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Michael Porter: "La competencia es maravillosa, necesitamos preservarla"
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Michael Porter: "La competencia es maravillosa, necesitamos preservarla"

Uno de los mayores expertos en el mundo de los negocios advierte en el World Business Forum de Madrid de los grandes retos a los que se enfrentan las empresas de hoy en día

Si hay un gurú de los negocios, ese es Michael E. Porter. Todas y cada una de las grandes empresas del mundo darían lo que fuera por que su nombre apareciera entre sus principales asesores. Economista e investigador, nació en Ann Arbor, Michigan. Entró en la Universidad de Princeton a estudiar Ingeniería Mecánica y Aeroespacial y más tarde trabajó en la Armada de Estados Unidos incentivado por su padre. Pero, con el paso de los años, supo que ese no era su destino, y en 1971 se retiró para realizar un máster en Administración de Empresas en la prestigiosa Universidad de Harvard.

Una de sus mayores aportaciones al mundo empresarial fue su conocida teoría de 'las cinco fuerzas', aparecidas en un artículo titulado "Cómo las fuerzas competitivas dan forma a la estrategia", publicado en 1984 en la ‘Harvard Business Review’. Años después, Porter ingresó en la lista de 'best sellers' con su libro ‘Ventaja competitiva’, en el que se enfocó en el desarrollo de la cadena de valor. Esta herramienta sirve para identificar las fuentes de la ventaja competitiva de las compañías, un concepto muy revelador y avanzado para su tiempo.

El gran reto consiste en saber llevar la estrategia al mundo real de hoy en día

Su siguiente récord en ventas fue ‘La ventaja competitiva de las naciones’, publicado en 1990, en el que realiza un análisis comparativo y detallado sobre las variables competitivas de distintos países y regiones. Demostró que la competitividad estaba relacionada con la abundancia y la calidad de los factores de producción, así como con las condiciones de la demanda y de la estrategia, la estructura y la rivalidad de las empresas, en una hipótesis conocida como 'el diamante de Porter'. Este miércoles, ha presentado su conferencia en el World Business Forum de Madrid, y ha accedido en exclusiva para El Confidencial a realizar una entrevista antes de su intervención.

placeholder Michael Porter, durante su intervención en el World Business Forum Madrid. (WOBI)
Michael Porter, durante su intervención en el World Business Forum Madrid. (WOBI)

PREGUNTA. ¿Cómo van a competir los países a partir de ahora y qué importancia tendrá su estrategia a seguir?

RESPUESTA. Creo que los países cada vez están compitiendo más entre ellos, a medida que la información que circula por todo el mundo crece. Cada país debe buscar su propio y único lugar dentro de la escena internacional. Lo que hemos aprendido hasta ahora es que no puedes copiar la estrategia de otros, tienes que buscar una propia. Debes saber cuáles son tus productos y tus alianzas comerciales. La situación mundial ahora mismo es muy complicada, la competencia entre países está creciendo a pasos agigantados y el contexto ha cambiado muchísimo. Es bastante complejo revertir las políticas necesarias para conseguir una mayor productividad. Creo que tenemos un grave problema en lo referente a diseñar una buena estrategia comunicativa en el campo tecnológico. No exactamente en lo que creen que se debe hacer; sinceramente creo que nadie sabe realmente qué es lo que hay que hacer. El gran reto está en saber llevar la estrategia al mundo real de hoy en día.

[Vea el programa del World Business Forum en Madrid]

P. ¿Qué ha cambiado desde que usted publicó su famoso libro ‘La ventaja competitiva de las naciones’?

R. Ha habido muchísimos cambios tecnológicos, que han afectado a la economía. Ahora hay que tener en cuenta la transformación virtual, algo que solo ha hecho crecer la lista de todas las habilidades que debes desarrollar para competir. La economía global se ha expandido demasiado, y en general todo ha cambiado drásticamente en los países más poderosos del mundo: sus políticas y su economía, salpicadas por los nacionalismos tanto de derechas como de izquierdas, afectan sin duda al mercado global, y es muy difícil progresar de este modo. Este creo que es el mayor cambio que se ha producido en los últimos años desde la publicación de mi libro. Por otro lado, las nuevas tecnologías están incrustadas en los propios productos, expandiendo el modo en que los productos crean valor y desplazando la esencia de la competitividad. Entender cómo van a desarrollar su estrategia los países y mercados en base a estos aspectos es el mayor desafío que tenemos hoy en día.

placeholder Michael Porter, durante su intervención en el World Business Forum Madrid. (WOBI)
Michael Porter, durante su intervención en el World Business Forum Madrid. (WOBI)

P. ¿Cómo será la competitividad en el futuro, con la llegada de la inteligencia artificial?

R. Aquí hay que tener en cuenta varias cosas. Sabemos que la transformación digital en la cadena de valor y la propia esencia de la producción o del trabajo han cambiado, incluso hasta en las habilidades y competencias de los propios empleados. Algunas industrias no tienen fronteras dentro de la transformación digital. Internet no solo ha transformado el modelo productivo, sino las reglas del juego en el que este sucede. El tema de la inteligencia artificial produce hoy en día agudos quebraderos de cabeza, pero no creo que realmente sepamos todavía la situación a que nos va a dirigir. Ahora mismo, la ciencia es la única que puede hablar de ella.

La inteligencia artificial es una incógnita, un signo de interrogación. Nadie sabe qué va a pasar cuando penetre en la industria

Todavía es demasiado pronto para lanzar pronósticos, pero creo que servirá para mejorar la eficiencia de los procesos productivos, así como potenciar la oportunidad de conseguir una mayor flexibilidad y disponer de los productos digitales casi al momento, algo que no sucedía en el contexto anterior, que fue bueno en su momento pero que ya debemos dejar atrás. Creo que la inteligencia artificial es una incógnita, un signo de interrogación. Nadie sabe con exactitud qué es lo que pasará cuando penetre en la industria y llegue a las empresas.

P. ¿Vamos a un escenario empresarial en el que las compañías más exitosas del mundo lo serán aún más y el resto tenderá a desaparecer?

R. Bueno, ciertamente, en las nuevas industrias hemos tenido grandes compañías que casi dominan a la competencia en ciertos sectores, con el impulso de gigantescas economías de escala en las que nadie puede seguirte el ritmo. Google es un gran ejemplo de esto; nadie sabe todo sobre el mundo, por lo tanto Google obtendrá más búsquedas, es inevitable. Y aunque ahora mismo parece que Apple o Amazon están a la cabeza, pienso que surgirán más competidores para estos titanes económicos, usando la tecnología de una forma que ellos no hayan pensado aún.

Las empresas que cada vez cosechan más éxito funcionan durante un tiempo, pero si tienes una nueva idea, o una forma de anular a la competencia, has dado en el clavo. Por ejemplo, si alguien dice: “Nosotros creemos que los 'smartphones' son realmente primitivos, y que no vamos a usar 'smartphones' en el futuro, sino gafas a través de las cuales podremos hablar y hacer uso de la información sin el uso de pantallas. Creo que las pantallas son un producto malo, es difícil leer sobre ellas, son planas y no puedes experimentar lo que consumes”.

Muchas compañías comienzan a ser muy dañinas para la economía con sus fusiones y el uso de la política en su propio beneficio

Es un gran ejemplo que se puede aplicar a Apple, cuyo estatus parece intocable, pero puede verse alterado por el modo en que consumimos la información las personas. Y esa es la naturaleza de la competencia. Si miramos hacia atrás en la historia y prestamos atención a muchísimas empresas que en su momento parecían intocables, descubrimos que ellas también sucumbieron a esta competencia contra sus rivales. La competencia es maravillosa, necesitamos preservarla. Necesitamos prevenir el monopolio.

Es algo que me preocupa mucho, fundamentalmente en mi país, Estados Unidos, donde estamos permitiendo demasiadas fusiones, en las que uno compra a uno, o el otro adquiere al otro y así... Creo que Europa ha sido más estricta en lo referente a políticas para fomentar la confianza empresarial, intentando asegurar que las grandes compañías no exploten a otras más pequeñas. Vivimos un momento muy interesante, pero no creo que el mayor riesgo sea el fomentar la competencia entre organizaciones, sino que muchas empiezan a ser muy dañinas para la economía con sus fusiones y el uso de la política para su propio beneficio. Como ciudadanos y consumidores, esperamos que nuestro Gobierno tome las medidas adecuadas.

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Foto: WOBI.

P. Tras el auge de los partidos de ultraderecha y de las políticas antiglobalización, ¿qué consecuencias políticas habrá en los próximos años? ¿Vamos hacia un mundo diferente?

R. He de confesar que no soy un experto en políticas globales. Se me puede considerar un experto en Estados Unidos, debido a la gran cantidad de trabajo que he desarrollado sobre mi país. Y lo que puedo decir es que cuando hay tanta polarización y cada uno de los lados ve el mundo de una forma totalmente distinta, lo que suele significar es que no hay progreso. Y eso es lo que ocurre en nuestro país, los demócratas bloquean a los republicanos, los republicanos bloquean a los demócratas; y no podemos sacar adelante nuestras políticas económicas. Mi predicción es que cuando vemos estas políticas de extrema derecha, generan una polarización dentro de los gobiernos que lo único que consiguen es ralentizar la política. Los países en los que el Gobierno es más uniforme o los partidos son capaces de comprometerse para no estancarse, tienden a ser más exitosos. Y, ahora mismo, el auge de los extremos es una gran amenaza, y si la política va por encima del raciocinio o el progreso, lo llevamos crudo.

Si hay un gurú de los negocios, ese es Michael E. Porter. Todas y cada una de las grandes empresas del mundo darían lo que fuera por que su nombre apareciera entre sus principales asesores. Economista e investigador, nació en Ann Arbor, Michigan. Entró en la Universidad de Princeton a estudiar Ingeniería Mecánica y Aeroespacial y más tarde trabajó en la Armada de Estados Unidos incentivado por su padre. Pero, con el paso de los años, supo que ese no era su destino, y en 1971 se retiró para realizar un máster en Administración de Empresas en la prestigiosa Universidad de Harvard.

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