Tres niños australianos juntan sus ahorros para comprar una casa de 420.000 euros
Los menores habrían ganado el dinero haciendo tareas del hogar y empaquetando el libro que ha publicado su padre
Ruby, Gus y Lucy McLellan son tres hermanos de Melbourne que han reunido su dinero para adquirir una propiedad. El auge inmobiliario que vive actualmente Australia habría provocado que muchos padres teman que sus hijos se queden sin un lugar en el que vivir. Sin embargo, estos tres pequeños parecen haber solucionado el problema.
"Me llamo Ruby, tengo seis años y estoy a punto de comprar mi primera casa", ha contado la niña a 7NEWS. El padre de los menores es un experto que cuenta con una inmobiliaria que ha asesorado a sus pequeños. "Cada uno ha aportado los 2.000 dólares [unos 1.260 euros] que ha ahorrado", ha señalado Cam McLellan.
La propiedad está ubicada en Clyde, en el sureste de Melbourne, y tiene un valor de 420.000 euros. Sin embargo, Cam estima que esta cifra se duplicará en diez años. "El precio de ese bloque ya ha subido unos 44.000 euros, así que les ha ido bien hasta ahora", ha apuntado.
Una decisión que valora más gente
Al parecer, el trío de jóvenes propietarios tiene pensado vender la casa en 2032 y repartir los beneficios. Ahora bien, ¿cómo han conseguido juntar esta 'jugosa' paga? Los niños habrían ganado el dinero haciendo tareas en casa y empaquetando el libro que ha publicado su padre.
"Lo he escrito para que mis hijos lo utilicen cuando sean mayores", ha contado el señor McLellan. "He resumido todos los pasos necesarios para construir una cartera inmobiliaria". Por su parte, el Commonwealth Bank del país oceánico ha señalado que una cuarta parte de los australianos valora comprar una vivienda junto a padres, amigos o hermanos, como han hecho Ruby, Gus y Lucy.
Ruby, Gus y Lucy McLellan son tres hermanos de Melbourne que han reunido su dinero para adquirir una propiedad. El auge inmobiliario que vive actualmente Australia habría provocado que muchos padres teman que sus hijos se queden sin un lugar en el que vivir. Sin embargo, estos tres pequeños parecen haber solucionado el problema.