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Onicofagia, cuando la ansiedad te obliga a morderte las uñas y no puedes parar
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SALUD Y PSICOLOGÍA

Onicofagia, cuando la ansiedad te obliga a morderte las uñas y no puedes parar

Existen comportamientos compulsivos, como morderse las uñas o tirarse del pelo, que son signo de un problema subyacente, normalmente relacionado con la ansiedad

Foto: La onicofagia es el mal hábito de morderse las uñas y conlleva muchos problemas de salud (cookie_studio para Freepik)
La onicofagia es el mal hábito de morderse las uñas y conlleva muchos problemas de salud (cookie_studio para Freepik)

Todos conocemos la expresión de “estar uno que se muerde las uñas” para describir una situación extrema de nervios o incertidumbre. Esto se convierte un problema cuando morderse las uñas, conocido como onicofagia, se vuelve patológico, repetitivo y lesivo. Afecta tanto a niños como a adultos, y puede durar meses o volverse crónico y durar años.

Empezamos mordiéndonos una uña, luego otra, luego las diez uñas de las manos. Buscamos ese efecto calmante y cada vez apuramos más, nos hacemos heridas e incluso sangramos. Aparte de los problemas visibles, morderse las uñas compulsivamente puede acarrear deformaciones en las uñas, los dedos y las cutículas, infecciones por bacterias, hongos, desgaste dental o problemas de mandíbula y de ATM.

Foto: Hasta mordiéndose las uñas está magnífica, ¿verdad?

El equipo de expertos de De Salud Psicólogos indica que la onicofagia suele tener como posibles causas la ansiedad, el nerviosismo, la rabia o el estrés. Este comportamiento puede funcionar como “válvula de escape” en situaciones difíciles o traumáticas. Los problemas en el trabajo, las épocas de exámenes o un cambio brusco en la unidad familiar son desencadenantes de este tipo de comportamientos obsesivos-compulsivos.

Psicólogos para atajar el problema de raíz

La solución fácil a la onicofagia es ir al médico a que nos recete uno de esos tintes con sabor que se colocan en los dedos y que hacen que, cada vez que nos mordemos las uñas, nos venga a la boca un sabor amargo y desagradable. A la larga, puede que relacionemos esa sensación tan asquerosa y dejemos este mal hábito. Pero, si la causa es psicológica, encontraremos otro mal hábito que sustituirá a la onicofagia. Al fin y al cabo, el organismo busca un método rápido para relajarse, te guste o no.

placeholder Morderse las uñas acaba deformando los dedos y las cutículas (Wikipedia/José Carlos Pace)
Morderse las uñas acaba deformando los dedos y las cutículas (Wikipedia/José Carlos Pace)

La onicofagia es un acto desadaptativo utilizado para liberar la tensión, calmar los nervios o canalizar la ira. Es un acto parecido a morderse la piel de los dedos, tirarse del cabello, chupar un mechón de pelo, masticar un lápiz o morderse los labios o la piel interior de la boca. Todos estos comportamientos son maneras de evadirse y de relajarse, actos reflejos que muchas veces son inconscientes.

Para poder empezar a tratar este tipo de hábitos, primero tenemos que ser conscientes de que los estamos realizando. Y más importante es el momento en el que suceden. De esta manera, localizaremos qué situaciones nos ponen nerviosos y cómo nos hacen sentir, y podremos trabajar con ello.

Las conductas obsesivas deben tratarse con un profesional de la salud mental

Las terapias psicológicas, como la cognitivo-conductual, pueden resultar muy útiles para tratar estos problemas. El paciente aprende a identificar y manejar con éxito las situaciones que, sin ayuda, le superan y acaban por provocar que se muerda las uñas. Gestionar las emociones es el primer paso para dejar atrás cualquier tipo de comportamiento desadaptativo.

Todos conocemos la expresión de “estar uno que se muerde las uñas” para describir una situación extrema de nervios o incertidumbre. Esto se convierte un problema cuando morderse las uñas, conocido como onicofagia, se vuelve patológico, repetitivo y lesivo. Afecta tanto a niños como a adultos, y puede durar meses o volverse crónico y durar años.

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