¿Quién mató al Grillo? La cruda historia del 'Pinocho' original en la Italia de su tiempo
Recuperamos el verdadero relato de este famoso muñeco de madera creado por Carlo Collodi, que retrata a la perfección la sociedad de su época con un alto contenido político y moral
"¿Qué es una conciencia? Una conciencia es esa pequeña voz que la gente no escucha. Ese es el problema del mundo de hoy". Estas célebres palabras de Pepito Grillo, el simpático insecto más famoso de la cultura popular, de poco le sirvieron para no morir aplastado nada más arrancar la historia original por su supuesto amigo, aquel a quien iba a ayudar, el muñeco de madera Pinocho. Así arranca la versión original del autor italiano Carlo Collodi, no edulcorada ni reformulada por Disney, quien en 1883 presenta 'Las aventuras de Pinocho' en una revista de la época dirigida al público infantil. No, Pinocho no era un niño inocente que simplemente comete el error de no querer ir a la escuela y comienza a juntarse con malas compañías; el niño de madera a quien Geppetto talla con esmero y dedicación en realidad es un pequeño demonio que se cree más listo e inteligente que los demás, y que por ello paga el precio al ser quemado, ahorcado y arrojado al océano en el primer final de la obra.
Qué horror, cuánta crueldad, pobre muchacho. Lo cierto es que su autor, lejos de contentar al público infantil de la época, quiso representar las duras condiciones de vida de la sociedad italiana del momento, que tras muchas guerras civiles y luchas fratricidas, se unificó en un nuevo reino bajo la monarquía de los Saboya veinte años antes de que saliera publicada la historia de Collodi, de convicciones firmemente republicanas y muy crítico con el Risorgimento. Ahora, que la historia popularizada por la industria del cine infantil vuelve a estar en el ojo de la diana por el estreno inminente de una nueva adaptación, esta vez de la mano del cineasta Robert Zemeckis, cabe reparar en la publicación del cuento original de Collodi, 'The Adventures of Pinocchio', el cual repasa las claves de esta turbia y oscura historia de un niño malhechor que acaba de la peor forma posible, a través de la introducción de dos expertos en la historia italiana, John Hooper y Anna Kraczyna.
"Pinocho saltó enfurecido y, agarrando del mostrador un martillo de madera, lo estrelló contra Pepito Grillo. Quizás no contaba con darle, pero desgraciadamente lo hizo"
Tal vez el funesto destino del muñeco de madera fue debido a las ingenuas pretensiones de su creador, el carpintero Geppetto, de traer una vida al mundo en unas condiciones inhumanas, paupérrimas. Collodi retrata a la perfección la sociedad italiana del momento, muerta de hambre, tan pobre que la única forma de sobrevivir es siendo personas sin principios morales ni éticos. En esas condiciones materiales, la bondad altruista quedaba fuera de lógica. Lo sabe el propio Pinocho, quien nada más abrir los ojos por primera vez devora las cáscaras de las pocas frutas que Geppetto tiene por casa y en el resto de su periplo admite varias veces que "tiene un hambre tan voraz y tan real que podría cortarse con un cuchillo", como rescata la periodista Perri Klass, quien ha escrito una reseña en 'Smithsonian Mag' de la nueva edición original de la obra después de entrevistar a sus editores.
Collodi nació en 1826 en el todavía llamado Gran Ducado de la Toscana y en 1848 empezó a escribir artículos en periódicos satíricos que él mismo fundaba, sirviendo de altavoz para el lado más progresista del Risorgimento, aquel que no quería reyes y aspiraba a construir una sociedad más igualitaria y democrática. Asimismo, también luchó en las dos guerras de independencia que dieron paso a la unificación. Para 1861, cuando por fin Italia se convierte en 'la bota' que todos conocemos ahora, la sociedad estaba sumida en la pobreza y gran parte de la población estaba famélica, mientras que las instituciones monárquicas y burguesas aglutinaban todo el capital.
No se puede tener conciencia con el estómago vacío
Estas condiciones míseras de sus compatriotas llevaron a Collodi a centrar sus esfuerzos en alentar a la población a educarse para prosperar como sociedad. En 1861, solo el 25% de los italianos sabía leer y escribir. Un intelectual como él sabía desde el primer momento que la educación no servía de nada si no había unas condiciones materiales más o menos adecuadas para sobrevivir. Así lo dejó patente en uno de sus artículos más famosos, titulado 'Pan y libros', que recoge 'The Atlantic', y en el que podemos comprobar las razones que tenía Pinocho para aplastar a Pepito Grillo nada más arranca el cuento. "El hombre necesita, ante todo, comida, agua y un techo. Solo entonces puede estar en el estado mental de escuchar a su conciencia y sentir la ambición de mejorarse a sí mismo".
Pinocho no puede redimirse tan fácilmente porque descubre que para sobrevivir en el mundo necesita actuar de manera corrupta
Sin duda, esta es la moraleja de la historia, que Collodi hizo pasar por una historia infantil, pero que esencialmente estaba dirigida a los padres de esos pobres niños. Así describe el autor el asesinato a su propia conciencia del muñeco de madera, en un fragmento del libro recuperado en un artículo de la 'BBC': "Pinocho saltó enfurecido y, agarrando del mostrador un martillo de madera, lo estrelló contra Pepito Grillo. Quizás no contaba con darle, pero desgraciadamente lo hizo, y por la cabeza, tanto que el pobre Grillo apenas tuvo aliento para decir un 'cri-cri-cri' y quedar estampado contra la pared". Podemos ver que tampoco hay una excesiva malicia en Pinocho, que lo estruja casi sin querer (aunque queriendo, lógicamente).
Por otro lado, para atormentar más al pequeño, y casi para convencerle de que ya nunca hará nada bien en su vida, dejándose llevar por sus más crueles instintos, el hada de cabello azul, que en la película de Disney rezuma bondad, solo aparece para decirle que es el espíritu de una niña muerta que "murió de dolor tras haber sido abandonada por su hermanito Pinocho". Casi nada. También hay mensajes libertadores dentro de la obra, aunque vengan revestidos de tragedia. Así sucede cuando un aterrador titiritero, que en la película se supone que es el circense Strómboli, decide arrojar a una marioneta a las brasas que se había hecho amiga de Pinocho. Esta le dice, antes de morir quemado: "Edúcate. No dejes que la gente maneje tus hilos".
Remontándonos a la película, las desventuras de Pinocho arrancan cuando Honrado Juan y Gedeón (el zorro y el gato) le convencen para que no vaya a la escuela, ya que podría ganarse la vida mejor como actor. Así, le venden a Strómboli a cambio de unas monedas. En el libro, tal y como explica Klass, simplemente le engañan con unas monedas de oro y nada más. El niño de madera va a un tribunal presidido por un simio a quejarse (nótese la personificación del sistema judicial que viene a alegoriza de manera crítica la corrupción en la justicia italiana del momento). El juez se toma la demanda de Pinocho a broma y ordena su encarcelación.
"Después, cuando se concede una amnistía general a todos los presos, a ellos no se la dan porque alegan que había declarado que no era un delincuente. Solo lo liberan cuando convence a sus carceleros de que había robado como el que más", explica la periodista. Según podemos intuir, Collodi quería dejar claro que la sociedad del momento, especialmente la jurisprudencia, tendía a premiar a los que obraban mal y castigaba a los bienhechores. No, Pinocho no podría redimirse de sus fechorías anteriores tan fácilmente porque descubre que sí, para sobrevivir en el mundo en el que está necesita actuar de manera corrupta, al igual que la gente que le rodea.
Un buen final, al menos
El final de la historia original no es menos desalentador. Pinocho se encuentra con dos asesinos que le ahorcan en un árbol. Punto y final. Sin embargo, la historia creada por Collodi no acaba aquí. Gracias al nivel de popularidad que adquirió, hubo otro final para Pinocho. Como un giro de los guionistas de esos que tanto critican los aficionados a las series de nuestro tiempo para seguir alimentando la máquina de dólares, el autor publica más entregas de la historia, comenzando porque el hada de cabello azul, parece que se arrepiente de su trastada inicial, y envía a un halcón para que corte la soga de la que pende el cuello del muñeco junto con un caniche disfrazado de chófer para llevarlo a casa.
No solo basta con tomar buenas decisiones, sino que también merece la pena cuidar a las personas que nos rodean y nos quieren
Después de este giro, Pinocho se recupera y prosigue su vida de aventuras, esta vez con la convicción de ser buen estudiante y portarse bien tras tantos infortunios acaecidos por su rebeldía. Entonces es cuando las acciones descritas en la segunda novela conectan con la película de Disney. Collodi somete a una nueva prueba difícil al muñeco de madera: irá a la Isla de los juegos, donde tendrá que resistir la tentación de no dejarse llevar por los vicios y las malas actitudes. Después, deberá rescatar a Geppetto del estómago de un gran tiburón, y no de una ballena como en el 'filme'.
"Hooper y Kraczyna señalan que el padre del autor tuvo que ser rescatado de una aguda deuda, teniendo en cuenta que la palabra que usan los prestamistas italianos en dialecto florentino es 'pescecani'", sostiene Klass, como otra nueva referencia alegórica a la vida personal del escritor. Tras conseguir salvar con éxito a su padre de ser triturado por el tiburón, Pinocho pasa el resto de su vida cuidándole y estudiando mucho por la noche. Esto es lo que le hace "convertirse en un niño inteligente, vivo y hermoso de cabello castaño y ojos azules, tan feliz como un corderito de primavera", en palabras del propio Collodi. Precisamente, aquí reside el mayor mensaje y moraleja de la historia: no solo basta con tomar buenas decisiones y no dejarse llevar por la tentación o la usura, sino que también merece la pena cuidar a las personas que nos rodean y nos quieren. Menuda forma de darle la vuelta a una historia tan trágica.
La historia de 'Las aventuras de Pinocho' recuerda en gran medida a la de 'El gólem' del escritor austríaco Gustav Meyrink, basado en una antigua leyenda judía que narra la historia de un ser creado a partir de la cábala y que en un principio estaba destinado a liberar al pueblo judío en el gueto de Praga. Este a su vez se inspira en 'Frankenstein o el moderno Prometeo', escrita un siglo antes por Mary Shelley. Aunque las tres obras son distintas entre sí, curiosamente 'El gólem' termina de manera opuesta a la de Pinocho, ya que este se vuelve violento y asesina a varias personas. En cualquier caso, se trata de un mito que tiene una inspiración bíblica, y que posiblemente termina de manera funesta debido a que recoge la eterna pretensión del ser humano de crear vida con sus propias manos (un propósito que ahora podríamos extrapolar a la inteligencia artificial o a la creación de robots). Una pretensión inalcanzable que solo alcanza a cumplir el dios bíblico.
"¿Qué es una conciencia? Una conciencia es esa pequeña voz que la gente no escucha. Ese es el problema del mundo de hoy". Estas célebres palabras de Pepito Grillo, el simpático insecto más famoso de la cultura popular, de poco le sirvieron para no morir aplastado nada más arrancar la historia original por su supuesto amigo, aquel a quien iba a ayudar, el muñeco de madera Pinocho. Así arranca la versión original del autor italiano Carlo Collodi, no edulcorada ni reformulada por Disney, quien en 1883 presenta 'Las aventuras de Pinocho' en una revista de la época dirigida al público infantil. No, Pinocho no era un niño inocente que simplemente comete el error de no querer ir a la escuela y comienza a juntarse con malas compañías; el niño de madera a quien Geppetto talla con esmero y dedicación en realidad es un pequeño demonio que se cree más listo e inteligente que los demás, y que por ello paga el precio al ser quemado, ahorcado y arrojado al océano en el primer final de la obra.