El truco definitivo para enfriar la cerveza en pocos minutos sin tener que usar la nevera

Llega el verano y con el, las tan ansiadas vacaciones. Y qué mejor momento para disfrutar de uno de nuestros mayores placeres: beber una cerveza bien fría. Así mitigamos los efectos de las altas temperaturas y pasamos un rato en la agradable compañía de nuestra familia y amigos.

Este idílico plan, a veces naufraga debido a un pequeño inconveniente: se nos ha olvidado meter las latas o las botellas de cerveza en la nevera y ahora están calientes. ¿Qué podemos hacer si tenemos invitados en casa y piden una cerveza como agua de mayo para refrescarse?

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Fran Sánchez Becerril

Pues bien, existe un truco infalible para que en unos pocos minutos tengas una cerveza lista para consumir con esa frescura que le caracteriza. Para lograrlos solo necesitas un recipiente amplio donde depositar las latas, agua, hielo y sal. Y, por supuesto, la cerveza. Con estos cuatro elementos resolverás el problema al instante.

La sal, el elemento clave

Lo primero que tienes que hacer es dejar las latas en el recipiente y llenarlo de agua. Después lo rellenas con los hielos y, por último, echas el producto clave: la sal. Esta es la que provoca una reacción endotérmica que permite enfriar la cerveza rápidamente.

Para disolverse en el agua, la sal necesita el calor. Al estar rodeada de hielo, buscará absorber el calor de la lata, lo que hará que el envase se enfríe mucho antes de lo que lo haría si no hubiera sal en el recipiente. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que cuantas más bebidas intentes enfriar, más lento será el proceso.

Con un recipiente donde depositar las cervezas, agua, hielo y sal resolverás el problema

Otro método igual de efectivo es enrollar las cervezas en papel de cocina mojado, pero, antes de introducirlo en el congelador, debes impregnar el papel con sal y se producirá el mismo efecto que el truco anterior. En unos minutos tendrás preparada una cerveza bien fría. No obstante, la mejor opción seguirá siendo la de meter las latas con tiempo suficiente para que cojan esa temperatura tan fresquita que tanto nos gusta.