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La historia del billar es también de las mujeres: recordando a Masako Katsura y Ruth McGinnis
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La historia del billar es también de las mujeres: recordando a Masako Katsura y Ruth McGinnis

Poco se sabe realmente sobre el origen del billar, más que lo que denotan sus dinámicas modernas, pero estas también esconden una participación habitual de mujeres en la historia del juego

Foto: Ruth Mcginnis practicando. Fuente: Wikipedia.
Ruth Mcginnis practicando. Fuente: Wikipedia.

A muchos países se les atribuye su invención, desde Francia, Inglaterra, China, Italia o, incluso, España, pero poco se sabe realmente sobre el origen del billar más que lo que denotan sus dinámicas modernas y los relatos que han quedado en clave de memorias y pasatiempo sobre él: el billar fue un juego noble, y lo fue precisamente porque lo jugaron las clases altas y bajas desde, al menos, el siglo XV.

Pudo evolucionar a partir de un juego de césped similar al croquet que se jugaba en algún momento de la Edad Media en el norte de Europa y probablemente también en Francia. De hecho, el término "billar" deriva del francés, ya sea de la palabra "billart", que hace referencia a un palo de madera, o "bille", una bola. En un intento por trasladar una partida al interior, se habría colocado un paño verde para simular el césped sobre una mesa de madera con un borde simple. Las bolas, por aquel momento, se empujaban, en lugar de golpearse, con palos de madera llamados "mazas".

Foto: Foto: Wikimedia.

La primera mesa conocida fue encargada por Luis XI, rey de Francia, al carpintero Henri de Vigne en 1469. Para 1600, el juego era ya lo suficientemente popular que Shakespeare lo mencionó en Antonio y Cleopatra. Setenta y cinco años más tarde, el primer libro de reglas del billar decía sobre Inglaterra que había "pocos pueblos notables que no tuvieran una mesa de billar pública".

Un deleite popular

Entre las décadas de 1700 y 1800, según La Enciclopedia del Billar: Una historia ilustrada del deporte, se construyeron mesas de billar como auténticas obras maestras de la escultura. Expuestas en grandes salones, eran el deleite de las élites, pero curiosamente, también comenzaron a multiplicarse para uso público.

placeholder Damas y caballeros jugando al billar, por Johann Esaias Nilson, 1756. Fuente: Wikipedia.
Damas y caballeros jugando al billar, por Johann Esaias Nilson, 1756. Fuente: Wikipedia.

El dibujo 'Damas y caballeros jugando al billar', realizado por Johan Esaias Nilson en 1756, muestra que en ese momento las mujeres eran habituales alrededor de estas mesas, aunque todavía usaban una maza, mientras que los hombres ya se habían pasado al denominado taco para empujar las bolas.

Para el siglo XX, la historia se había revertido. Las mujeres fueron siendo alejadas de los juegos paulatinamente, en un último empeño por ubicar un orden social masculino. El entretenimiento no podía ser para ellas, las eternas amas de casa. Sin embargo, en la década de 1920, las salas de billar eran ya muy populares en Tokio y las mujeres en ellas.

Las jefas de la bola

Fue allí, en la gran ciudad japonesa, donde nació Masako Katsura el 7 de marzo de 1913. La pequeña Katsura aún no lo sabía, y tardaría 12 años en hacerlo, pero los devenires de su vida la iban a llevar a lo más alto del podium de este deporte.

Para la mayoría de mujeres, escribió un periodista en el Chicago Tribune, "un cojín es algo que se cose, borda o se coloca detrás de la espalda para mayor comodidad. Tres cojines son solo tres veces lo mismo. Pero hay una dama para la que tres cojines representan un desafío nunca antes asumido por una mujer. Se trata de la señorita Masako Katsura, una mujer que parece tener dificultades para volar una pluma, y que, en cambio, puede hacer explotar todas las bolas de billar".

placeholder Las jugadoras Joyce Gardner y Ruth Harrison durante un campeonato en 1936. Fuente: Wikipedia.
Las jugadoras Joyce Gardner y Ruth Harrison durante un campeonato en 1936. Fuente: Wikipedia.

Aquel periodista no solo enmarcaba los logros de Katsura en el halo de la excepcionalidad. Era 1952 y Estados Unidos estaba alucinando con la nueva jefa de la bola. Que una mujer quisiera pasar horas y horas dentro de las salas de billar llenas de humo y de hombres parecía extraño, pero lo extraño era, sin embargo, que no lo pudiera hacer.

Lo que ningún hombre había logrado

Katsura demostró que las reglas sociales podían acabar cayendo suspendidas una y otra vez por los conductos de una mesa, porque solo había un motivo para estar escribiendo en masculino el éxito del billar. Como ella, Ruth McGinnis entró en un reconocido salón de billar en Washington un día de enero de 1938. Seis de los jugadores más destacados de dicho Estado la esperaban para jugar contra ella. Uno a uno, acabó con todos sin rodeos.

"Entre las décadas de 1920 y 1950, las salas de billar eran casi exclusivamente un dominio masculino, asociado con el mal comportamiento de los hombres"

Nacida en 1910, comenzó a jugar a los 7 años en la barbería de su familia en Honesdale, Pensilvania. Su padre tenía dos mesas de billar para los clientes que esperaban. McGinnis era pequeña y zurda… ¿Qué podía hacer? Correr un 47, por ejemplo. "La mayoría de jugadores profesionales de billar nunca correrán un 47, y mucho menos a los 10 años", sostiene el historiador de esta disciplina, R.A. Dyer, en palabras recogidas por Eliza McGraw para Smithsonian.

La niña creció y estudió para ser profesora de educación física, pero cuando se graduó en 1932, la Gran Depresión azolaba de lleno Estados Unidos. "Los salones de billar de gama baja se habían convertido en imanes para la sordidez, donde los hombres desempleados pasaban horas. Entre las décadas de 1920 y 1950, las salas de billar eran casi exclusivamente un dominio masculino, asociado con el mal comportamiento de los hombres", apunta Dyer. No lo tuvo fácil, pero entre 1933 y 1939, McGinnis solo perdió 29 de 1532 partidos, un porcentaje de victorias que le otorgó el título de Campeona Mundial Femenina.

Nadie podía superarlas

Katsura también comenzó a jugar con su propia capacidad de precisión como un haz en la manga. Nadie, absolutamente nadie, podía superar tanta claridad de golpe. A su alrededor, pronto comprobaron que la joven tenía un don cuando a los 15 ganó el campeonato femenino japonés de vía recta (estilo en el que la bola blanca debe golpear dos bolas seguidas para sumar puntos) y sus movimientos de brazo, nada propios en una principiante, llamaron la atención del actual campeón de Japón, Kinrey Matsuyama. Matsuyama se convirtió en su entrenador: sabía perfectamente que brillaría en el llamado billar de tres bandas.

placeholder Fuente: Wikipedia.
Fuente: Wikipedia.

Era y es una de las modalidades más complejas del juego, que requiere tocar el cojín de la barandilla de la mesa tres veces con la bola blanca antes de que esta alcance dos bolas objetivo. Los más expertos pueden llegar a alcanzar hasta dos dígitos en un solo turno, pero conseguirlo parece casi imposible. En aquel momento, el récord de este giro con la puntuación más alta, de 25 puntos, lo ostentaba el campeón mundial Willie Hoppe.

Como explica Rae Alexandra en KQED Arts and Culture, a los 19 años, la japonesa ya competía en todo tipo de torneos considerados masculinos, y llegó a acumular 10,000 puntos en una partida sin frenos de cuatro horas y media. Pero si quería superar la marca estrella, debería esperar al fin de la Segunda Guerra Mundial para intentarlo. Durante los años que duró el conflicto, comenzó a ganarse la vida mostrando sus ejercicios a uno y otro bando.

"¡Esta chica es mejor que tú!"

Entre aquellos soldados del público estaba el hijo del campeón Welker Cochran. "¡Esta chica es mejor que tú!", llegó a expresarle el joven a su padre a través de una carta, y así es como el nombre de Masako Katsura atravesó el océano.

Su presencia rompía todos los moldes, y aunque estaba acostumbrada a ello, Occidente no fue tarea sencilla. En Tokio, la presencia de mujeres en las salas de billar era más común que en Estados Unidos. La mayoría de las miles de salas que copaban la capital japonesa contaban con asistentes mujeres y poco a poco más de una chica llegó a tomar posesión en el tablero. "Solo he conocido a una jugadora de billar aquí", llegó a afirmar al comienzo de su estancia en el país norteamericano. "Piensan en un salón de billar como un lugar de hombres… y si alguien creara uno solo para mujeres, todo cambiaría". Era McGinnis.

El camino de Katsura en Estados Unidos comenzó en 1948, cuando conoció a Vernon Greenleaf, sargento mayor de la Fuerza Aérea estadounidense. En dos años, estaban casados, y a finales de 1951 se mudaron juntos a la Base de la Fuerza Aérea Mather cerca de Sacramento, en California. Allí la recibió el seis veces campeón de billar de tres bandas, Welker Cochran. No era el único que ansiaba conocerla, pues no había militar que regresara de Japón después de la guerra que no hablaba de ella.

La Asociación de Mujeres Profesionales de Billar.

Katsura pasó el resto de la década de 1950 compitiendo en torneos y exhibiciones, y jugó su competencia final en 1961 contra Harold Worst, el actual campeón mundial. Perdió seis de siete partidos y, sin fanfarria, se retiró en silencio. Sin embargo, Katsura nunca perdió sus habilidades de señal. En 1976, hizo una aparición sorpresa en San Francisco, en Palace Billiards, y anotó 100 puntos seguidos ante una audiencia absorta. Poco después, ingresó a la nueva Asociación de Mujeres Profesionales de Billar: su misma existencia es un testimonio de lo que Katsura había hecho por las mujeres en este deporte.

Como señaló Welker Cochran años antes: "Masako ha abierto un nuevo campo para las mujeres. Su presencia ha hecho que el juego sea una opción para las niñas". Para la década de 1970, el billar había cambiado. Para entonces, un grupo de jugadoras formó la Asociación de Mujeres Profesionales de Billar.

La apodada como Primera Dama del Billar hizo una última aparición en 1976. Apareció en un salón de billar de San Francisco, tomó un taco y realizó una carrera de 100 puntos. Luego dejó el taco y desapareció de nuevo. Aquel mismo año, dos después de su muerte, el Salón de la Fama del Congreso de Billar de Estados Unidos colocaba el nombre de McGennis en la lista de miembros más destacados.

A muchos países se les atribuye su invención, desde Francia, Inglaterra, China, Italia o, incluso, España, pero poco se sabe realmente sobre el origen del billar más que lo que denotan sus dinámicas modernas y los relatos que han quedado en clave de memorias y pasatiempo sobre él: el billar fue un juego noble, y lo fue precisamente porque lo jugaron las clases altas y bajas desde, al menos, el siglo XV.

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