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Las cosas que nunca deberías guardar en el trastero (y lo haces)
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ni la cueva de aladino tenía tanto

Las cosas que nunca deberías guardar en el trastero (y lo haces)

¿Almacenas todo lo que te estorba en esa parte de la casa, tanto que puedes acabar sepultado si entras dentro? Quizá deberías ir sacando algunas pertenencias

Foto: Foto: iStock.
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Alí Babá abrió la cueva y se llevó parte del tesoro a casa, pero ríete tú de algunos trasteros que, probablemente, tienen muchas más alhajas. Tendemos a almacenar en ellos demasiadas cosas, y después tememos abrir la puerta y quedar sepultados bajo miles de objetos que ya no recordábamos que teníamos (cuidado con el síndrome de Diógenes).

Ya sea porque puedes olvidar que tienes objetos de verdadero valor cogiendo polvo en la mazmorra, o porque incluso en algunos casos puedes provocar un desastre mayor. Según la revista 'Best Life' estos son las cosas de las que no debes desprenderte nunca ni relegar a ese rincón frío y oscuro de tu casa.

Papeleo importante

Ni las escrituras de la casa, los papeles del coche o los contratos de trabajo deberían estar ahí. Necesitas tenerlos a mano, puesto que nunca sabrás cuándo vas a necesitarlos, pero probablemente sea un momento crucial que corra cierta prisa. ¿Te imaginas entonces teniendo que sacarlos de las profundidades de tu trastero?

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Tampoco es una apuesta segura que almacenes las reliquias que quieras transmitir a tus familiares. No solo porque pueden perderse, sino también deteriorarse con el paso del tiempo (¿y si hay una inundación inesperada o moho?). En el cajón de una cómoda serán más fáciles de encontrar y se conservarán mejor. Lo mismo sucede con las fotografías.

Ropa de cama

¿Tienes un sótano, garaje o trastero donde guardas muchas cosas? Pues ten cuidado con las humedades. Son el mejor foco para moho y hongos, lo que significa que no deberías guardar la ropa de cama allí, a menos que nos jures que está bien envuelta en un plástico. No creo que quieras descansar tu mejilla contra algo que ha sido invadido por esporas potencialmente dañinas que pueden causarte desde dolores de cabeza a dificultad respiratoria.

Bicicletas

De la misma forma, aunque es un clásico meter la bicicleta en esa parte de tu hogar, puesto que ocupa mucho, no es la mejor idea. Las fluctuaciones de temperatura pueden conseguir que las llantas pierdan presión, por lo que quizá deberías colocarla en otro lugar estratégico de la casa, donde el clima esté un poco más controlado.

Comida enlatada

Vale, es posible que esas latas (incluida la comida para perros) no requieran ser refrigeradas, pero eso no significa que no necesiten un ambiente con un clima un poco más uniforme.

La humedad y los cambios de temperatura no hacen el trastero un lugar propicio para muchos objetos que podrían coger hongos o moho

Tienen más probabilidades de causar problemas de salud para quienes las toman, pues las latas que se congelan y después se descongelan fuera de un refrigerador no son seguras para el consumo. Además, la comida (volvemos a insistir en aquella para tus mascotas) puede invitar a las plagas. Mejor no.

Instrumentos de viento y madera

Quizá el clarinete de tu hijo está pidiendo a gritos que lo saques del salón, que ahí molesta, pero el trastero no es la mejor opción. La humedad, de nuevo, puede afectar al acabado del instrumento e incluso puede crecer moho (y tocar un instrumento aquejado con él no es muy aconsejable para la salud), además, la almohadilla y la tela podrían comenzar a agrietarse.

Juguetes

¿Tus hijos tenían mas muñecos que Andy en 'Toy Story', se han hecho mayores y los has metido en una bolsa o caja que han ido a parar al trastero? Error. De nuevo volvemos al riesgo del moho y los hongos, pero no solo eso, también el frío y el calor pueden hacer que las baterías del interior de los juguetes electrónicos exploten. Y, por último, otro recordatorio sobre las plagas.

Explosivos y objetos inflamables

Dos palabras: es peligroso. Tan simple como eso. Seguro que hay otro lugar donde puedas meter esa bombona de butano.

Alí Babá abrió la cueva y se llevó parte del tesoro a casa, pero ríete tú de algunos trasteros que, probablemente, tienen muchas más alhajas. Tendemos a almacenar en ellos demasiadas cosas, y después tememos abrir la puerta y quedar sepultados bajo miles de objetos que ya no recordábamos que teníamos (cuidado con el síndrome de Diógenes).

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