Por qué no puedes dejar de ver películas navideñas una y otra vez

Ahí está, el espíritu de la navidad tumbándote en el sofá una tarde de domingo en la que echan por milésima vez Solo en casa en la televisión. Vas a verla entera, como si fuera la primera vez, porque nunca son suficientes veces para tachar de la lista las películas navideñas. De hecho, nunca se tachan. Incluso la persona más reticente acaba soltando alguna lágrima y carcajada con la escena que aborrece. Ahí está, el espíritu de la navidad, adelantándose semanas, llevándote al bucle infinito del “habrá que verla”. Pero, ¿por qué hay que verlas? ¿Cuál es la razón por la que nos gusta tanto este género en sí mismo?

Según sugería un pequeño estudio realizado en 2015 en la Universidad de Copenhague, todos tenemos un área navideña en nuestro cerebro, o más bien festiva, vale, pero que se rinde ante tantas luces, villancicos, nieve y finales felices. Ahí está la clave de por qué no puedes parar de ver todas las películas sobre Papá Noel.

El cine navideño nos muestra escenarios en lo que el amor y la bondad triunfan, esa es la ilusión de esta época del año en la que acaba confiando el mismísimo 'Grinch'. Si lo hace él, ¿cómo no lo vas a hacer tú? La magia de la Navidad hace milagros al otro lado de la pantalla, y a tu cerebro eso le encanta.

Has crecido con ellas

Ya llegará enero, y mejor pensar que, para entonces, todos nuestros sueños se habrán hecho realidad porque ya se encargarán los elfos de ello. Aquellos en los que verdaderamente creíste de pequeño. Muchas de las películas que no pueden faltar en estos días son más clásicas que tú, por lo que te refuerzan el sentimiento de nostalgia porque, claro, has crecido con ellas.

De manera que, las mires como las mires, las películas navideñas son un disparador de emociones directas a tu niño interior. No obstante, más allá de esa nostalgia de la infancia también nos acercan al modelo de vida entendido como perfecto, donde el amor, la felicidad, el perdón, la humildad, la esperanza y la generosidad siempre están presentes.

Fábulas llenas de emociones

Vale, también las hay con final no tan feliz, pobre Eduardo Manostijeras, pero hasta los peores cierres nos llegan con forma de regalo, como una fábula, de la que aprender a convivir. Esa sensación de que todo a nuestro al rededor puede ser bueno es siempre una emoción muy alentadora que, nos guste o no, siempre alimenta la fe.

Como los 'Gremlins', la navidad se multiplica en tu interior cada vez que empiezas a ver una de estas películas. No puedes escapar de ella. ¿Solo en casa? ¿Acompañado? No hay mejor plan que unas buenas palomitas y dejarse llevar.