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Halloween, arañas y serpientes: ¿por qué nos dan miedo unos animales y no otros?
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La realidad no supera a la ficción

Halloween, arañas y serpientes: ¿por qué nos dan miedo unos animales y no otros?

La investigadora Vanessa LoBue ha indagado sobre la relación de angustia y horror entre humanos y algunos animales concretos que durante el otoño, más que nunca, se deja entrever

Foto: Fuente: Stranger Things (Netflix)
Fuente: Stranger Things (Netflix)

Aún quedan dos semanas para Halloween, pero muchas personas llevan casi un mes celebrándolo. Este fulgor por entregarse al miedo que conlleva la idea de la muerte no es ninguna novedad en Estados Unidos, pero la popularización de su fiesta del “truco o trato” no deja de crecer en otros países, como el monstruo arácnido de la segunda temporada de Stranger Things. Aunque la cuarta temporada de la serie estadounidense no vaya a aparecer en nuestras pantallas durante esta ‘spooky season’, aquel año el equipo aprovechó el tirón de Halloween para mostrarnos unos capítulos que reforzaban, aún más, la cultura del terror a los monstruos de otra dimensión: insectos enormes, reptiles y arañas para recorrer las pesadillas de mayores y pequeños. ¿Por qué estos y no otros animales?

Mucho antes de que el 'Mind Flayer' apareciera sobre la ciudad ficticia de Hawkins o de que Eleven se enfrentara al 'Demogorgon', otras criaturas de apariencia similar fueron conformando esta mezcla de angustia y horror que de una forma u otra conforma muchos cerebros occidentales. La investigadora Vanessa LoBue ha indagado sobre esta relación entre humanos y algunos animales concretos que en el otoño, más que nunca, se deja entrever.

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LoBue explica en el portal de 'Psychology Today' que podría tratarse de un miedo heredado. “En mi laboratorio estudio el desarrollo del miedo y la ansiedad en bebés y niños pequeños. Para evocar miedo, utilizo la cosa más aterradora que puedo imaginar que sea segura y que no deje a los niños con una cicatriz de por vida: un coche teledirigido cubierto por una caja marrón, pero la caja marrón está diseñada para ocultar el coche de la vista y para sostener una araña de juguete gigante que está montada en la parte superior. Cuando el coche avanza, parece que la araña gigante se dirige hacia ti. La araña es bastante eficaz para inducir miedo y, por lo general, hace que los bebés (y a veces sus madres) salgan corriendo de la habitación”, cuenta, pero no sabía bien por qué.

Las picaduras de arañas rara vez matan

Según algunas investigaciones en los últimos años, las arañas supondrían una amenaza porque pueden hacernos daño. Sin embargo, apunta LoBue, la realidad está lejos de esta hipótesis: “De aproximadamente 38.000 especies de arañas en el mundo, solo el 0,1-0,3% representa una amenaza real para los humanos (Maretić, 1987; Gerdes et al., 2009). Y las picaduras de arañas rara vez causan la muerte (Forrester y Stanley, 2004), incluso en lugares como Sudamérica y Australia, que contienen algunas de las arañas más grandes y peligrosas del mundo”.

Lo mismo sucede con las serpientes. Pese al Basilisco al que se enfrenta Harry Potter y otras muchas serpientes que devoran personajes en la ficción, solo en Estados Unidos, “se estima que 13.000 personas resultan heridas por serpientes cada año, pero de esas lesiones, solo alrededor de seis resultan heridas de muerte”, recoge esta investigadora con datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades del país.

Descartada la opción de un temor por supervivencia innata, LoBue puso el ojo en la biología llevando a cabo una investigación en 2013 por la que demostró que “los adultos, niños e incluso los bebés detectan rápidamente la presencia de una serpiente o una araña en una serie de fotografías, más rápido que otros objetos”. Pero la idea del miedo como herencia genética llevó a otra, ya que esto no significa necesariamente que nazcamos con miedo.

Foto: El miedo es una sensación provocada por una sensación de peligro

El miedo de padres a hijos

Ella misma lo demostró llevando a niños pequeños a un espacio de laboratorio “con cuatro juguetes divertidos y cuatro animales vivos en pequeños terrarios: una serpiente, una tarántula, un hámster y un pez beta”. LoBue partió de la hipótesis de que “si nacemos con miedo a las serpientes y arañas, los niños pequeños deberían pasar menos tiempo interactuando con ellas que con los otros animales y juguetes”. Pero no fue así. Los niños preferían a los animales que a los juguetes. A todos los animales.

“Descubrimos que los padres no tienen muchas cosas buenas que decir sobre las serpientes y las arañas y usan un lenguaje mucho más negativo al hablar de ellas en comparación con otros animales"

Fueron los padres y madres los que mostraron miedo, alejando incluso a sus hijos de la serpiente y la araña. No era un gesto sino toda una conducta que corroboró más tarde al grabar a padres e hijos hablando sobre serpientes, arañas y otros animales en un paseo por un zoológico. “Descubrimos que los padres no tienen muchas cosas buenas que decir sobre las serpientes y las arañas y usan un lenguaje mucho más negativo y amenazante al hablar de ellas en comparación con los otros animales, y sabemos por otras investigaciones que el lenguaje negativo o amenazante puede hacer que los niños desarrollen miedos”.

No es por tanto un asunto genético sino cultural, que en la actualidad sigue presente en las historias que leemos o vemos en pantalla. Desde la serpiente bíblica en el Jardín del Edén y Medusa, la imagen de la mujer como un monstruo con serpientes en la cabeza, durante siglos el miedo occidental a través de animales se ha ido reforzando en base a estos seres vivos en una parte del mundo, mientras en otras como India son venerados.

Así que, a menos que vivas en Australia, ten en cuenta que, “después de todo, el idioma, la cultura y los medios populares parecen asegurarse de que heredemos nuestros miedos más básicos”. Si estos días encuentras una araña o serpiente cerca de ti ten precaución y protégete de posibles picaduras, pero no te creas un personaje de ficción. En este caso, la realidad no la supera.

Aún quedan dos semanas para Halloween, pero muchas personas llevan casi un mes celebrándolo. Este fulgor por entregarse al miedo que conlleva la idea de la muerte no es ninguna novedad en Estados Unidos, pero la popularización de su fiesta del “truco o trato” no deja de crecer en otros países, como el monstruo arácnido de la segunda temporada de Stranger Things. Aunque la cuarta temporada de la serie estadounidense no vaya a aparecer en nuestras pantallas durante esta ‘spooky season’, aquel año el equipo aprovechó el tirón de Halloween para mostrarnos unos capítulos que reforzaban, aún más, la cultura del terror a los monstruos de otra dimensión: insectos enormes, reptiles y arañas para recorrer las pesadillas de mayores y pequeños. ¿Por qué estos y no otros animales?

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