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La forma más extraña (y sorprendente) de acabar con los antojos, según los científicos
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La forma más extraña (y sorprendente) de acabar con los antojos, según los científicos

Un experimento ha revelado que pensar reiteradamente en consumir el alimento con el que soñamos hace disminuir la cantidad que comemos

Foto: Los antojos son parte de nuestro día a día menos saludable (Foto: iStock)
Los antojos son parte de nuestro día a día menos saludable (Foto: iStock)

¿Quién no se ha comido una tableta de chocolate de una sentada? ¿Quién no ha atacado alguna vez esa bolsa de patatas fritas que había en la despensa y se la ha terminado? ¿Quién no se comió un bote de pepinillos o cebolletas porque necesitaba desesperadamente algo de vinagre? Todos son antojos, de mayor o menor envergadura, y parece que (por fin) hay una solución científica para no sucumbir a esa tentación.

Carey Morewedge, psicólogo social de la Universidad de Boston, explica a la BBC que “los antojos están vinculados a la memoria. Cuando comemos un alimento que nos gusta, creamos un recuerdo positivo. Cuando asociamos una comida con recuerdos felices, afecta a lo bien que creemos que sabe y lo bien que nos hace sentir”. Eso hace que un simple olor o un sentimiento nos lleven a provocar un antojo.

Foto: Nachos con carne

Pero los científicos saben que los antojos, al mismo tiempo, están muy ligados a los centros de recompensa que las personas tenemos en el cerebro. Y hay determinados alimentos que accionan esos centros de recompensa automáticamente, como las bebidas azucaradas o los alimentos llenos de carbohidratos. Así, una investigación de la Universidad de Yale reveló que mezclar carbohidratos con grasas reforzaba esos centros de recompensa.

Motivos para tener antojos

Es normal que las personas que se someten a dietas restrictivas padezcan antojos. Lo mismo sucede con quienes sufren ansiedad, se aburren fácilmente o quienes tienen un exceso de estrés. Son algunas de las características que se han asociado históricamente con los antojos, al igual que dormir durante el día. Pero, ¿cómo podemos desecharlos de nuestra cabeza?

Las dietas restrictivas, la ansiedad, el aburrimiento o el estrés ayudan a tener antojos

La terapeuta Sally Baker da algunas soluciones que pueden ayudar a lidiar con las ganas repentinas de comerse una tarrina de helado o, simplemente, unas golosinas. La primera es beber agua: medio litro antes de las comidas no solo ayuda a prevenir antojos, sino también a adelgazar. La segunda es hacer ejercicio: hay varios estudios que han revelado que los antojos se reducen cuando las personas se ponen en movimiento.

También es importante “comer lo suficiente a la hora de las comidas para evitar que busques golosinas azucaradas por la tarde o por la noche”. Mientras que la cuarta y última teoría para olvidarnos de los antojos pasa por hacer algo que distraiga al cerebro, como “dar un paseo por un parque, reunirse con amigos o, incluso, un baño puede ser mucho más satisfactorio que recurrir a un refrigerio y es más probable que te haga sentir mejor".

placeholder El helado y el chocolate, dos de los alimentos que suscitan más antojos (Flower Experience)
El helado y el chocolate, dos de los alimentos que suscitan más antojos (Flower Experience)

Pero, cuando todas esas teorías han fallado, ¿existe alguna otra solución? Los científicos han investigado y han llegado a la conclusión de que además del clásico “deja de pensar en eso” se puede hacer justo lo contrario: pensar repetidamente en un alimento nos puede ayudar a conseguir que no caigamos en la tentación y nos atiborremos de un determinado producto.

La teoría antiantojos

Un experimento reunió a 30 voluntarios, en cabinas separadas, a cada uno de los cuales se les dieron 30 trozos de chocolate. Según el psicólogo Carey Morewedge, “la idea es que esos 30 chocolates estimularan un antojo. Los antojos a menudo se forman a través de un recuerdo que tenemos. Es posible que recordemos un momento positivo en el que comimos chocolate, podemos pensar en el sabor de un chocolate que alguna vez disfrutamos”.

Foto:  Pilar Rubio, en una imagen reciente. (Gtres)

Morewedge continúa explicando que "todos estos diferentes tipos de señales pueden llevarnos a pensar en lo positivo que sería tenerlo y a notar lo desagradable que es que no estemos comiendo chocolate en este momento". Pero ahí llega lo inusual de su teoría: en vez de evitar pensar en el chocolate, se pidió a los voluntarios que pensaran en comerse los 30 trozos que les habían proporcionado.

El psicólogo señala que "eso es lo que encontramos al investigar: cuando las personas intentan suprimir los pensamientos de algo, tienden a activar esos pensamientos y es más probable que los tengan". Se basaron en la idea de que pensar en comer chocolate en el futuro aumenta el deseo; pero cuando lo obtienes y lo empiezas a comer, el apetito disminuye y el segundo trozo es menos atractivo que el primero, y así consecutivamente.

Además del clásico "deja de pensar en eso” se puede hacer justo lo contrario: pensar repetidamente en un alimento

Por eso, la solución es imaginarnos que nos comemos ese primer trozo de chocolate, ya que después tendremos menos ganas de consumirlo. El experimento con varias personas a las que se ofreció queso y dulces reveló que, cuando había un pensamiento previo en consumirlo, disminuía la cantidad de alimento que terminaban ingiriendo. Una fórmula poco común de enfrentarnos a los antojos, pero… ¿y si funciona?

¿Quién no se ha comido una tableta de chocolate de una sentada? ¿Quién no ha atacado alguna vez esa bolsa de patatas fritas que había en la despensa y se la ha terminado? ¿Quién no se comió un bote de pepinillos o cebolletas porque necesitaba desesperadamente algo de vinagre? Todos son antojos, de mayor o menor envergadura, y parece que (por fin) hay una solución científica para no sucumbir a esa tentación.

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