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Así puedes hacer las paces con tu memoria: trucos para no olvidar las tareas pendientes
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Septiembre es sinónimo de cúmulo

Así puedes hacer las paces con tu memoria: trucos para no olvidar las tareas pendientes

Es posible que tu memoria te odie en estos momentos en el que le quieres hacer trabajar por encima de sus posibilidades, pero no te preocupes, hay solución

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Vuelve septiembre y vuelve la rutina, es decir, las nuevas tareas que nunca son nuevas del todo y que, además, se juntan con la recopilación de tareas que has dejando “para otro momento” y que el verano enterró en el cajón del olvido o de septiembre, que es lo mismo. De repente, nos quedamos atrapados en esa espiral de cosas que hay que hacer sin nuevo horizonte lo suficientemente cercano para volver a mirar de reojo a la idea de posponerlas. Colapso. ¿Cómo nos vamos a acordar de cada cosa en el momento exacto de llevarlas a cabo?

Es posible que tu memoria te odie en estos momentos en el que le quieres hacer trabajar por encima de sus posibilidades, pero no te preocupes, hay solución para que el proceso no se haga más cuesta arriba de lo que ya nos resulta la vuelta al ajetreo diario. El experto en educación y vida laboral Marty Nemko sugiere una serie de ideas para que las pongas en marcha.

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En el portal de Psychology Today, Nemko ha recogido lo que, según su propia experiencia, resulta más factible para evitar ese cóctel fatal de desgana y desmemoria. Coge lápiz y papel, o no:

Menos apuntar y más hacer

Lo primero que el experto asegura que hay que apuntar es que no hay que apuntar tanto. Es decir, que dejes de hacerte listas y pegarlas en la pared de tu habitación, en la nevera o en cualquier parte de la casa que luego no vas a mirar como huyendo de ellas. ¿Para qué lo escribes si no le vas a prestar atención a la nota de aviso? Simplemente hazlo.

“Si es solo una tarea de unos minutos, a menudo es mejor hacerla. Eso no solo evita que tu lista de tareas pendientes sea demasiado larga, sino que también suprime la posibilidad de olvidarlo”, dice Nemko, porque luego, ya sabes, llega el remordimiento.

No se trata de que no apuntes nada

Pero después de no intentar escribir menos, escribe. Sí, porque no se trata de que no apuntes nada, sino de que no lo apuntes todo. Sobre todo, resulta mejor apuntar aquello que nos surje y que no hacemos con regularidad, ya sea una actividad laboral o no. Es estos casos, “coloca un post-it en la pantalla de tu ordenador, el espejo del baño u otro lugar por el que pases con frecuencia, por ejemplo, el mostrador de la cocina”. ¡Pero míralo!

Asimismo, cuando se trata de presentaciones, “no dejes que el miedo a olvidar te haga el guión y por ningún motivo te pongas a leer la presentación. Solo ten una hoja de referencia en una tarjeta de índice, con una palabra o frase para cada punto, ejemplo, estadística o anécdota”, recuerda Nemko.

Haz balances diarios

Si es necesario, antes del final de cada día, refresca tu memoria revisando las carpetas de correos enviados de tu correo electrónico y los mensajes de texto de tu móvil, es decir, haz un balance, de la mejor forma que consideres y teniendo en cuenta aquello a lo que dedicas más tiempo. De la misma forma, puede ayudarte “revisar tu correo electrónico y la carpeta de mensajes de texto enviados para ver si hay algo que hayas olvidado hacer”.

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Según este experto, también puede ser buena idea tener siempre un bloc de notas a mano, y dejarlo junto a tu bolso, cartera o mochila para no olvidarlo nunca, para que recuerdes llevarlo contigo. También puedes tener una de repuesto en tu coche. Así podrás anotar todo aquello que se te viene a la cabeza en esos momentos menos oportunos.

Verbaliza y entrégate a la alarma

Pero no solo es bueno escribir, también verbalizarlo. Según Nemko: "Si hay algo que de otro modo podrías olvidar, podría ser útil decirlo en voz alta tres veces, con expresión". De hecho, este experto sostiene que si tienes problemas para recordar el nombre de alguien, "repítelo en voz alta", incluso haz con él una rima.

Por supuesto, nuestra gran enemiga la alarma, por más que no nos guste es, a su vez, una gran aliada. Así que, sobre todo para eventos o actividades urgentes que corres el riesgo de olvidar, "usa la función de alarma de tu teléfono o un temporizador de cocina para recordártelo".

Perdónate

"Para encontrar siempre tus llaves o lo que sea, ritualízalo, es decir, adquiere el hábito de poner tus llaves siempre en el mismo lugar y hazlo de inmediato", apunta.

Por último, pero no menos importante, perdónate. Los descuidos ni te caracterizan ni solo te pasan a ti. Todos olvidamos cosas, y a medida que envejecemos es posible que olvidemos más a menudo. Pero estos consejos pueden ayudarte a reconciliarte con tu memoria y, un poquito más, con septiembre y el regreso a las tareas.

Vuelve septiembre y vuelve la rutina, es decir, las nuevas tareas que nunca son nuevas del todo y que, además, se juntan con la recopilación de tareas que has dejando “para otro momento” y que el verano enterró en el cajón del olvido o de septiembre, que es lo mismo. De repente, nos quedamos atrapados en esa espiral de cosas que hay que hacer sin nuevo horizonte lo suficientemente cercano para volver a mirar de reojo a la idea de posponerlas. Colapso. ¿Cómo nos vamos a acordar de cada cosa en el momento exacto de llevarlas a cabo?

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