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¿Quieres ser un buen jefe? Las tres primeras cosas que debes hacer nada más asumir el puesto
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UN CAMBIO DE MENTALIDAD

¿Quieres ser un buen jefe? Las tres primeras cosas que debes hacer nada más asumir el puesto

Dirigir un equipo no se basa simplemente en delegar una serie de tareas, sino afianzar el compromiso y la confianza entre tus empleados para llegar al éxito empresarial

Foto: Foto: iStock.
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Que te hayan nombrado como responsable al cargo de un equipo o de un departamento en tu empleo denota confianza en tu buen hacer, por lo que lo primero que sentirás es que tu esfuerzo durante todo este tiempo está correspondido. Al fin y al cabo, nadie llega a un puesto de responsabilidad de casualidad. Todo el mundo aspira a ascender en la pirámide empresarial, pero realmente solo unos pocos desarrollarán esa mentalidad gestora capaz de asumir retos y lidiar con la incertidumbre.

El jefe se hace y no nace, a pesar de que mucha gente entra en el mercado laboral teniendo claro que su destino no radica en ser un subalterno, sino en dirigir y optimizar la carrera de una compañía. Si has tenido la suerte de por fin ascender o acabas de entrar en una nueva organización ya por todo lo alto, posiblemente te vengan las dudas sobre tus aptitudes como líder. Nadie es perfecto cuando se enfrenta a un nuevo reto, por lo que los primeros errores te servirán como una cura de humildad en caso de que creas que lo tuyo desde siempre ha sido capitanear un equipo.

"Debes construir una cultura que integre a todos los miembros de tu departamento para que desarrollen un sentimiento de pertenencia"

"Creía que era fácil, pero al final resultó ser un reto increíble", escribe Nikki Barua, directora joven de una compañía de éxito, en el diario internacional de referencia del mundo empresarial, Fast & Company. "No entendía las complejidades ni los matices de mi función, y eso mermaba mi confianza a diario. Me impacientaba con mi equipo y establecía objetivos imposibles que no podían conseguir. Aunque ponía cara de valiente delante de ellos, en el fondo me sentía como una impostora que no sabía hacer bien su trabajo".

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Es posible que estos pensamientos también hayan venido a tu cabeza ahora que eres el que está al mando. Barua recurrió a un antiguo mentor para conocer de cerca cuál era la mentalidad que definía a un buen líder y cómo desarrollarla para alcanzar el éxito, pero sobre todo, sentir a la perfección que su destino profesional pasaba por dirigir equipos. Aquí van tres cosas concretas que aprendió nada más empezar en su nuevo puesto y que seguramente puedas aplicar a tu nueva situación laboral.

Cambia de mentalidad

"Los directivos novatos suelen pensar que tienen que hacerlo todo por sí mismos para garantizar resultados positivos, pero no delegar conduce al agotamiento e impide que los miembros de sus equipos no crezcan profesionalmente", asegura la líder. Por ello, debes cambiar este pensamiento típico y potenciar a tu equipo para formarles. "Lo que al principio requerirá tiempo de formación, más adelante se traducirá en una mayor productividad para la compañía".

"Conoce a tus trabajadores y pregúntales qué es lo que les mueve a seguir adelante y a sentirse realizados"

En este sentido, no es mejor jefe aquel que presume de saberlo todo, sobre todo de cara a su equipo, sino el que aprende de manera continua. "Debes construir una cultura que integre a todos los miembros de tu departamento para que desarrollen un sentimiento de pertenencia", asegura la experta. "Fomenta las relaciones provechosas en tu equipo y asígnales más responsabilidad en la gestión de sus tareas. Cuando tus trabajadores se sientan valorados y vinculados a la misión de la empresa, estarán motivados para afrontar cualquier reto".

Comunícate bien

Un jefe no es el que delega y reparte tareas, sino el que sabe comunicarse a la perfección con su equipo para que cumplan con sus objetivos y asimilen la cultura de la empresa. "Definir el éxito de un equipo pasa por repetir ciertos mensajes de lo que crees que hace falta para asegurarte de que todos están alineados de manera colectiva para conseguir las metas", asegura Barua.

Foto: Elon Musk, fundador y CEO de Tesla y SpaceX. (Reuters) Opinión

Y esto también quiere decir que "ser buen directivo implica algo más que pensar en el éxito y el crecimiento, sino también saber sacar el talento de tu equipo. "Conoce a tus trabajadores y pregúntales qué es lo que les mueve a seguir adelante, sentirse realizados o sus motivaciones personales". Al fin y al cabo, si quieres buenos resultados y que todo el mundo reme en la misma dirección deberás hacerles sentir que su papel es importante y que su trabajo, de algún modo, tiene que ver con la forma en la que quieren vivir la vida más que simplemente dedicarse a ello porque no les queda más remedio o por no irse a la calle.

Consulta todo con tu equipo

En lugar de mandar, pregunta a los demás cómo se deberían hacer las cosas. Oriéntales para que busquen soluciones por ellos mismos en lugar de simplemente encargarles tareas. Consigue un buen feedback con ellos para que sean capaces de contarte las cosas que piensas y opinan sin ningún tipo de reparo. Esta es la base para construir una relación sólida basada en la confianza.

"Tu capacidad para atender al resto del equipo depende de lo bien que priorices tu propio bienestar"

Por otro lado, y lo más importante, prioriza el bienestar psicológico de tu equipo frente al cumplimiento de objetivos "Como directivo, tendrás que equilibrar tu propia carga de trabajo con las necesidades de tu equipo y de tu organización", puntualiza la experta. "Para evitar agobios innecesarios, aprende a gestionar tu tiempo centrándote en lo que es adecuado a cada momento. Elimina las distracciones o estar a muchas tareas al mismo tiempo. Tu capacidad para atender al resto depende de lo bien que priorices tu propio bienestar".

Que te hayan nombrado como responsable al cargo de un equipo o de un departamento en tu empleo denota confianza en tu buen hacer, por lo que lo primero que sentirás es que tu esfuerzo durante todo este tiempo está correspondido. Al fin y al cabo, nadie llega a un puesto de responsabilidad de casualidad. Todo el mundo aspira a ascender en la pirámide empresarial, pero realmente solo unos pocos desarrollarán esa mentalidad gestora capaz de asumir retos y lidiar con la incertidumbre.

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