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¿Cómo cambian los sueños desde la infancia hasta la vejez?
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¿Cómo cambian los sueños desde la infancia hasta la vejez?

Si creías que tus fantasías oníricas son las mismas que cuando eras adolescente, o serán iguales en tu vejez, estás muy equivocado

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Los sueños sueños son, ya lo decía aquel, pero hay pocas cosas que puedan compararse a la sensación de despertar tras una reparadora noche de descanso en la que has tenido un montón de fantasías oníricas felices. Desde Freud a los surrealistas, mucha gente se obsesionó con ellos porque, al fin y al cabo, es bastante curioso todo eso de que nuestra mente fabrique películas mientras nos encontramos en fase REM.

Ahora bien, ¿cambian nuestros sueños a medida que vamos creciendo? Ya de por sí, son bastante alucinantes: a pesar de estar dentro de experiencias dolorosas cuando está teniendo pesadillas, el soñador no siente dolor. Tienen discontinuidades temáticas con cambios muy rápidos en la trama y desafían las leyes de la física o incluso la gravedad. También mezclan personas diferentes en una sola, están llenos de metáforas sin que hagamos autorreflexión y hay algunas cosas que no suelen salir en ellos: la lectura, la escritura o la aritmética, por ejemplo.

Los sueños no responden a las leyes de la física o la gravedad, en ellos las personas se mezclan y no hay espacio para la autorreflexión: todo es posible

El cerebro los encuentra necesario, porque si no, por cuestiones de evolución habrían desaparecido. Cuando el sueño REM se reduce debido a la medicación o la privación del sueño, la cantidad de tiempo dedicado a esta fase aumenta durante el siguiente período de sueño y los sueños son más vívidos y abundantes. Esto se conoce como 'rebote REM'. Los sueños nos permiten hacer fácilmente conexiones dispares entre conceptos que de otro modo no estarían conectados y que promueven la creatividad y la resolución de problemas durante el día.

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Ahora bien, volviendo a cómo maduramos y también maduran nuestros sueños con nosotros, una de las características cambiantes es que los sueños de los niños muy pequeños son escenas estáticas, de familiares o animales. Los niños pequeños informan que creen que los sueños vienen de fuera de ellos mismos. Durante la infancia, entre los tres y los siete años, los sueños se informan con mayor frecuencia y el soñador tiene una representación más clara de sí mismo. Las pesadillas también comienzan a aparecer a esta edad, informa 'Psychology Today'.

Entre los siete y los 12 años se vuelven más elaborados e involucran a amigos e incluso desconocidos. Después de la pubertad se vuelven aún más elaborados, y comienzan los sueños húmedos. El sueño más reparador es durante esta época, después la calidad comienza a deteriorarse hasta la vejez. Durante la edad adulta, para las mujeres hasta la menopausia y los hombres hasta la senescencia, los sueños siguen siendo elaborados e involucran interacciones sociales cotidianas. Aunque hay diferencias entre ellos y ellas: los hombres tienen sueños sexuales, a veces con personas desconocidas. Las mujeres son más propensas a conocer a sus parejas sexuales y a tener sueños más coloridos.

En la senectud los sueños cambian. Suelen ser más espirituales, épicos y reflexivos y más a menudo involucran a seres queridos que han muerto

En la senectud los sueños también cambian. Suelen ser más reflexivos, con escenas de seres queridos tanto vivos como muertos. También tienden a ser más espirituales, épicos y reflexivos y más a menudo involucran a seres queridos que han muerto. La hipótesis con la que más expertos parecen estar de acuerdo sugiere que el contenido de los sueños depende de la maduración de la "red social del cerebro" que incluye la amígdala, la circunvolución fusiforme (del reconocimiento facial), la corteza prefrontal (teoría de la mente), giro temporal superior (neuronas espejo), unión temporal-parietal (teoría de la mente), cíngulo posterior (autoconciencia y viaje en el tiempo) e hipocampo (para los recuerdos).

Dos neurotransmisores que se sabe que están involucrados en las interacciones sociales mientras está despierto, la oxitocina y la vasopresina, también son importantes durante el sueño. La oxitocina aumenta nuestro nivel de confianza y cercanía emocional, mientras que la vasopresina puede estar involucrada en los recuerdos sociales, especialmente en los hombres.

Los sueños sueños son, ya lo decía aquel, pero hay pocas cosas que puedan compararse a la sensación de despertar tras una reparadora noche de descanso en la que has tenido un montón de fantasías oníricas felices. Desde Freud a los surrealistas, mucha gente se obsesionó con ellos porque, al fin y al cabo, es bastante curioso todo eso de que nuestra mente fabrique películas mientras nos encontramos en fase REM.

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