¿Cómo decidimos los amigos? Estos son los 5 puntos que nuestro cerebro tiene en cuenta

"Creo que este es el comienzo de una hermosa amistad", si dos rivales pudieron hacerse amigos en 'Casablanca', parece normal que llamemos "amigo" al compañero de trabajo, al del colegio y al polaco que conocimos un verano que pasamos estudiando en Londres allá por 2008 y al que todavía conservamos en Facebook. La palabra amigo abarca muchos significados diferentes, pero parece bastante claro que comunica un sentimiento de cercanía que eleva a esa persona a un estatus especial.

Sus límites, como observamos, son confusos. Nuestros padres siempre serán nuestros padres y nuestras parejas irán o vendrán, pero siempre ocuparán esa posición, pero con la amistad es claramente diferente y es difícil establecer cuándo comienza o acaba. A veces, un chat de WhatsApp se pierde en el olvido relegándose al último de la lista, o tu mejor amiga del colegio se casa y ya no tiene tiempo para quedar. Las amistades generalmente acompañan en las transiciones importantes de la vida, aunque conservar a las antiguas puede amortiguar el estrés de esos cambios.

Cuando un conocido se convierte en amigo

Las amistades se establecen con menos facilidad en culturas donde las estructuras de parentesco siguen siendo fuertes. Por ejemplo, los estadounidenses tienden a usar el término "amigo" con más libertad y laxitud que las personas de sociedades no occidentales, posiblemente porque la palabra "conocido" en inglés ha adquirido una connotación bastante fría. Por lo tanto, podemos usar "amigo" para darle un giro más positivo a nuestros vínculos con los demás.

Las amistades se establecen con menos facilidad en culturas donde las estructuras de parentesco siguen siendo fuertes

El lenguaje es fundamental, todo sea dicho. Por ejemplo, en Polonia hay palabras que describen diferentes intensidades de amistad (mucho más complejo que nuestros 'mejores amigos'): el 'przyjaciel' es una persona con la que probablemente se tiene una relación duradera caracterizada por una gran autorrevelación, mientras que un znajomy sería algo así como un conocido, aunque puede llegar a conocerse como un 'kolega' (sí, como en español) si la cosa adquiere intimidad.

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Pero ahora pensemos, ya que las amistades requieren tiempo y recursos, en cuáles nos quedaríamos y de cuáles podríamos prescindir en caso de emergencia. No hace falta restringir las amistades exclusivamente a las personas que sabes que te ayudarían a esconder un cadáver (y ocultar las pistas), pero probablemente todos elegiríamos a aquellos con los que se puede contar en tiempos difíciles y, por supuesto, aquellos con los que tenemos química.

Pero... ¿Cómo elegimos a un amigo?

La mayoría de nosotros tenemos un sentido intuitivo acerca de si tendremos química con alguien. Hay una facilidad y un flujo para interactuar con ellos; una suavidad y sincronía en los comportamientos no verbales, el turno de conversación y la forma en que se despliega el humor. Hay confianza, y la experiencia es energizante y divertida. Las interacciones impulsadas por la química fomentan relaciones que son más que la simple suma de sus partes.

La mayoría de nosotros tenemos un sentido intuitivo acerca de si tendremos química con alguien

Como recoge 'Psychology Today', se ha desarrollado un instrumento llamado “Cuestionario de Química de la Amistad” que identifica los cinco factores principales que contribuyen a la química en las relaciones:

• Honestidad recíproca y apertura
• Intereses mutuos
• Calidez y ser agradable
• Valores y cosmovisiones similares (especialmente importantes en las amistades)
• Atracción física (esto es más importante, como es lógico, en las relaciones románticas)

Las relaciones interpersonales que presentan estas cualidades están en camino de convertirse en amistades. Solo agregamos un poco de química y, como decíamos al principio, es el comienzo de una hermosa amistad.