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¿De dónde viene eso de "truco o trato" que dicen los niños en la noche de Halloween?
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¿De dónde viene eso de "truco o trato" que dicen los niños en la noche de Halloween?

Aunque cada vez más pequeños se disfrazan de la mismísima muerte y esperan golosinas por dar un buen susto a los adultos, Halloween no siempre tuvo un significado tan dulce

Foto: Escena de la película Hocus Pocus, en la que unos niños acuden a una casa al grito de "Truco o trato" durante la noche de Halloween.
Escena de la película Hocus Pocus, en la que unos niños acuden a una casa al grito de "Truco o trato" durante la noche de Halloween.

Otro mes de octubre va llegando a su fin mientras asoman los gestos que simbolizan ese cierre. Mientras los adultos, especialmente las mujeres, acuden a los cementerios a limpiar y dejar flores a sus muertos, cada vez más pequeños se disfrazan de la mismísima muerte y esperan recompensa por dar un buen susto a todos los adultos que entre tantas flores un Drácula en miniatura les pillará desprevenidos.

A través de la pantalla y los libros, Halloween se ha expandido fuera del país en el que tomó su forma de fiesta popular. Además de calabazas talladas con ojos y bocas, telarañas, calaveras y un largo etcétera de decoración, hordas de niños disfrazados caminan por las calles de cualquier ciudad o pueblo de Estados Unidos al grito de "¡Truco o trato!". Seguro que a estas alturas ya estás pensando en alguna escena de tu película favorita para esta época del año. Pero, ¿de dónde viene ese dicho que ya a nadie se le escapa?

Foto: Fuente: Museo Nacional de Irlanda.

En esa misma escena que ahora tienes en mente, lo más probable es que aparezcan inmediatamente adultos desembolsando dulces a los niños que lo gritan: rara vez hay trucos de verdad, pero el trato es ese, un puñado de golosinas. Pero Halloween no siempre tuvo un significado tan dulce.

Cuestión de adaptación

Como explican en Mental Floss, durante el siglo XIX, los niños irlandeses y escoceses ya celebraban esta festividad, que conocían como Samhain, una palabra gaélica que significa "fin del verano". Para entonces, lo hacían "causando pequeños estragos (en su mayoría inofensivos) a sus vecinos: soplando humo de repollo a través del ojo de una cerradura para apestar la casa de alguien, asustando a los transeúntes con nabos tallados para que parecieran macabros…". De hecho, ya contamos en otro artículo cómo la famosa verdura que en la actualidad representa esta fiesta, en sus orígenes no fue la calabaza, sino el nabo.

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(Wikimedia)

"Los celtas creían que, a medida que pasáramos de un año a otro, los muertos y los vivos se superpondrían, y los demonios volverían a vagar por la tierra. Así que disfrazarse de demonios era un mecanismo de defensa", explica Rose Eveleth en Smithsonian. Asimismo, encendían hogueras y ofrecían comida como regalo, "con la esperanza de ganarse el favor de los espíritus de aquellos que habían muerto el año pasado", como destacan en National Geographic.

Con sus familias, algunos de aquellos niños emigraron a Estados Unidos a lo largo de dicho siglo, y se llevaron consigo sus juegos y travesuras. Desde el portal de History apuntan que los que habían llegado antes aceptaron y adoptaron la tradición. "Las letrinas derribadas y los huertos pisoteados pronto dieron paso a travesuras más violentas, como la vez en que una mujer de Kansas casi muere en un accidente automovilístico después de que unos niños frotaran cera de velas en las vías del tranvía", apuntan.

Remontándonos a la Edad Media

Y si de cánticos se trata, aún podemos remontarnos más en el tiempo, ya que durante la Edad Media, en el llamado Día de los Difuntos, en diferentes lugares de Europa la gente iba de puerta en puerta ofreciendo oraciones por los muertos a cambio de algo de comida o dinero.

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Aunque no está del todo demostrado que cómo podrían estar relacionadas ambas prácticas de visitar a los vecinos, desde National Geographic, Emily Martin destaca que en el libro Holiday Symbols and Customs, su autora Helene Henderson recoge una prueba de que ya en el siglo XVI era costumbre en Inglaterra que las personas sin recursos fueran a pedir por los portales el Día de los Difuntos. "En esa época, se volvió popular regalar a los niños (por caridad) pasteles con cruces encima llamados 'pasteles del alma' a cambio de oraciones".

El caso es que para cuando el siglo XX fue estableciéndose en la psique colectiva del país norteamericano, llegó la Gran Depresión. Y aunque pueda parecer que esto lo frenó todo, sucedió más bien lo contrario, porque era la única forma de evasión (y, de paso, si uno tenía suerte y llamaba a la puerta de una familia adinerada, de algo de comida).

Poco después, el racionamiento de azúcar detuvo temporalmente el "truco o trato" durante la Segunda Guerra Mundial, pero la tradición (y la frase misma) resurgió en la década de 1950. Para ese momento, la televisión había convertido la publicidad en un asunto mucho más masivo, así que solo hizo falta un poco de ayuda de las empresas fabricantes de dulces y algunos personajes de la industria del entretenimiento para el asunto comenzara a crecer sin límites.

Otro mes de octubre va llegando a su fin mientras asoman los gestos que simbolizan ese cierre. Mientras los adultos, especialmente las mujeres, acuden a los cementerios a limpiar y dejar flores a sus muertos, cada vez más pequeños se disfrazan de la mismísima muerte y esperan recompensa por dar un buen susto a todos los adultos que entre tantas flores un Drácula en miniatura les pillará desprevenidos.

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