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La historia del 'Peek-a-boo' de Veronica Lake: un estilo de peinado no apto para la guerra
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La historia del 'Peek-a-boo' de Veronica Lake: un estilo de peinado no apto para la guerra

Tenía 19 años cuando su fama se disparó por su interpretación de Sally Vaughn en la película 'I wanted a wings', pero también por una casualidad que marcó la estética de la época

Foto: Fotograma de Veronica Lake en la película 'This Gun for Hire' estrenada en 1942.
Fotograma de Veronica Lake en la película 'This Gun for Hire' estrenada en 1942.

Detrás de las luces que alumbraban al mito, los cimientos del Hollywood noir se alzaron cayendo sobre las actrices. La llamada época dorada del cine no fue tan dorada en la vida de ellas. Ni una ni dos ni tres, muchas más son las historias de mujeres condenadas al olvido por la industria que cotizó el arte a gran escala. Los avances que reflejaba la gran pantalla solo fueron, a menudo, ficción. Aquella irrealidad estaba atravesada por la propia realidad de la época: las mujeres debían ser "mujeres fatales". Los hombres creaban para los hombres y sus fantasías. Para cuando esta se producía, la persona tras la actriz dejaba de existir para convertirse en su propia representación, Cuando los hombres apagaban la luz, corrían mentiras y verdades sobre ellas, siempre pequeños detalles que volvieron como un eco de certezas y no sentencias décadas después, más tarde que pronto para algunas.

La vida de Veronica Lake es un claro ejemplo del abuso de Hollywood más allá de Hollywood. Con solo 20 años, esta actriz estadounidense ya había sido viuda, vedette y bruja para ojos del público. Los papeles que le dieron entonces la fama tenían mucho en común: una fatalidad atribuida que definió rápido la leyenda. Uno de los símbolos por excelencia de este período cinematográfico es la imagen estética de las actrices que formaron parte del mismo. A estas alturas estarás pensando en el peinado con ondas que en la actualidad tanto se sigue evocando. Con él acabó y comenzó todo para Lake.

Diecinueve años y una casualidad

En 1941, Lake llegó al estrellato con su papel en la película 'I Wanted Wings'. Tenía 19 años cuando una casualidad durante el rodaje dio lugar al ya mítico peinado conocido como Peek-a-boo. Según explica Clare Fitzgerald en el portal de 'The vintage news', un día, mientras grababa las pruebas para el filme, el pelo se le fue hacia la cara y cayó sobre uno de sus ojos. "Todos inmediatamente supieron que tenía que convertirse en su estilo característico, así que desde ese momento sus estilistas comenzaron a peinarla dejando caer el pelo sobre su ojo a propósito", apunta Fitzgerald.

placeholder Fotograma de 'I wanted wings'.
Fotograma de 'I wanted wings'.
placeholder Fuente: Wikimedia.
Fuente: Wikimedia.

De esta forma, sus apariciones en la película atravesaron literalmente la pantalla. Sucedía en el minuto 49, ese era el momento en que Lake entraba en el campo de la cámara y movía su melena larga y rubia, un simple gesto con el que proyectaron su futuro. El público de todo el país hablaba del “Lake Look”, la prensa se llenó de imágenes donde lo lucía una y otra y otra vez. En su número de noviembre de ese año, la revista Life dedicó dos páginas a la película para no hablar de la película. El texto describía con todo detalle el peinado de la actriz hasta entonces poco conocida. La Cinemateque Française apunta al respecto que en él “se detallaba el número de cabellos, su diámetro y su longitud”.

placeholder Lake peinándose para una de las muchas sesiones de foto que realizó en los primeros años de los cuarenta. (oneredsf1/Flickr)
Lake peinándose para una de las muchas sesiones de foto que realizó en los primeros años de los cuarenta. (oneredsf1/Flickr)

Los periódicos del momento recogieron así un auténtico fervor en las mujeres estadounidenses por moldear su pelo al estilo Lake. "La confirmación de que su cabello era (auténticamente) un asunto de estado comenzó a fraguarse en ese momento”, señala la periodista Paloma Abad en la revista 'Vogue'. En pocos días, la joven Lake era ya “historia del cine".

Un peinado no apto para la guerra

Sin embargo, el pelo de la actriz pasó de ser una moda a ser “una cuestión bastante seria” pocos meses después. Aquel mismo año Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial y todo quedó atravesado por ella, también el Peek-a-boo. "Decenas de miles de chicas estaban imitando su corte de pelo, lo cual no tendría nada de malo de no ser porque muchas de ellas comenzaron a trabajar en la industria armamentística".

placeholder Fotograma de 'The major and the minor' dirigida por Billy Wilder en 1942.
Fotograma de 'The major and the minor' dirigida por Billy Wilder en 1942.

Mientras los hombres eran alistados al ejército, las mujeres tuvieron que ocupar los puestos masculinizados en la línea de producción. Comenzaron entonces los accidentes. Dejar que la melena cubriese media cara no era lo más práctico: provocaba que el pelo de las trabajadoras de fábricas quedara atascado constantemente en las máquinas, poniendo en riesgo su integridad física. ¿La solución? Que Lake cambiara de peinado.

Desde el mismísimo Departamento de defensa, la Paramount recibió un escrito formal dirigido a su actriz del momento. El Gobierno le solicitaba de esta forma a Lake que cambiara su manera de peinarse, al menos hasta que llegara el final de la guerra. En 1943, la estrella apareció en uno de los anuncios propagandísticos que se proyectaban antes de las películas mostrando un nuevo peinado, por supuesto, recogido. Nada volvió a ser lo que era.

Del éxito a la pesadilla

Pronto, su trabajo se convirtió en una pesadilla. Había tenido que moldear su imagen a gusto de los empresarios hollywoodienses y, más tarde, por el bien de un país. Su imagen trabajada la eclipsó en la psyque social: la femme fatale, la rubia sugerente de medio rostro oculto. Sin aquella identidad exigida, sus personajes ya no hacían tanta taquilla. Daba igual la calidad escénica, lo importante era su apariencia. Empezó a beber, su carácter empezó a cambiar, durante los años cincuenta apenas rodó una película. Volvió a intentarlo con el peinado de la fama, pero ya no tenía veinte años y no interesaba a la industria del fetiche.

En 1967, cinco años antes morir por hepatitis y daño renal severo, dio una entrevista a 'The Telegraph' para promocionar su autobiografía. Tenía 45 años cuando explicó alto y claro que su pelo "no era un estilo", sino la forma con la que caía de manera natural.

"Desde la infancia hasta ahora, mi melena sigue teniendo esta misma ondulación. Hace poco, alguien me mandó un clipping de algo mío que decía algo así como que yo era una leyenda. No entiendo por qué o cómo, en serio. Nunca he sido otra cosa que yo misma, que es lo que siempre he querido ser", subrayó en una de sus últimas apariciones. Murió con 50 años; y 50 años después de su fallecimiento, el Peek-a-boo sigue siendo uno de los peinados estrella.

Detrás de las luces que alumbraban al mito, los cimientos del Hollywood noir se alzaron cayendo sobre las actrices. La llamada época dorada del cine no fue tan dorada en la vida de ellas. Ni una ni dos ni tres, muchas más son las historias de mujeres condenadas al olvido por la industria que cotizó el arte a gran escala. Los avances que reflejaba la gran pantalla solo fueron, a menudo, ficción. Aquella irrealidad estaba atravesada por la propia realidad de la época: las mujeres debían ser "mujeres fatales". Los hombres creaban para los hombres y sus fantasías. Para cuando esta se producía, la persona tras la actriz dejaba de existir para convertirse en su propia representación, Cuando los hombres apagaban la luz, corrían mentiras y verdades sobre ellas, siempre pequeños detalles que volvieron como un eco de certezas y no sentencias décadas después, más tarde que pronto para algunas.

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