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El 'efecto Google' o cómo internet está fastidiando tu memoria (y cómo arreglarlo)
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El 'efecto Google' o cómo internet está fastidiando tu memoria (y cómo arreglarlo)

Si notas que tu memoria ya no es la que era y requieres mucho a internet para buscar determinados datos no te preocupes: no estás solo

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Es algo que sucede con una frecuencia más bien alta. Te encuentras en una cena con amigos cuando de pronto alguno pregunta algo, que puede ir desde el nombre de un rey visigodo al año en que comenzó la Revolución Francesa, y todos sacáis rápidamente el móvil para comprobar quién tiene razón y quién se equivoca, en una suerte de lucha encarnizada por la verdad. Eso sí, a nadie se le ocurre tratar de recordar un concepto.

Hay un hobby bastante particular que ha surgido a raíz de tener un teléfono inteligente continuamente en nuestra mano: buscar información de manera ansiosa, saltar de una página a otra de Wikipedia leyendo cosas que, desgraciadamente, se quedan muy poco o nada en nuestra memoria. Cada vez más personas se quejan de que no son capaces de leer con atención (y no de manera vertical) los textos más sencillos. ¿Es posible que internet esté acabando con nuestra atención y nuestra memoria?

El efecto Google

Según indica un reciente artículo publicado en 'Psychology Today', el efecto Google describe un curioso fenómeno por el cual el rendimiento de la memoria de las personas es más pobre y no retiene bien la información porque actualmente nos es demasiado fácil acceder a dicha información, por lo que no se requiere un verdadero esfuerzo para obtenerla. El efecto lleva el nombre de Google porque gracias a él se facilita el acceso a una amplia gama de información. Ejemplos de ello son:

  • Datos disponibles en enciclopedias en línea como Wikipedia
  • Titulares de noticias mostrados en aplicaciones móviles
  • Números de teléfono guardados en las listas de direcciones electrónicas de las personas
  • Fechas y cumpleaños almacenados en calendarios en línea
  • Acceso al vocabulario a través de diccionarios de Internet

La evidencia científica de dicho efecto ha sido proporcionada por una serie de estudios de investigación. Uno de los experimentos requirió que los participantes leyeran y mecanografiaran 40 datos de conocimiento general. Mientras que la mitad de los participantes tenían que guardar los datos en el ordenador, la otra mitad solo los memorizaban. Posteriormente, todos completaron una prueba de memoria que verificó su recuerdo de las trivialidades antes aprendidas: resultó que la segunda mitad de los participantes (los que no habían confiado su recuerdo al ordenador) superó al resto. El otro grupo no sintió la necesidad de memorizar porque sabían que podían buscar los conceptos cuando fuera necesario.

El efecto Google es un mecanismo de adaptación que evita que nuestro cerebro se llene de información innecesaria

Podríamos decir que el efecto Google es un mecanismo de adaptación que evita que nuestro cerebro se llene de información innecesaria. Algunos expertos hablan incluso de que nos está ayudando a ser más eficientes y retener la información que realmente importa. Otros, sin embargo, mencionan los diferentes riesgos que conlleva nuestra dependencia excesiva de Google y la tecnología. Además, la sensación de estar continuamente conectado puede producir estrés y ansiedad.

Superar el efecto Google

Haz un esfuerzo consciente para buscar información. Apaga tu 'piloto automático' puede ser de ayuda, pues es una estrategia que se vincula con la noción de atención plena. Implica prestar total atención a la información que está procesando actualmente y disminuir la influencia de las distracciones, por ejemplo, debido a la multitarea.

Toma notas escritas a mano. No nos referimos a imprimir una página de Wikipedia, sino tomar notas a mano a la antigua. El proceso de sintetizar la información y deletrear las palabras obliga a la menta a participar y ralentizar, contribuyendo así a niveles más profundos de procesamiento y una mejora de la memoria posterior.

Deja tus dispositivos en casa. Un último consejo engañosamente simple es disminuir el uso de dispositivos técnicos como teléfonos, cámaras u ordenadores. Si no están disponibles, no tienes más remedio que retener más conocimientos en tu memoria.

Es algo que sucede con una frecuencia más bien alta. Te encuentras en una cena con amigos cuando de pronto alguno pregunta algo, que puede ir desde el nombre de un rey visigodo al año en que comenzó la Revolución Francesa, y todos sacáis rápidamente el móvil para comprobar quién tiene razón y quién se equivoca, en una suerte de lucha encarnizada por la verdad. Eso sí, a nadie se le ocurre tratar de recordar un concepto.

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