Ganaron un millón a la lotería y lo han usado para cambiar la vida a sus hijos autistas

Cuando se trata de contar las historias de personas a las que les ha tocado la lotería en algún momento de su vida, a menudo nos encontramos casos de personas humildes o de clase media pero que, de repente, pueden acceder a lujos con los que antes apenas podían ni siquiera soñar. Les cambia la vida de un momento a otro.

Ese es, sin duda, el objetivo que casi todos los que juegan a la lotería o a otros juegos de azar persiguen: ganar un gran premio que les permita dejar atrás su día a día monótono y a menudo aburrido. Pero hay veces en los que la lotería puede ayudar a quien más lo necesita, cambiar la vida de arriba abajo a personas que tienen problemas mucho más importantes de lo normal.

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Uno de esos casos es el de Darren y Kate Donaghey, una pareja de Newcastle, en el norte de Inglaterra, que ganó un millón de libras a la lotería, algo más de 1.150.000 euros. Y con ese premio han conseguido convertir en realidad los deseos más grandes de sus dos hijos, algo que no es nada fácil ya que ambos son autistas.

El dinero ayuda a la felicidad

Los amigos de Darren siempre le habían apodado 'Lucky' Darren, es decir, Darren 'el suertudo'. Le decían que tenía mucha suertede tener junto a él a una mujer como Kate, pero ese apodo se multiplicó hace cuatro años, cuando ganó el sorteo de una radio local consiguiendo un viaje a Grecia para él y para el resto de su familia. La verdad es que sí tenía suerte.

Los amigos de Darren le apodaban el suertudo por tener a una mujer como Kate a su lado, pero ha demostrado que tiene suerte de verdad

Pero ahora, esa suerte se ha multiplicado: hace pocas semanas, Darren compraba un boleto del tipo rasca y gana por cinco libras. Era de una serie dedicada al famoso juego del Monopoly y parece que soñar con ser millonario le ha traído la poca suerte que le faltaba: al rascar el boleto descubrió que había ganado 1 millón de libras.

Darren, de 34 años, y Kate, de 29, se sentaron en una mesa y tomaron una rápida decisión: se iban a gastar una buena parte del premio en una casa nueva. Encontraron la que más se justaba a sus necesidades y en pocos días abandonaban su vieja casa de 55.000 euros en un barrio humilde para trasladarse a una mansión de casi medio millón en una zona mucho mejor.

Pero lo que buscaban, más allá de que el barrio fuera más o menos elitista, era una casa que respondiera a las necesidades de sus dos hijos: tienen un niño de 7 años y una niña de 4 que padecen un problema grave de autismo. Los dos niños siempre habían querido tener una casa más grande y, por fin, sus padres iban a poder complacerles convirtiendo su sueño en realidad.

Vigilancia las 24 horas

Hasta ahora, Darren trabajaba de 9 de la mañana a 5 de la tarde en un call-center local, pero gracias al dinero de la lotería ha podido dejar el empleo: "Fue uno de mis primeros pensamientos. Me tomé un tiempo para pensarlo y luego me di por vencido. Con suerte, nunca tendré que volver al horario de 9 a 5".

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Pero lo que de verdad querían era invertir en sus hijos. Reconocen al Mirror que su "mayor deseo" era conseguir más espacio para ellos: "Significa una gran diferencia en sus vidas, pero hemos sido demasiado cautelosos. Aparte de la casa, no nos hemos dado ningún lujo realmente. Queríamos cuidar de nuestra familia y amigos, y es la mejor sensación, pero sabíamos que teníamos que hacer planes a largo plazo para los niños".

La lotería nacional británica ofrece la ayuda de asesores financieros a los ganadores y los Donaghey la aceptaron encantados: “Sabíamos que teníamos que tener cuidado. Puede que los niños no sean independientes el día de mañana, por lo que necesitarán tener apoyos. No queremos desperdiciar el dinero y nos hemos centrado en el largo plazo; por eso no nos hemos comprado un deportivo y cosas así".

Se han gastado el dinero en las necesidades de sus hijos: una casa más grande y atención 24 horas

Su único lujo es dejar de trabajar, pero tiene una doble lectura: ahora Darren y Kate pueden cuidar de sus hijos las 24 horas sin tener que contratar a nadie. Los amigos, de momento, les tienen envidia porque ya no sufren el síndrome del domingo por la tarde cuando hay que pensar en trabajar al día siguiente, pero reconocen que son una familia maravillosa que se merece lo que les ha pasado.