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Cómo tener conversaciones más profundas e interesantes con los demás
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NADA DE 'SMALL TALKS'

Cómo tener conversaciones más profundas e interesantes con los demás

Disfrutar de charlas significativas con las personas que nos rodean mejora nuestro estado de ánimo y nos ayuda a sentirnos más satisfechos con la vida. ¿Cómo llegar a ese punto?

Foto: No hace falta que os subáis a un árbol para disfrutar de la conversación, pero si eso sirve para darle más intensidad, adelante. (iStock)
No hace falta que os subáis a un árbol para disfrutar de la conversación, pero si eso sirve para darle más intensidad, adelante. (iStock)

Hace un año, durante la cuarentena, teníamos mucho de lo que hablar. Un virus había interrumpido la actividad del mundo entero y colapsado los hospitales. El momento era excepcional, y de hecho, aún a día de hoy sigue resultando un tanto difícil de creer. Pero a medida que fue pasando el tiempo, se iban sucediendo las videollamadas con nuestros familiares y amigos y las series que teníamos pendientes de ver se iban agotando, las conversaciones se quedaron sin temas a los que recurrir, debido en parte a que durante ese período de tiempo apenas ocurría nada.

Ahora, pasado el tiempo y con nuestra vida social mermada a raíz de las restricciones, seguramente se haya aposentado un sentimiento de aburrimiento o cansancio entre la población que hace que las conversaciones hayan perdido fuelle o al menos ya no sean tan interesantes. Del mismo modo, lo que los ingleses llaman 'small talk' y que aquí en España podríamos llamar como "conversaciones de ascensor", también han ido perdiendo terreno en esta nueva normalidad tan extraña. Aquellos que siguen teletrabajando recuerdan con nostalgia aquellos breves diálogos en los que no había nada interesante que decirse pero que resultaban muy positivas en la cotidianidad del día a día.

"La mayoría de nosotros sentimos hambre de compartir lo que estamos pensando, de explorar e indagar en las cosas que nos importan"

Una charla trivial, como la definiría el psicólogo Matthias Mehl de la Universidad de Arizona, es cuando la otra persona no sabe de ti más de lo que sabía antes de empezar a hablar. Y aunque te puede resultar tedioso hablar siempre del tiempo o de las ganas que tienes de que llegue el fin de semana con otra persona a la que apenas conoces, hay estudios que confirman que esta clase de conversaciones insignificantes tienen muchos beneficios para la salud mental, ya que mejoran el estado de ánimo y aportan una mayor confianza en las buenas intenciones de los demás. Es decir, gracias a estas 'small talks' tendemos a ver al resto de personas que comparten vida con nosotros desde un plano más humano y jovial.

En busca de conversaciones geniales

Pero a fin de cuentas, lo que más se valora es cuando la conversación adquiere un rol especialmente importante para sus interlocutores. Esas grandes charlas en los que se pasa de lo divino y lo humano a lo personal y lo íntimo, en las que efectivamente acabas conociendo un poco más a quien tienes enfrente, y que siembran el camino de ilusión para otra ocasión en las que os volváis a encontrar.

"Cuando sucede una conversación profunda, acabamos sintiéndonos más comprendidos y a la vez más conectados con quienes nos rodean"

La calidad de una conversación depende de muchos factores que podríamos abreviar en el hecho de intercambiar información que resulta sustantiva y relevante para nosotros, o que directamente nos interpela. Es ese momento en el que no solo conoces otros aspectos de la persona con la que estás hablando, sino que también a partir de ellos puedes saber un poco más de quién eres y de ti mismo, así como del mundo en el que estáis. Pero para ello es necesario desarrollar una buena capacidad de autoexpresión, es decir, ser franco y honesto con quien tienes delante.

Así lo cree la psicóloga social Kirsty Gardiner, de la East London University, quien lleva años analizando las interacciones sociales. Según ella, la autoexpresión es la primera cualidad que se necesita para gozar de una buena charla significativa. "La mayoría de nosotros sentimos hambre y necesidad de compartir lo que estamos pensando, de explorar e indagar en las cosas que nos importan", asegura Lucy Foulkes, profesora de psicología en la University College of London, en un artículo de 'Aeon' en el que cita a Gardiner para aproximarse a cómo funcionan esta clase de conversaciones. "Entonces, nos ayuda a sentirnos comprendidos el hecho de tener la oportunidad de concretar todos esos pensamientos abstractos que tenemos en la cabeza y compartirlos con un oyente para que los valide".

Foto: Fuente: iStock

El otro factor que determina la calidad de la conversación es que nos ayude mejor a comprendernos a nosotros mismos. "Este proceso de hablar y ser escuchado nos ayuda a desarrollar un sentido de conexión con el otro, que es el último paso a la hora de forjar una comunicación significativa", asegura Foulkes. En dichas charlas, somos oyente y orador al mismo tiempo, por lo que se produce una retroalimentación de significado entre lo que pensamos y sentimos con el otro. "Cuando esto sucede, acabamos sintiéndonos más comprendidos y a la vez más conectados con quienes nos rodean".

¿Cómo pasar a un nivel más profundo?

Además, estas conversaciones significativas permiten que disfrutemos más de la vida, pues es evidente que cuanto más nos sintamos conectados a los demás y compartamos momentos importantes con ellos, mayor será nuestra satisfacción personal. ¿Qué hacer, por tanto, para disfrutar más de los diálogos con otras personas? ¿Hay alguna fórmula para llevar la conversación a otro nivel, más cercano y profundo?

Como todo en la vida, solo si lo buscas. Efectivamente, si eres más bien tímido y de primeras no se te dan bien las 'small talk', te será más difícil avanzar hacia (podríamos decir) una 'long talk'. Es complicado saber pillar el punto a la conversación, sobre todo si no conoces en profundidad a tu interlocutor. En ese caso, lo que deberás hacer, si no sabes muy bien qué decir, es escuchar. Pero claro, llegará un momento en el que tendrás que reaccionar y tal vez establecer un nuevo tema en el diálogo. Entonces... ¿cómo empezar a hablar de cosas realmente interesantes e importantes?

Si solo hablas de ti mismo y te cierras en tus opiniones y discursos, la otra persona es posible que sienta rechazo

A decir verdad, hay muchos libros en el mercado que versan sobre grandes preguntas que se lleva haciendo la humanidad durante años, pero tampoco es cuestión de ponerse filosófico si quieres elevar la intensidad de la conversación. Dependiendo de aquello que os una o tengáis en común, seguramente saques algún tema de alto calado, ya sea sobre el trabajo o sobre el amor. Uno de los trucos más interesantes para conseguir establecer un vínculo más profundo con otra persona es preguntarle sobre episodios de su vida sin, evidentemente, resultar meticón. Pero cuando estás conociendo a una persona, no hay nada más apasionante y enriquecedor que compartir vivencias que pueden ser iguales, parecidas o distintas, pero en todo caso enirquecedoras vitalmente.

Entre las cosas que no deberías hacer ni por asomo es resultar pesado. Y menos con alguien a quien apenas conoces pero te interesa descubrir. Si solo hablas de ti mismo y te cierras en tus opiniones y discursos, la otra persona es posible que sienta rechazo. Por no hablar del hecho de emitir juicios que no vienen a cuento sobre lo que piensa, dice o hace. Tan solo debes dejar que fluya la conversación, y en el momento propicio, preguntar algo con más calado y profundidad. Así, lograrás mantenerte más en contacto con el mundo y las personas que habitan en él, una sensación que a día de hoy es más necesaria que nunca después de haber vivido tan aislados en los últimos meses.

Hace un año, durante la cuarentena, teníamos mucho de lo que hablar. Un virus había interrumpido la actividad del mundo entero y colapsado los hospitales. El momento era excepcional, y de hecho, aún a día de hoy sigue resultando un tanto difícil de creer. Pero a medida que fue pasando el tiempo, se iban sucediendo las videollamadas con nuestros familiares y amigos y las series que teníamos pendientes de ver se iban agotando, las conversaciones se quedaron sin temas a los que recurrir, debido en parte a que durante ese período de tiempo apenas ocurría nada.

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