En busca de una máquina con la que los perros aprendan a hablar con nosotros

Los que tienen la suerte de tener un perro lo saben: no les hace falta que estos animales sepan hablar como una persona normal, pues tienen una suerte de comunicación con su mascota que con solo mirarla a los ojos u observar su comportamiento saben qué quieren, qué esperan o qué les pasa. A pesar de esto, el anhelo de que los perros pudieran hablar siempre ha estado presente en los humanos, y una prueba de ello son las múltiples películas de dibujos animados que tienen como protagonistas a los canes.

Por todo ello, cada cierto tiempo se publican investigaciones científicas que buscan la forma de conseguir que expresen sus pensamientos y emociones como hacemos nosotros. La última en este aspecto es la del doctor Federico Rossano, director del Laboratorio de Cognición Comparada de la Universidad de California, y un colega suyo llamado Leo Trottier. Ellos han diseñado el proyecto titulado They Can Talk para intentar entrenar a distintos animales, no solo perros, en habilidades psicolingüísticas para que así puedan hablar. Ya han pasado por él mil perros, 50 gatos y unos cuantos caballos, según informa 'The Guardian' en un interesante estudio sobre el tema.

"Era tan fácil como entregar a los dueños estos dispositivos encaminados a solucionar los problemas del habla y del lenguaje en humanos"

Pero más allá de este gigantesco proyecto, Christina Hunger, una logopeda de San Diego se ha hecho recientemente viral en las redes por haber inventado un método con el que entrenar en la comunicación a su perra Stella desde que era un cachorro en 2018. "Al principio, mi intención era simplemente enseñarle algunas palabras para que realizara algunas necesidades báscias que nos ayudaran a comunicarnos mejor, pero una vez comenzamos el progreso nos llevó a más y más", asegura para el medio británico.

Hunger diseñó un panel con cuatro botones que al presionarlos hacían sonar una palabra diferente. Después de dos años practicando, ha conseguido ampliar las funciones de este dispositivo con el que se comunica con su perro para transmitir conceptos verbales con combinaciones de hasta cinco palabras a la vez, una herramienta muy similar a las que usa para tratar a personas con problemas en el habla. El año pasado, Trottier descubrió su proeza gracias a Instagram, y tuvo la idea de fabricar una caja de resonancia para mascotas que cualquiera pudiera usar para así seguir avanzando en sus investigaciones sobre el lenguaje que usan los animales o su forma de comunicarse.

"Al ver lo que Christina estaba haciendo nos dimos cuenta de que lo que pensábamos hacer tardaría más de una década en arrojar resultados, debido a la enorme cantidad de datos y equipos de software", asegura el científico. "Y en realidad, era tan fácil como entregar a los dueños estos dispositivos encaminados a solucionar los problemas del habla y del lenguaje en humanos".

Un proyecto global

Así es como Trottier y Rossano consiguieron adaptar su programa de investigación gracias a las técnicas implementadas por Hunger. Ambos admiten que han encontrado muchos voluntarios, tanto profesores como logopedas y entrenadores de perros para empezar a entrenar a los canes con las cajas sonoras usadas por la joven de San Diego. Ahora, pasados unos meses, el programa cuenta con un montón de apoyo tanto fuera como dentro de la red, habiéndose viralizado mucho el proceso de entrenamiento de los perros en redes sociales como TikTok.

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Sin embargo, pese a todos los avances que parecen dar los canes, los científicos están convencidos de que nunca podremos hacerles hablar. No solo porque a nivel neurológico sería prácticamente imposible que dieran un salto cognitivo y entendieran lo que les decimos pudiendo respondernos, sino también porque al fin y al cabo el lenguaje hablado y escrito es una capacidad que solo se reserva a nuestra especie. Al apretar los botones con dibujos y sonidos, los científicos creen que se comportan más como niños tocando algo que les gusta o les hace gracia, pero nada más, de ahí a que puedan hablar a través de este dispositivo hay un trecho.

"Si los animales pudieran usar el lenguaje de una manera total y verdadera para compartir sus pensamientos y emociones nuestra concepción de la vida emocional y mental de otras criaturas cambiaría por completo, así como también nuestras supersticiones sobre ellos y el trato que les damos, cómo interactuamos con ellos y qué tipo de derechos les daríamos", asevera Rossano.