Una china explica cómo se hizo amiga de un ladrón por ser hija de monje Shaolín

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Los turistas suelen ser las primeras víctimas de robos en las grandes ciudades, ya sea porque pasean distraídos haciendo turismo o porque no conocen las técnicas de los ladrones oriundos, que se aprovechan de ello. Y, por mucho que se diga que Europa es una zona muy segura, los turistas no se libran de los pequeños robos.

Lily es una ciudadana china que viajaba por Europa con su hermana para ir a la boda de una amiga en común, cuando fueron las víctimas de un casi robo, que no llegó a completarse. Como cuenta en un vídeo en TikTok, gracias al entrenamiento Shaolin de Lily, la joven supo salir airosa de la situación. Tanto es así, que ella y el ladrón ahora son amigos y se mensajean por WhatsApp.

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P. Díaz

Lily y su hermana cogieron un taxi en París para acudir a la estación de trenes y tomar un tren hasta Londres. En un momento del trayecto, ambas se dieron cuenta de que el coche “no estaba yendo a la estación de tren”. El conductor del taxi, en una mezcla de francés e inglés, les dio a entender que pretendía asaltarlas, por lo que ambas mujeres entraron en pánico.

Acabó conquistando a su ladrón

Pero en ese momento, Lily cuenta que recordó “una enseñanza” de su padre. La joven relata que, “desde los dos hasta los doce años”, entrenó para entrar en el templo Shaolín. Su padre también era monje Shaolín y, aunque Lily acabó con esa tradición de su familia, las enseñanzas de su progenitor perduraron en su mente. Una de esas enseñanzas de artes marciales fue conocer “el poder más poderoso”.

“El poder más poderoso reside en la mente, y si al otro no lo puedes derrotar, lo vas a asustar”, le recomendó su padre cuando era una niña. Como relata Lily, el conductor del taxi les contó que era “de Senegal, y que él y sus amigos amaban robar a las turistas chinas”. En ese momento de pánico, a Lily no se le ocurrió otra cosa que responderle que “amaba los cuchillos”. Es más, la joven china le detalló al conductor que, de pequeña, la habían criado “a lo cuchillera” en Argentina y, “ciudad a la que iba, adquiría algún cuchillo para emplearlo en alguna jubilada”.

Para rizar más el rizo y hacer este relato creíble, Lily le preguntó al conductor senegalés si quería ver su colección de cuchillos, al tiempo que acompañaba sus palabras con un gesto como de sacar un cuchillo de la chaqueta. Parece que esto fue suficiente para que el taxista las dejase en la estación, no sin antes mantener una breve charla con Lily.

Aprendió la importancia del equilibrio mental y la calma, incluso ante el miedo

“Cuando llegamos a la estación, el conductor se quedó parado delante de mí, y me dijo que, si no llego a estar yo, él le hubiera robado a su hermana”, recuerda Lily las palabras chocantes del conductor. A continuación, el senegalés procedió a darle el número de teléfono a la joven, y un apretón de manos. Lily afirma que aceptó el número y el apretón de manos, que hizo lo más fuerte que pudo para “ser consistente con su relato”.

A este apretón de manos, el ladrón senegalés le dedicó unas últimas palabras a Lily: “Peligro, me caes bien”, para estupefacción de la joven. Y cuando parecía que la historia había acabado, otro ladrón se acercó a la puerta del conductor del taxi y, aprovechando que el trabajador se encontraba fuera, le robó el teléfono móvil. Lily todavía no se explica por qué ayudó al senegalés a recuperar su teléfono, y resulta que ahora son amigos. La moraleja que extrae Lily de su vivencia es: “no le robes a las turistas chinas que pueden ser hijas de maestros Shaolín”.