La arquitectura pasiva, la solución para ahorrar energía

La arquitectura pasiva es uno de los nuevos inventos para ahorrar luz y para que nuestras casas sean lo más eficientes posibles. Es la piedra angular de la eficiencia energética y el mejor truco en estos tiempos tan difíciles que estamos sufriendo. Esta tipología arquitectónica se centra en la fabricación de edificios que priorizan la mencionada eficiencia energética.

Para ello, este tipo de edificaciones aprovechan la energía solar, adecuando, lo máximo posible, la construcción al entorno que les rodea. De esta manera, se busca que el impacto ambiental sea mínimo. Es una arquitectura de tipo sostenible que está marcando tendencia en los últimos tiempos. Los programas HULC, CERMA y CE3X son los que se utilizan para la medición de la eficiencia energética en edificios en España.

Para conseguir que nuestra casa sea considerada como pasiva, son necesarios una serie de requisitos. En primer lugar, hay que tener en cuenta la orientación para que pueda aprovechar la luz solar durante la mayor parte de horas posibles. Además, es imprescindible que disponga de una buena ventilación natural cruzada y un aislamiento adecuado que, al mismo tiempo, permita una buena circulación de aire.

Sistema de ventilación mecánico

El aislamiento térmico es el factor clave que hará que nuestra casa sea considerada como “eficiente”. Para ello, el hogar necesitará instalaciones de calefacción y refrigeración que puedan llegar a suponer, como máximo, el 50% del gasto energético de la vivienda. Un buen aislamiento permite evitar las pérdidas de calor durante el invierno y que el domicilio se caliente demasiado durante el verano.

Los materiales utilizados en este tipo de viviendas son de última generación y pueden alcanzar hasta 20 centímetros de grosor. Si la casa está orientada de manera inteligente, el aprovechamiento de la luz natural será mucho mayor y el ahorro en consumo energético también será notable. La luz del sol evita que las calefacciones tengan que estar funcionando constantemente.

La arquitectura pasiva tiene como objetivo usar el mínimo de energía posible y, en el caso de que tenga que usarse obligatoriamente, que esta sea verde y sostenible. Así, son muy recomendables las placas solares fotovoltaicas o los sistemas solares térmicos para la producción de agua caliente sanitaria.