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Leche de cucaracha o arroz dorado: los superalimentos que comeremos en un futuro no muy lejano
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UTOPÍA ALIMENTARIA

Leche de cucaracha o arroz dorado: los superalimentos que comeremos en un futuro no muy lejano

Desde hace ya varios años, el debate científico en torno a estos productos se ha acrecentado. Aquí vemos algunos de los más sorprendentes e inverosímiles

Foto: Las bayas de Goji, pequeñas pero muy poderosas. (iStock)
Las bayas de Goji, pequeñas pero muy poderosas. (iStock)

Entendemos por superalimento a ese grupo de víveres que por sí mismos contienen una gran cantidad de nutrientes beneficiosos para la salud como fibra, ácidos grasos, vitaminas o antioxidantes. Nos podemos dar por satisfechos, ya que muchos de ellos forman una parte troncal de nuestra dieta mediterránea: el aceite de oliva, el ajo o el salmón, por citar algunos, se encuentran en el top de comidas que podrían tener casi efectos curativos de consumirlos frecuentemente y de acuerdo a unos principios de cocinado determinados que potencien todos sus beneficios.

A medida que la investigación avanza, se han ido añadiendo nuevas comidas a esta lista, con una larga lista de estudios científicos que certifican sus beneficios para la salud. El objetivo: dar con el superalimento definitivo, aquel que esté destinado a prevenir de graves y mortales enfermedades en el ser humano y a la par retrasar todo lo máximo posible el envejecimiento. Se ha especulado mucho con que este podría ser la leche de cucaracha, algo que solo con mencionarlo genera rechazo y asco por muy centrado que estés en llevar un estilo de vida saludable.

La idea de modificar genéticamente la planta de arroz empezó a encumbrarse en los 90 para acabar con la deficiencia de vitamina A

Sí, un estudio de 2018, publicado en la revista científica Evolution & Development, descubrió que estos insectos tan asquerosos producen una sustancia muy rica en proteínas cristalizadas que la convierten en uno de los jugos orgánicos más nutritivos que existen, similar a la leche. Así que todo lo que deberíamos hacer sería ordeñarlas, una tarea "fácil" (nótese la ironía), como asegura Leonard Chavas, autor principal del estudio. Sin embargo, solo se puede extraer en un período muy concreto de la vida de la cucaracha, que es cuando atraviesa su etapa fértil y pone sus huevos, asegura en una entrevista en Inverse. Solo ordeñar un par de ellas ya llevaría medio día, lo que hace que sea muy poco probable que comencemos a ver en los estantes del supermercado este producto, ya que su producción a gran escala es insostenible. Por ello, sería mucho más fácil consumir la leche de toda la vida, la de vaca, para obtener la misma cantidad de proteínas animales y de energía.

Los OGM

Otra de las vías en proceso de investigación de los superalimentos es la de potenciar los efectos beneficiosos que ya producen alimentos sanos de por sí. En este sentido, existen técnicas de modificación genética de ciertos productos que mejoran sus propiedades, los llamados organismos genéticamente modificados (OGM por sus siglas), que además están dirigidos a aumentar la seguridad alimentaria mundial. Uno de ellos, quizá el más famoso, es el arroz dorado, una variedad de este cereal producida a través de la biosíntesis de los precursores de beta-caroteno (pro-vitamina A). Este superalimento artificial saltó a la opinión pública en el año 2000 por un artículo de la revista Science y desde entonces es un protagonista indiscutible en todas las conversaciones científicas sobre los superalimentos del futuro.

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Foto: iStock.

La idea de modificar genéticamente la planta de arroz empezó a encumbrarse en la década de los 90 como solución para acabar con la deficiencia de vitamina A y disminuir la desnutrición en el mundo, especialmente en los países subdesarrollados. Al ser un alimento tan consumido, si se mejora nutricionalmente a escala industrial, podría tener un impacto en la salud mundial bastante significativo. Su método de producción también se ha aplicado a otros productos naturales como la patata, como indica un artículo de The MIT Press Reader que hace un repaso a todos estos superalimentos.

Por otro lado, también se han recuperado productos que eran consumidos por civilizaciones antiguas y que al ponerlos bajo la lupa científica del siglo XXI han demostrado ser muy beneficiosos. Uno de ellos, sin ir más lejos, es la quinoa, el cereal consumido por aztecas. Y otro, del que también se ha hablado, pero todavía no se ha vuelto tan popular, el alga espirulina. Hasta un 70% de su composición es pura proteína, además de contar con fuertes propiedades antioxidantes debido a su gran carga de vitaminas y minerales. Otra de sus ventajas es que se puede cultivar bajo circunstancias climáticas adversas: puede prosperar en zonas bastante secas y áridas, y asimismo su producción no precisa de demasiada cantidad de agua, pudiendo germinar en dulce y salada.

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Otra idea relacionada con el mundo de los superalimentos que está captando mucho interés es la de poder obtener una serie de beneficios a la carta, totalmente personalizados, a partir de impresoras 3D o sintetizadores de alimentos. Imagínate que una semana tienes una deficiencia de hierro y puedes fabricar en tu casa cualquier comida apetitosa, independientemente de su composición, rica en este elemento. Puede que en el futuro, esta "nutrición especializada" como ya la llaman, pueda volverse muy común, creando paquetes de complementos alimenticios concretos e hiperpersonalizados según las necesidades nutricionales de cada individuo, al que previamente se le hace un análisis genético para saber a qué tipo de deficiencias puede ser más proclive y así equilibrar la balanza.

Entendemos por superalimento a ese grupo de víveres que por sí mismos contienen una gran cantidad de nutrientes beneficiosos para la salud como fibra, ácidos grasos, vitaminas o antioxidantes. Nos podemos dar por satisfechos, ya que muchos de ellos forman una parte troncal de nuestra dieta mediterránea: el aceite de oliva, el ajo o el salmón, por citar algunos, se encuentran en el top de comidas que podrían tener casi efectos curativos de consumirlos frecuentemente y de acuerdo a unos principios de cocinado determinados que potencien todos sus beneficios.

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