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El hospital fantasmagórico que acabó convirtiéndose en el Museo Reina Sofía
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El hospital fantasmagórico que acabó convirtiéndose en el Museo Reina Sofía

Antes de ser una pinacoteca, pasó por albergue y hospital, testigo de las epidemias que asolaron Madrid y la Guerra Civil. ¿Siguen sus fantasmas todavía recorriendo los pasillos?

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Hoy en día, es uno de los museos más importantes de Madrid, que no solo alberga en su interior 'El Guernica' de Pablo Picasso, sino una colección de lo más variada que incluye desde artistas patrios que van desde Ramón Casas a Salvador Dalí, Ángeles Santos, Romero de Torres o Ignacio Zuloaga, a grandes nombres internacionales como René Magritte, Kandinsky o George Grosz. Pero de eso tan solo hace un siglo, y el museo Reina Sofía no solo tiene una historia mucho más larga y variopinta, sino también misteriosa, pues no siempre fue un museo.

A más de 30 años de su nacimiento, el 1 de octubre de este año se presentaron las 22 salas sur del edificio Sabatini, que pretenden recuperar la estructura original de hace 300 años diseñada por el arquitecto al que responde ese nombre. Han sido más de dos años de reforma, en las que paradójicamente y pese a querer recuperar el pasado, también pretende adaptarse al siglo XXI y albergar una nueva colección de 2.000 obras. Pero, ¿cómo fue en otro tiempo?

Nos remontamos a la segunda mitad del siglo XVI y la historia desde el principio promete: en el solar que actualmente ocupa el Reina Sofía se construyó un albergue donde las personas que no tenían recursos acudían a morir. El albergue pasaría después a ser el Hospital General de Madrid (1788), impulsado por Carlos III, que sería el Hospital General de la Pasión durante los siglos XVII y XVIII, y el Hospital Provincial de Madrid durante los siglos XIX y XX. El proyecto lo inició José Hermosilla, aunque las obras pasarían por otras manos posteriormente, y sería como decíamos Francisco Sabatini quien lo culminaría (aunque no del todo. Solo quedarían finalizadas dos quintas partes del proyecto inicial).

placeholder Perfil longitudinal del Hospital General de Atocha con el diseño de Hermosilla.
Perfil longitudinal del Hospital General de Atocha con el diseño de Hermosilla.

En sus primeros años murieron miles de personas, debido a las epidemias frecuentes que asolaban Madrid. Surgieron, entonces, historias sobre fantasmas que subían por las noches a las habitaciones de los enfermos para así avisarles que su muerte estaba próxima. A los comienzos del siglo XX se instala un quirófano en el patio grande. Durante la Guerra Civil y la defensa de la ciudad, recibió numerosos impactos y ataques procedentes de los bombardeos aéreos, aunque siguió funcionando hasta 1965, año en el que cerró definitivamente. Permaneció durante 20 años abandonado, lo que desde luego contribuyó a que su fama de lugar encantado no pereciera: por las noches podían oírse ruidos extraños y los olores que surgían de la zona eran nauseabundos.

Durante la Guerra Civil recibió numerosos ataques procedentes de los bombardeos aéreos, aunque siguió funcionando hasta 1965, cuando cerró definitivamente y así se mantuvo durante 20 años

En los años 80 comenzaron las obras de restauración (en un momento se planteó su demolición, pero en el año 77 fue declarado edificio histórico artístico). En el otoño de 1979 el arquitecto del Ministerio de Cultura Carlos Fernández-Cuenca presentó al Director General de Bellas Artes la 'Memoria para el proyecto de revitalización del Antiguo Hospital Provincial de Madrid', en la que se analizaba el estado en que se encontraba el edificio. Se pensaron en su momento varias propuestas para su uso, desde un Museo del Teatro al Museo del Pueblo Español, pero fue la colección permanente que todos conocemos la que finalmente inaugurarían los reyes Juan Carlos y Sofía. Durante las reparaciones parciales del edificio, los hallazgos (según los propios trabajadores) fueron macabros: cadáveres de niños, esqueletos, calaveras...

"Es lo normal, dentro de un museo que antes había sido un hospital", explican a El Confidencial fuentes del propio museo. "Se sacaron los cuerpos porque los enterramientos se produjeron en la zona, igual que en las iglesias o catedrales". Como curiosidad, nos cuentan, también se encontró el cuerpo del religioso Bernardino de Obregón, fundador de la Mínima Congregación de los Hermanos Enfermeros Pobres y fallecido en el siglo XVI. Fue enterrado en el Hospital de la Anunciación y después trasladado a lo que ahora es el museo, y en 1999, tras una ardua busca, se encontraron sus restos tras un tabique del sótano.

Se encontraron los restos del religioso Bernardino de Obregón, fallecido en el siglo XVI, tras un tabique del sótano, y fueron trasladados

Desde el museo siguen la política de no alimentar los bulos y las historias de miedo, por lo que no se pronuncian al respecto, sin embargo, muchas de las historias han quedado ya en el imaginario popular de Madrid. Buena culpa de ello la tienen los propios medios, pues probablemente el fantasma más famoso del Reina Sofía sea Ataúlfo. Según una noticia de 'El País' del año 98: "...Y todo porque la sombra de un supuesto fantasma llamado Ataúlfo recorre, según una denuncia que llegó en octubre pasado a la Consejería de Medio Ambiente, las salas del Museo Reina Sofía. Un ex vigilante de la pinacoteca, que pidió la baja por la depresión que le habrían ocasionado las supuestas apariciones, ha pedido a la consejería que 'acabe con las molestias y perturbaciones paranormales' que provoca el espíritu en el museo. El nombre del fantasma está recogido en el libro 'Duendes, fantasmas y casas encantadas de Madrid', de Ángel del Río", afirma la denuncia".

Antes, a principios del 92, el equipo investigador Hepta, con el sacerdote José María Pilón a la cabeza, también se adentró en el Reina Sofía para desentrañar qué sucedía tras sus puertas, y la experiencia la recogieron algunos diarios ya desaparecidos. Contaba Paloma Navarrete: "Los guardias de seguridad estaban cansados de que el montacargas se pusiera en marcha solo sin que estuviera conectado el cuadro de luces, y eso lo vimos nosotros estando allí". Explicaba que pasando por los subterráneos, criptas y otras zonas oscuras del museo, la sensitiva pudo ver detrás de una pared de pladur dos muertos 'que se asomaban muy enfadados: una monja y un fraile'. Al parecer, eran los fundadores de la orden hospitalaria, cuyos féretros habían salido a la luz cuando se excavó el jardín, y como no sabían que hacer con ellos los habían tapado tras la pared de pladur.

"Los guardias de seguridad estaban cansados de que el montacargas se pusiera en marcha solo sin que estuviera conectado el cuadro de luces"

Son solo algunas de las muchas historias de fantasmas que se cuentan sobre el Reina Sofía. Puertas que se abren y cierran solas, gritos, un sacerdote torturado durante la Guerra Civil o incluso el fantasma del propio Picasso, enfadado porque el Guernica hubiera salido del Casón del Buen Retiro para instalarse en el museo en el que ahora se encuentra. Muchos de los turistas que atraviesan sus puertas dispuestos a deleitarse con la belleza de las grandes obras, también se quejan en ocasiones del frío que recorre sus pasillos. ¿Casualidad o cosas de fantasmas? Lo dejamos en la elección de cada uno. Sea como fuere, ya forman parte de las leyendas que recorren la capital. Que no son pocas.

Hoy en día, es uno de los museos más importantes de Madrid, que no solo alberga en su interior 'El Guernica' de Pablo Picasso, sino una colección de lo más variada que incluye desde artistas patrios que van desde Ramón Casas a Salvador Dalí, Ángeles Santos, Romero de Torres o Ignacio Zuloaga, a grandes nombres internacionales como René Magritte, Kandinsky o George Grosz. Pero de eso tan solo hace un siglo, y el museo Reina Sofía no solo tiene una historia mucho más larga y variopinta, sino también misteriosa, pues no siempre fue un museo.

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