, es bonito mezclarte y esto la ciudad de Barcelona lo tiene. Hay mucha diversidad, mucha mezcla y esto te ayuda mucho a desaparecer de este mundo, a despedirte.

Yo cuando veo el mundo nórdico edificando unos edificios arquitectónicamente muy bonitos, llenos de madera, pero donde toda la gente es vieja... A mí no me gusta estar segregad por mi edad. No estoy cómodo cuando todo el mundo es viejo, a mí me gusta la mezcla, la diversidad da unas conversaciones mucho más agradables que el estar en una residencia en la que todo el mundo tiene el pelo blanco.

P. ¿Por qué nos da tanto miedo envejecer? ¿Tiene algo que ver con la muerte?

R. Yo aquí soy excepcional. Me parece que soy excepcional porque en conversaciones noto que hay gente que la muerte no la tiene asumida, y yo la tengo muy asumida. Se tendría que hablar más de la muerte porque es un hecho tan absolutamente evidente, fatal y cósmicamente aceptado que quien no la quiera aceptar se lo tiene que hacer mirar por un psicólogo.

Yo tengo la muerte tan asumida que el otro día llamé a Urgencias porque me dolía el pecho y pensaba que tenía un infarto, la sensación que yo tuve cuando vino la ambulancia a buscarme fue que me estaba muriendo y me sabía mal morirme porque mi mujer tiene Parkinson y le hago falta. Sin embargo, lo que no me gusta de la muerte son según qué despedidas de este mundo porque son absolutamente injustas.

Eso sí, te da rabia porque este mundo es una delicia, hoy mismo pasear por Barcelona con este cielo azul es una delicia. Yo he disfrutado mucho en este mundo y por eso te sabe mal irte, pero una cosa es que te sepa mal irte y otra distinta que no lo aceptes.

Lo peor que tiene en todo caso la muerte es cuando a una persona le llega y cuando mira hacia atrás no está contento de lo que ha hecho en su vida. Esa muerte ha de ser horrorosa. Yo no solamente estoy contento de lo que he hecho con mi vida, sino que te tengo que decir que me he divertido mucho.

P. Por último, ¿se puede vivir de la misma manera el amor cuando tienes 30 años que 80? ¿Se ama de la misma manera?

R. El sentimiento del amor, el sentimiento del deseo en la ancianidad continúa.

En la adolescencia no sabes nada del amor, pero físicamente es tu mejor momento y cuando ya lo sabes todo, cuando ya tienes todas las técnicas asumidas para ser feliz y hacer feliz a tu pareja se te ha pasado la vida.

Jordi Querol (Barcelona, 1938) ha publicado más de una docena de libros sobre urbanismo, pero en esta ocasión, a sus 85 años y con todo el peso de la sabiduría y la experiencia a sus espaldas ha decidido cambiar el tema de su escritura y en febrero de 2024 ha publicado Reflexiones para envejecer con plenitud (Libros Cúpula). Él, que cumplió los 86 años el mes en el que lanzó su libro, se considera ya un veterano "en el club de la vejez" y fue eso, junto con sus experiencias, los aprendizajes que ha recibido a lo largo de su vida, haber vivido la tristeza de enterrar a algunos de sus amigos, docenas de anécdotas... lo que le ha motivado a escribir este libro.

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