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¿Una Navidad 'diferente'? Cómo gestionarla psicológicamente si os acabáis de divorciar y tenéis hijos
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UN "DUELO EN LA SOMBRA"

¿Una Navidad 'diferente'? Cómo gestionarla psicológicamente si os acabáis de divorciar y tenéis hijos

Si habéis vivido una separación en los últimos meses, estáis nerviosos y no sabéis cómo gestionar las reuniones familiares que vienen, aquí van los consejos de dos psicólogas para que todo marche bien

Foto: Foto: iStock.
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Ya lo dice el dicho: "¿Qué tal la Navidad? ¿Bien o... en familia?". A pocos días de la cena de Nochebuena, los hogares españoles se preparan para la Navidad con los nervios y las emociones a flor de piel. Habrá casas en las que la felicidad esté servida gracias sobre todo a los más pequeños, auténticos protagonistas de estas fiestas que aglutinarán la atención y los cuidados de los demás. Pero habrá otras en las que, por desgracia, no habrá risas ni cánticos, puesto que también es la época del año en la que más se siente la ausencia de los seres queridos que ya no están. Cuando pensamos en ese modelo de 'navidades diferentes' nos vamos a la tragedia que supone haber perdido a un familiar o amigo, pero también hay otro tipo de duelo, el amoroso, que puede haber sido experimentado recientemente como fruto de una separación o un divorcio.

"Siempre, por estas fechas, nos preguntan por cómo gestionar las navidades cuando has perdido a un ser querido por fallecimiento, pero el duelo de una ruptura también es muy grave y latente, aunque no sea tan visible. Es como un duelo en la sombra", asegura Mónica Pereira, psicóloga del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (COP), nada más descolgar el teléfono y preguntarle sobre aquellas personas que se han separado de sus parejas después de varios años de relación. En la sombra porque posiblemente no se tome tan en serio como la muerte de un familiar o ser querido. Sin embargo, si ha sido una ruptura dolorosa, y encima con niños de por medio, la situación puede ser más que comprometida a la hora de reunir a todos en la mesa y celebrar la Navidad. Especialmente si el padre o madre se ha despegado de manera abrupta de la familia, lo más seguro es que este año haya un cruce de miradas incómodas, opiniones de terceros a destiempo y malísimas expectativas en torno a qué papel cumplir ahora que lo que estaba unido se ha roto.

Ante todo, calma. Como aconseja por su parte Loreto Barrios, psicóloga madrileña, hay que hacer un ejercicio de autoconocimiento y reflexión propia sobre qué papel quieres asumir. "A veces nos sentimos obligados a acudir a determinadas citas por presión y deseabilidad social", expresa. "Pasar más tiempo del que realmente quieres o tener una vinculación mayor de la esperada puede llevarnos a situaciones indeseadas". La especialista en salud mental recurre al histórico médico Paracelso para dar a entender que "no hay sustancias venenosas de por sí, sino dosis venenosas". Aplicándolo al seno familiar, "tú mismo has de conocerte y conocer a los demás lo suficiente como para saber qué dosis de familia te puedes permitir mientras todavía la disfrutas".

"En todas las rupturas ambas partes se sienten abandonadas, incluso para el que ha detonado la situación porque la esperaba o deseaba"

Por tanto, ante todo y en primer lugar, analizar la situación de una manera objetiva. Cada divorcio o separación es un mundo y hay muchos factores que mejoran o empeoran la situación. En España se han registrado en el último semestre de 2023 un total de 24.404 demandas de disolución matrimonial y la duración media de un matrimonio está en torno a los 16 años, según el INE. Por tanto, si recientemente has o habéis tomado la decisión, no estás solo y, por fortuna, el divorcio está más despojado de todos los malos prejuicios del pasado, estando mucho más normalizado.

Qué pasa con los niños

Lo que más interfiere en el clima familiar y en la actual relación de las dos exparejas puede que sean los motivos que llevaron la relación al colapso. Según la Asociación Española de Abogados de Familia, "el desgaste, el alejamiento y la falta de comunicación que lleva el estrés provocado por la crianza de los hijos y el trabajo" es la causa más común por la que rompen los matrimonios españoles, seguido de "el desenamoramiento, la infidelidad y las dificultades económicas". Por tanto, en la mayor parte de los divorcios entran los hijos como protagonistas, y la relación con ellos del padre o de la madre se vuelve muy delicada, más en estas fechas tan señaladas. ¿Cómo proceder para que en la medida de lo posible no les salpique el drama de la separación y puedan vivir una Navidad lo más armoniosa posible?

"Hay que diferenciar el rol de marido del rol de padre, los hijos corren el riesgo de desarrollar un trauma que afectará a toda su vida adulta"

Más allá de la tristeza o la angustia, la ira es la emoción más común que siente alguien cuando vive un divorcio. A pesar de tener una fuerte connotación negativa, en realidad y como expresa Barrios, "es un sentimiento que te emplaza a la acción", lo único que está mal dirigida. "En todas las rupturas ambas partes se sienten abandonadas, incluso para el que ha detonado la situación porque la esperaba o deseaba", asegura la psicóloga. "El malestar va a estar ahí, y vas a tener que procesarlo de manera interna y con madurez. Es tiempo de hacer autocrítica, ya que si lo que haces es esconderte partes de ti mismo que te avergüenzan y solo proyectas fuera de ti la culpa al otro, corres el riesgo de quedarte atascado ahí. Entonces, la herida seguirá abierta, y será un duelo sin cerrar".

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Y esa ira, en última instancia y por desgracia, acabará mostrándose con los hijos. "Muchas parejas que se separan pretenden convencer, ya sea de manera consciente o inconsciente, a sus hijos de que su padre o madre es mala persona", asegura Pereira por su parte. "Hay que diferenciar el rol de marido del rol de padre y el rol de esposa del rol de madre, puesto que los hijos corren el riesgo de desarrollar un trauma que afectará a toda su vida adulta y a las futuras relaciones afectivas que tengan con los demás". En lo que coinciden las dos psicólogas es que "los niños son como esponjas", por lo que no cuentan con la inteligencia suficiente como para discernir quién es el bueno y el malo. La situación se puede agravar si uno de los dos pasa más tiempo y acaba criticando demasiado al otro, ya que entonces estará forzando a que la otra parte de la unidad familiar cada vez se separe más y más de ellos. "Al no saber mejorar la situación, se van desligando poco a poco".

Como recalca Barrios, "los niños son lo más plástico que hay a nivel de emociones". Por ello, si tú vives con angustia ese reencuentro con el padre o la madre, ellos también lo experimentarán así. "Un clásico de padres divorciados es convencer a su hijo de que la situación está bien porque ahora va a tener dos casas o dos familias, pero si la situación la están viviendo de una manera dramática, ellos acabarán por interiorizarla de esta forma". Una posición en la que coincide Pereira, que recomienda que si se quiere estar presente de manera emocional en la cena de Navidad (y no presencial por motivos obvios), lo que hay que hacer a la hora de comunicarse con el pequeño es mostrarse "positivo y resaltando las ventajas" aunque sea actuando, puesto que también implica un gran dolor emocional para los padres no poder pasar la Navidad con sus hijos. "Tú puedes llorar antes o después, pero nunca durante el tiempo que dure esa llamada", aconseja Pereira.

Ya lo dice el dicho: "¿Qué tal la Navidad? ¿Bien o... en familia?". A pocos días de la cena de Nochebuena, los hogares españoles se preparan para la Navidad con los nervios y las emociones a flor de piel. Habrá casas en las que la felicidad esté servida gracias sobre todo a los más pequeños, auténticos protagonistas de estas fiestas que aglutinarán la atención y los cuidados de los demás. Pero habrá otras en las que, por desgracia, no habrá risas ni cánticos, puesto que también es la época del año en la que más se siente la ausencia de los seres queridos que ya no están. Cuando pensamos en ese modelo de 'navidades diferentes' nos vamos a la tragedia que supone haber perdido a un familiar o amigo, pero también hay otro tipo de duelo, el amoroso, que puede haber sido experimentado recientemente como fruto de una separación o un divorcio.

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