¿El agua de tu frigorífico sabe mal? He aquí cómo solucionarlo

Los dispensadores de agua que incluyen algunos frigoríficos hoy en día dan a tu cocina un aire de esplendor como pocas cosas lo hacen. Pueden parecer un lujo, pero al mismo tiempo su mecanismo puede hacerlos bastante sucios.

Por lo general, el agua que con tan solo apretar un botón cae de la mismísima puerta de tu nevera es cristalina, y fresca gracias a los filtros que incluye el electrodoméstico, filtros que también se encargan de lo más importante: que esté limpia. Sin embargo, pese a esa filtración, quizás alguna vez te ha pasado que le has notado un sabor peculiar por no decir desagradable.

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Este problema puede ocurrir incluso en frigoríficos nuevos, más allá del modelo y de la marca. Así que nunca está de más tener a mano el contacto del servicio de reparación de la empresa de la que provenga tu nevera, pero también saber algún que otro gesto que puede resolverlo.

Es tiempo de reemplazo

Lo primero que debes apuntar es que el filtro no siempre es el problema (y si ese es el caso, se complica que tus propias manos puedan arreglarlo). Pero a menudo lo es, porque como todo, un dispensador de agua del frigorífico no dura para siempre, o puede venir estropeado de fábrica. En ese sentido, según los expertos, debes reemplazarlo al menos una vez al año (lo ideal serían dos). Así que sí, si nunca lo has cambiado o lo hiciste hace años, ya tienes la respuesta.

A medida que pasa el tiempo (y el agua) por él, se va sobrecargando con la misma suciedad del líquido que llega, hasta que la saturación sea tal que el agua llegue al vaso prácticamente sin filtrar, es decir, con los restos que pululan por el filtro. ¿Cómo no va a saber mal entonces?

Sin embargo, también puede ocurrir que el problema sea una obturación: si es así, lo notarás cuando la máquina de hielo tarde en crear hielo o incluso no llegue a echar hielo en absoluto. Si el filtro está obstruido no queda más remedio que reemplazarlo.

Cuando un filtro funciona correctamente, elimina todo tipo de suciedad del agua potable, o lo que es lo mismo: cloro, compuestos orgánicos volátiles (COV) y otros contaminantes (dependiendo de su ubicación y la fuente del agua). Eso sí, por lo general no hacen lo mismo con los metales pesados. Para ese tipo de contaminantes, un filtro de ósmosis inversa es la mejor opción.