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¿Por qué unas personas tienen éxito y otras fracasan? Esto dicen la ciencia y la práctica
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Un asunto tan extenso como efímero

¿Por qué unas personas tienen éxito y otras fracasan? Esto dicen la ciencia y la práctica

Aunque la relación entre inteligencia y el triunfo en la vida, dentro del marco contextual de la sociedad actual, parece ser el punto de partida en este camino marcado, eso no es todo

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En la actualidad millones de personas viven en todo el mundo con incertidumbre y miedo al pensar en su futuro profesional. Para muchas, de hecho, no es una situación nueva. A nivel internacional, en momentos como estos la población empieza a reflexionar en un futuro incierto. Para buena parte de ella, de hecho, no es una sensación nueva. Se alegran, probablemente, de todo lo bueno que le sucede a alguien de su alrededor, pero esto no es suficiente para evitar esa sensación de estar pendiendo del punto de una interrogación, a punto de caer al vacío: ¿Por qué algunas personas tienen éxito y yo no? Es la pregunta.

Muchas veces, se asocia la idea del éxito con la suerte o el azar. Sin embargo, existen otras muchas variables que la ciencia estudia para aproximarse a esta cuestión tan extensa como efímera. Aunque la relación entre inteligencia y el triunfo en la vida, dentro del marco contextual de la sociedad actual, parece ser el punto de partida, eso no es todo...

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"La inteligencia se puede medir como un número de coeficiente intelectual, pero incluye habilidades sociales que nunca se enseñaron", recuerda el psicólogo Reid J. Daitzman en 'Psychology Today'. Dichas habilidades se conocen más coloquialmente como EQ (por las siglas en inglés de Emotional Quotient) o Cociente emocional.

El valor del coeficiente emocional

Sin embargo, el CI (Cociente de inteligencia) se puede medir psicométricamente mientras que el cociente emocional no se puede, y ambos se entrelazan en la fórmula del éxito según esta teoría: "Es posible ser demasiado inteligente y minar a otros, incluso si estás en el camino correcto de la inteligencia puedes desagradar a los demás. Te preguntarás entonces por qué una persona sociable obtuvo el ascenso laboral, un puesto mejor, y tú no".

Para tener éxito profesionalmente, uno debe aprovechar tanto el CI como el EQ, es decir, la empatía emocional, la simpatía, las habilidades sociales en general que te hacen una persona cercana y confiable. "Si tu coeficiente intelectual no coincide con tu coeficiente emocional, será menos probable que tengas éxito o prosperes", sostiene Daitzman.

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"Como nuevo profesor asistente, pensé que la productividad era un factor fundamental en el mundo académico, pero estaba equivocado. No lo es. Las personas más inteligentes logran lo básico y tienen tiempo para chismorrear. Fui ingenuo al creer que las habilidades sociales y la política no eran elementos esenciales en una fórmula para el éxito profesional", añade.

Grandes escalas de análisis

En mi observación, aquellos con un CI relativamente alto generalmente comienzan con un mejor trabajo con más autoridad y autonomía con un ingreso más alto que sus pares menos inteligentes. Aun así, la competencia para crecer dentro de una organización es feroz y requiere tanto EQ como CI.

En el caso de trasladar esto a escalas sociales más amplias, como una población, un país, en base a la organización económica de la sociedad, la cosa se complica: "En cualquier gran conjunto de datos que involucre las elecciones que hacen las personas, un puñado de personas tendrá éxito cuando la mayoría de las demás fracase. Acercarse a esos valores atípicos y trazar un mapa de cómo tomaron sus decisiones podría ayudar a aquellos que fallaron en circunstancias similares", dice Sujata Gupta en 'Science News'.

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Gupta recuerda la idea de "desviación positiva" utilizada para analizar los factores que obstruyen a una sociedad. Este concepto apareció por primera vez a mediados de la década de 1970, pero el estudio desde un enfoque que lo incluyera no cobró fuerza hasta casi dos décadas después.

Lo que marca la diferencia

Fue en 1990 cuando Monique Sternin y Jerry Sternin, entonces trabajadores humanitarios, pusieron a prueba un proyecto de desviación positiva en Vietnam para abordar las crecientes tasas de desnutrición infantil del país. Los funcionarios del gobierno vietnamita pidieron a la pareja que ayudara a las comunidades sin recurrir a la distribución de alimentos u otras prácticas de ayuda comunes pero insostenibles. Eso hicieron, analizando los movimientos de sus habitantes de manera individual y encontrando así vértices de diferencias entre quienes habían optado por un tipo de alimentación u otra. Parecía que había una parte del devenir de aquellas personas que estaba siendo marcado por ellas mismas sin la conciencia de estar haciéndolo.

Así, la desviación positiva se basa en la observación de que en cada comunidad, hay ciertos individuos o grupos cuyas prácticas les permiten encontrar mejores soluciones a los problemas que sus vecinos, a pesar de tener acceso a los mismos recursos. La intención es orientar a toda la comunidad hacia esas prácticas.

"Los seres humanos respondemos a incentivos, pero creamos reglas en la sociedad que generan diferentes patrones de incentivos y eso marca la diferencia"

No obstante, el fracaso de una sociedad viene dado en muchos casos por factores externos a ella misma. "Los seres humanos respondemos a los incentivos, pero creamos reglas en la sociedad que generan diferentes patrones de incentivos y eso marca la diferencia", dice James Robinson, profesor universitario en la Universidad de Chicago en Estados Unidos y director del Instituto Pearson en una entrevista para la 'BBC'.

De vuelta a la pequeña escala, Daitzman concluye que las personas con alto coeficiente emocional ascienden más rápido dentro de una empresa que las personas con alto coeficiente intelectual. Eso sí, está aún por definir qué es exactamente el éxito dentro de un mundo competitivo como el que habitamos, si cualquiera de estas posibilidades son eficaces amoldadas al marco de la sociedad de la meritocracia que nos aborda.

En la actualidad millones de personas viven en todo el mundo con incertidumbre y miedo al pensar en su futuro profesional. Para muchas, de hecho, no es una situación nueva. A nivel internacional, en momentos como estos la población empieza a reflexionar en un futuro incierto. Para buena parte de ella, de hecho, no es una sensación nueva. Se alegran, probablemente, de todo lo bueno que le sucede a alguien de su alrededor, pero esto no es suficiente para evitar esa sensación de estar pendiendo del punto de una interrogación, a punto de caer al vacío: ¿Por qué algunas personas tienen éxito y yo no? Es la pregunta.

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