Un niño pone la mascarilla a su perro para ir de paseo en bicicleta

Las mascarillas son, junto a la higiene de manos y al mantenimiento de la distancia social, las mejores formas de mantener alejado al coronavirus. Desafortunadamente, no todo el mundo cumple esas medidas, sobre todo entre los más jóvenes. Por eso, cuando se encuentran casos extraordinarios como el de Antony, es fundamental conocerlos y darles la repercusión que se merecen.

Antony Hernández es un niño ecuatoriano que vive en la parroquia rural de San Bartolomé Pinllo, en el centro del país. Ha saltado a la fama después de que la página de Facebook de la pequeña localidad donde vive contara su historia: ahora es toda una celebridad gracias al cuidado y el cariño que demostró tratando a su perro.

En el primer vídeo que se hizo viral en las redes sociales se puede ver cómo Antony está preparando a su mascota para irse los dos juntos de paseo en su bicicleta. Después de colocar al animal sobre el manillar, le pone una mascarilla con todo el cariño, justo antes de ponérsela él mismo. Un detalle del amor que el pequeño siente por su perro y al que quiere proteger del covid-19.

Acogiendo animales

Pero Antony no tiene solamente un perro, sino que en su hogar conviven hasta 11 animales, como reconoce su madre Desy en un segundo vídeo colgado en Facebook. Y eso, a pesar de que sus condiciones económicas no son las más idóneas, ya que en su casa tienen bastantes problemas para llegar a final de mes. Pero eso no impide que puedan ayudar a quienes lo necesitan.

Antony siempre se lleva a su perro Buddy de paseo subido en su bicicleta, pero vayan a donde vayan los dos llevan puesta siempre su mascarilla. Y, aunque se ha convertido en un personaje famoso tanto en su pueblo como en otras partes de Ecuador, no pierde la sonrisa y la humildad.

Las autoridades han pedido ayuda para que la familia pueda seguir alimentando a los animales con los que conviven. Su ejemplo debe servir para que otras personas sigan las medidas de seguridad que recomiendan los responsables sanitarios: si el pequeño puede hacerlo para él y su mascota, ¿por qué no pueden los demás?