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¿Qué hay en el interior de la Luna? Los científicos, por fin, llegan a una conclusión
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¿Qué hay en el interior de la Luna? Los científicos, por fin, llegan a una conclusión

Un estudio publicado hace poco aclara que el satélite tendría un núcleo interno de hierro rodeado de un manto más o menos fluido, de ahí la existencia de cráteres en su superficie

Foto: Foto: Instituto de Tecnología Harbin.
Foto: Instituto de Tecnología Harbin.

Se ha especulado mucho sobre lo que aguarda en el interior de la Luna. No es para menos, nuestro satélite y fiel escudero en nuestra travesía por el universo representa la cara más visible del espacio exterior, y también la cara más oculta, que diría Pink Floyd. Y, por ello, a pesar de ser el único cuerpo celeste que hemos literalmente pisado, la Luna está cargada de misterios aun sin resolver.

Aunque cada vez los estudios de astronomía afinan más el tiro a la hora de revelar los grandes secretos que descansan sobre y bajo la superficie selenita. El último de ellos fue un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature el pasado mes de mayo, el cual concluye que, tal y como se pensaba, el interior de la Luna está formado por un gran núcleo con una densidad similar a la del hierro, rodeado de una superficie más líquida o fluida similar a la del manto terrestre.

"Poco después de su formación, la Luna tenía un poderoso campo magnético que comenzó a disminuir hace unos 3.200 millones de años"

"Nuestros resultados cuestionan la evolución del campo magnético lunar gracias a que hemos demostrado la existencia de que posee un núcleo interno, y apoyan la teoría del vuelco global del manto", sostiene Arthur Briaud, astrónomo del Centro Nacional Francés de Investigación Científica en Francia, en declaraciones recogidas por Science Alert. "Se trata de un escenario que aporta avances sustanciales en el conocimiento de la cronología del bombardeo lunar en los primeros mil millones de años del Sistema Solar".

Núcleo, manto y corteza

Vayamos por partes. El equipo analizó los datos sísmicos de la superficie lunar para saber qué grado de movimiento existía entre el manto, la parte interna que hay entre su corteza y el núcleo. De esta forma, analizando esas ondas, se puede intuir qué tipo de material, si líquido o sólido, recorre el interior del cuerpo celeste, para luego crear un mapa detallado. Hasta ahora, los modelos recogidos por la misión Apolo apuntaban a la existencia de un núcleo externo más o menos fluido, pero también dejaban abierta la posibilidad de que dentro de esta capa hubiera un núcleo completamente líquido.

El núcleo externo tendría un radio de unos 362 kilómetros y su núcleo interno alrededor de 250, es decir, un 15% del radio total de la Luna

Briaud y su equipo recopilaron datos de todas las misiones espaciales y de experimentos láser de alcance para tener toda la información disponible, como su densidad, el grado de interacción gravitacional con la Tierra o la propia distancia variable con nuestro planeta. Así, llegaron a una serie de conclusiones de lo más relevantes. Como habíamos mencionado, el interior lunar se rige por el fenómeno del vuelco global del manto. Esto implica que el material más denso dentro de la Luna es atraído hacia el núcleo, y el menos denso asciende hacia arriba. De ahí que en su superficie existan tantos cráteres debido a una fuerte actividad volcánica que hizo que el satélite expulsara materiales ricos en hierro, es decir, los más densos.

Foto: El módulo lunar del Apollo 17. (NASA)

De esta forma, llegaron a la conclusión de que el interior lunar es muy similar al terrestre: posee una capa exterior más fluida (manto) y un núcleo interno sólido compuesto por materiales muy densos como el hierro. Además, pudieron aportar datos concluyentes sobre cada una de las dimensiones de estas capas. El núcleo externo tendría un radio de unos 362 kilómetros y su núcleo interno alrededor de 250 kilómetros, es decir, un 15% del radio total de la Luna, por lo que el porcentaje restante correspondería a su manto y corteza. Del mismo modo, el núcleo tiene una densidad de aproximadamente 7.822 kilos por metro cúbico, lo que corresponde casi a la densidad del hierro.

"Sabemos que poco después de su formación, la Luna tenía un poderoso campo magnético que comenzó a disminuir hace unos 3.200 millones de años", concluye Briaud. "Tal campo magnético se genera por movimiento y convección en el núcleo, por lo que el material del núcleo es profundamente relevante para saber cómo y por qué desapareció dicho campo magnético".

Se ha especulado mucho sobre lo que aguarda en el interior de la Luna. No es para menos, nuestro satélite y fiel escudero en nuestra travesía por el universo representa la cara más visible del espacio exterior, y también la cara más oculta, que diría Pink Floyd. Y, por ello, a pesar de ser el único cuerpo celeste que hemos literalmente pisado, la Luna está cargada de misterios aun sin resolver.

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