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'Tekhnika Molodezhi', la revista soviética que enseñó el espacio mucho antes de conocerlo
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'Tekhnika Molodezhi', la revista soviética que enseñó el espacio mucho antes de conocerlo

La publicación, de carácter mensual, mezclaba información científica con ciencia ficción, literalmente, generando el despegue mental colectivo. Un espacio en papel como una puerta a otro mundo o, mejor dicho, a otros mundos

Foto: Dos portadas de la revista. (Biblioteca Pública)
Dos portadas de la revista. (Biblioteca Pública)

Desde mediados de la década de 1950 hasta mediados de la década de 1970 el universo se convirtió en un campo de batalla para las potencias mundiales que, tras los conflictos en la tierra ansiaban un nuevo objetivo en el que clavar los ojos: el dominio global ya no tenía límites. Cuando la llamada "era espacial" comenzó con el lanzamiento del Sputnik 1 por parte de la Unión Soviética, el sueño cosmológico se multiplicó. Estados Unidos quiso poner por primera vez a un hombre en un paisaje lunar. La imagen ya estaba completa, como en las ilustraciones de 'Tekhnika Molodezhi'.

En español 'Tecnología para la Juventud', aquel punto de referencia era un espacio en papel como una puerta a otro mundo o, mejor dicho, a otros mundos. Se trata de una revista soviética de divulgación científica publicada por primera vez en 1933. La publicación, de carácter mensual, mezclaba información científica con ciencia ficción, literalmente, generando un despegue mental colectivo.

Foto: Ham el chimpancé (1961). (Foto: Nasa)

'TM', como se la conocía, organizaba concursos y exposiciones de arte en un redescubrimiento constante de la ficción merodeando el cosmos. La ciencia ficción resultaba una literatura del común, en los valores que el sistema comunista había establecido, era la opción perfecta para dilatar planes políticos. Colectivamente, trabajaron así para proporcionar un espacio para una mayor experimentación.

placeholder Fuente: Biblioteca electrónica gratuita de revistas 'Journalco'.
Fuente: Biblioteca electrónica gratuita de revistas 'Journalco'.

Una fantasía terrorífica

La psicodelia ocupaba las hojas y el ocio de la sociedad soviética mucho antes de que llegara al capitalismo occidental. El futuro de la guerra fría sería un mundo de colores y máquinas, o al menos eso pensaban los artistas que creaban aquel sueño dentro del sueño. Cuando en la década de los cincuenta la romantización del espacio y la anticipación de nuevos descubrimientos fueron reemplazadas por imágenes del universo obtenidas a través de investigaciones, las ilustraciones de las revistas se volvieron realistas. No en el caso de 'Tekhnika Molodezhi'.

La pretención rusa, aquí, lejos del conflicto terrenal, resultaba de un asombro divertido. Aquel futuro que dibujaba esta revista daba vértigo, pero nada que no apaciguara la propia ciencia, la propia fantasía, los márgenes que surgen entre ellas. Una fantasía terrorífica que todos ansiaban. Las portadas abstractas, con una imagen artística asociativa, pero muy intuitiva de lo desconocido fueron así la mayor distinción de esta revista entre otras publicaciones de divulgación científica.

placeholder Fuente: Biblioteca electrónica gratuita de revistas 'Journalco'.
Fuente: Biblioteca electrónica gratuita de revistas 'Journalco'.

Según 'Art Space', lejos de ser accesorios del texto, "los elementos visuales, que a menudo encapsulaban sentimientos de optimismo, intriga y descubrimiento, hacían que los lectores se sintieran comprometidos con el esfuerzo e incluidos en la acción".

Soñar fue otra cosa

Por ello, tecnología para la Juventud fue considerada la publicación más vibrante durante muchos años, así como por su diseño colorido frente al blanco y negro como patrón en el panorama del papel entonces. Cuando en la década de 1970 hubo un cambio en el diseño de revistas hacia gráficos psicodélicos con personajes y detalles, perspectivas inusuales en las ilustraciones y narraciones más complicadas, la sociedad rusa ya se reconocía atravesando un universo a color.

"La escala de los sueños se volvió completamente diferente después de los primeros vuelos espaciales: Si en la década de 1950 la gente estaba pensando en qué herramientas técnicas les permitirían comenzar a dominar las extensiones del universo, solo una década después, los artistas ya estaban diseñando ciudades estelares, invernaderos y estaciones masivas donde las personas podrían vivir durante años", sostiene Alexandra Sankova, directora y fundadora del Museo de Diseño de Moscú en una entrevista para 'Atlas Obscura'.

placeholder Réplica de Sputnik 1, el primer satélite artificial en el mundo, listo para ser puesto en órbita. (Wikimedia)
Réplica de Sputnik 1, el primer satélite artificial en el mundo, listo para ser puesto en órbita. (Wikimedia)

Tras el lanzamiento del primer satélite artificial se convirtió en el principal protagonista de las revistas de divulgación científica, apareciendo constantemente en sus portadas.

Una realidad futurista

Según apunta Sankova, prácticamente todos los artistas que trabajaban para TM "retrataron a investigadores y pioneros de los vuelos espaciales dentro de los cosmódromos donde se lanzaban cohetes y platillos voladores, o en laboratorios donde se mostraba la Luna o los planetas en pantallas gigantes". En aquellas imágenes, el ser humano no aparecía como el protagonista principal sino como parte de un paisaje, de una realidad futurista, un habitante más de planetas lejanos "por cuyos caminos volaban máquinas aerodinámicas en forma de gotitas". En este sentido, las ilustraciones de 'Tecnología para la juventud' también fueron una excepción: el ser humano era la parte presente de un futuro desconocido.

El historiador Michael Ashley escribo en su libro 'Transformations: the story of the science fiction magazines' que entre 1950 y 1970, la revista solía publicar, incluso, capítulos completos de libros de ciencia ficción que alimentaban la información científica y los relatos. A veces, estos capítulos eran de autores occidentales como Arthur Clarke o Tolkien.

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Fuente: Biblioteca electrónica gratuita de revistas 'Journalco'.

Mientras la censura soviética desconfiaba de todo lo occidental, como recuerda Nikolay Shevchenko en 'Tolkienists', algunas obras como 'El Señor de los Anillos', del británico Tolkien, formaron parte de esta publicación. "Para compartir los clásicos de la fantasía occidental con los lectores de la URSS, los traductores soviéticos intentaron traducirlos ilegalmente, publicando la historia con un nombre diferente o transformándola en una obra de teatro e incluso reescribiendo el libro en concreto como una historia de ciencia ficción completamente nueva", añade Shevchenko.

Objeto de censura

En 1966, por ejemplo, la traductora soviética Zinaida Bobyr consiguió de esta forma adaptar la ficción de Tolkien a los estándares de la URSS. Convencida de que la censura soviética no permitiría imprimir una traducción directa del original, Bobyr optó por reescribir el original como una novela de ciencia ficción, escondiendo cualquier detalle mágico que incluyera detrás de la fachada de descubrimientos científicos racionales.

Los números de 1968 de la revista revelan la creciente censura durante dicha década. Estos números contenían la novela 'Chas Byka' ('La hora del toro' en su traducción al español), escrita por Iván Yefremov. La historia, que mostraba un régimen totalitario en un planeta llamado Toramans, fue oficialmente prohibida por el Estado. Asimismo, se ha especulado que las ilustraciones de otra novela publicada en la revista, la de Alexandr Pobedensky, también fueron objeto de censura debido a que uno de los cuatro dictadores (personajes de la historia) representados gráficamente resultaba de un gran parecido con Nikita Khrushchev. Sin embargo, muchos de los libros y publicaciones de revistas prohibidos, particularmente las novelas de Strugatsky, continuaron circulando en secreto entre muchos clubes semioficiales de fanáticos de la ciencia ficción.

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Fuente: Biblioteca electrónica gratuita de revistas 'Journalco'.

Además, desde mediados de la década de 1960 en adelante, la preocupación por la conquista del espacio y los diferentes planetas por parte del hombre comenzó a percibirse como algo trivial. "Después de ser un sueño fantástico y una tierra de oportunidades, el cosmos se convirtió en el telón de fondo de las aventuras de los héroes que estaban resolviendo una variedad de problemas psicológicos, éticos, sociales y filosóficos. Tanto en las novelas como en las ilustraciones de ciencia ficción, el realismo psicológico y la profundidad de los personajes se volvieron más importantes que la precisión técnica y la autenticidad científica", sostiene .

Tras la lucha por la exploración espacial

En 1972 los gobiernos de la Unión Soviética y Estados Unidos firmaron un acuerdo sobre cooperación para la investigación y utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos. El ritmo de la exploración espacial se desaceleró entonces, y los informes sobre el trabajo que se estaba llevando a cabo allí arriba se convirtieron en noticias comunes, la ciencia ficción perdió así la fuerza imaginativa y todo el espacio fue cubierto por crónicas de cada movimiento.

El artista Andrey Sokolov fue colaborador frecuente de la revista durante aquellos años. Su aspiración, representar el cosmos de manera realista, se basó en las primeras fotografías tomadas en el espacio durante este período y en las propias entrevistas que realizaba a científicos y astronautas. Desde 1965 colaboró a menudo con el artista y cosmonauta Alexey Leonov, el primer astronauta en dar pasos fuera del planeta Tierra. "Sin embargo, a menudo sus representaciones colectivas de las naves espaciales soviéticas eran intencionalmente inexactas, ya que el programa espacial soviético seguía siendo altamente y notoriamente confidencial".

El final de la "era dorada" de 'Tekhnika Molodezhi' como edición líder de la subcultura de ciencia ficción soviética tal vez comenzó, señalan algunos historiadores, con el despido de Valery Zakharchenko, el editor en jefe de la revista, en 1984. Aquel despido se atribuyó a la publicación de las primeras páginas de la novela '2010: Odyssey Two' de Arthur C. Clarke y publicada en 1982, en la que varios personajes llevaban el nombre de disidentes soviéticos. Pese a ello, hoy en día la revista sigue publicándose de manera regular.

Desde mediados de la década de 1950 hasta mediados de la década de 1970 el universo se convirtió en un campo de batalla para las potencias mundiales que, tras los conflictos en la tierra ansiaban un nuevo objetivo en el que clavar los ojos: el dominio global ya no tenía límites. Cuando la llamada "era espacial" comenzó con el lanzamiento del Sputnik 1 por parte de la Unión Soviética, el sueño cosmológico se multiplicó. Estados Unidos quiso poner por primera vez a un hombre en un paisaje lunar. La imagen ya estaba completa, como en las ilustraciones de 'Tekhnika Molodezhi'.

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