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El efecto Dunning-Kruger o por qué opinamos sobre todo en redes sociales
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Descubierto en 1999

El efecto Dunning-Kruger o por qué opinamos sobre todo en redes sociales

El desconocimiento sobre un tema es siempre proporcional a la confianza que se tiene al opinar sobre el mismo, ¿casualidad? Pues claro que no

Foto: Fuente: iStock.
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Ya sea sobre la crisis del coronavirus, los problemas en Ceuta o la última serie de Netflix, en general la gente suele ofrecer su opinión al respecto sobre cualquier tema. Con el auge de las redes sociales este vicio se ha incrementado hasta términos insospechados, y a nuestro alcance están continuamente las argumentadas opiniones de cientos de personas que parecen tener un doctorado del tema en cuestión, sea cual sea.

De hecho, no opinar es un poco como no existir, y aunque nadie haya preguntado tenemos prácticamente el deber de dar nuestra opinión sobre el tema de moda. Como es lógico, es imposible tener conocimiento sobre cualquier cuestión, por lo que la mitad de las veces parece que se opina casi por vicio. Esto podría explicarse con el efecto Dunning-Kruger.

¿Qué es el efecto Dunning-Kruger?

Vayamos por partes: en psicología el efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo en virtud del cual los individuos incompetentes sobreestiman su habilidad, frente a los individuos altamente competentes, que suelen subestimar en relación con la de otros. En otras palabras, cuanto más sabes de un tema probablemente pienses que sabes menos, y viceversa.

Los individuos competentes suelen asignar tareas difíciles a individuos que carecen de la habilidad suficiente para completarlas

¿Cuál es el problema? A consecuencia de este sesgo, los individuos competentes suelen asignar tareas difíciles a individuos que carecen de la habilidad suficiente para completarlas y que además no son capaces de reconocer su fracaso, pues tienen pocas habilidades para conocer su ineptitud. El curioso nombre Dunning-Kruger se lo debemos a los psicólogos David Dunning y Justin Kruger, que fueron quienes lo describieron en 1999.

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Los psicólogos realizaron una serie de cuatro experimentos para analizar la competencia de un grupo de gente en distintos ámbitos: gramática, razonamiento lógico o humor. Los participantes debían estimar su grado de competencia en cada uno de esos campos con una serie de test. Fue entonces cuando notaron que, cuanto mayor era la competencia de la persona en el tema en cuestión, menos consciente era de ella.

Además, también concluyeron que las personas incompetentes no solo no son capaces de reconocer su incompetencia, sino que tampoco reconocen la competencia del resto de las personas (aunque por suerte, conforme uno incrementa su nivel de conocimiento sobre un tema en cuestión se vuelve más consciente de sus limitaciones).

Las personas incompetentes no solo no son capaces de reconocer su incompetencia, sino que tampoco reconocen la competencia del resto

Es irremediable pensar en el síndrome del impostor, que sería algo así como la cruz de la moneda: un trastorno extremadamente habitual (siete de cada diez personas lo han sufrido alguna vez, según los datos), que se produce cuando una persona que es exitosa piensa que todo lo que ha conseguido se debe en realidad a un golpe de suerte.

Desde comentarios en periódicos a largas discusiones en hilos de Twitter, pasando por puestos de trabajo, podemos observar el efecto Dunning-Kruger en distintas facetas de nuestra vida. La cuestión es que cuanto más sabemos de un tema más comprendemos la complejidad detrás, por lo que entendemos que aún hay mucho que desconocemos y que todavía podemos aprender. Sin embargo, cuando nuestro conocimiento sobre el tema es limitado, creemos erróneamente que sabemos mucho más de lo que en realidad sabemos.

Es peligroso, debido a que la toma de decisiones por incompetentes que, por otro lado, creen saber más que el resto, puede producir muchos errores en el ámbito laboral o incluso en la toma de decisiones a un nivel más amplio o social. Por suerte, como señalábamos antes, es subsanable, por lo que aquellas personas que no tengan conocimiento suficiente sobre un tema solo tienen que profundizar en el mismo, aunque, como con todo, el primer paso es admitirlo. Como decía Bertrand Russell: "El problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas". Quizá la clave está en dudar un poco antes de tuitear nuestra opinión sobre cualquier asunto.

Ya sea sobre la crisis del coronavirus, los problemas en Ceuta o la última serie de Netflix, en general la gente suele ofrecer su opinión al respecto sobre cualquier tema. Con el auge de las redes sociales este vicio se ha incrementado hasta términos insospechados, y a nuestro alcance están continuamente las argumentadas opiniones de cientos de personas que parecen tener un doctorado del tema en cuestión, sea cual sea.

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