La lección que aprendió la mujer que estudiaba el tamaño de los penes

Al año, se publican muchísimas investigaciones sociológicas y científicas. Tantas, que algunas de ellas pueden parecer ridículas o un poco estúpidas. No solo para el público, sino también para los propios participantes. Esto es lo que le pasó a Alicia Walker, una profesora asistente de sociología en el estado de Missouri quien, decidida a elaborar un profundo estudio sobre el miembro viril masculino y su relación con la autoestima, tuvo que renunciar a realizarlo porque los sujetos de la investigación no se lo tomaron ni mucho menos en serio.

Walker pidió a 3.600 participantes masculinos mayores de 22 años que respondieran a una encuesta sobre el tamaño de su pene, además de sus relaciones y hábitos sexuales. Asimismo, solicitó fotografías de ellos mismos midiéndose los genitales para garantizar la fiabilidad de la medición. Finalmente, Walker aseguró que no se facilitaría ninguna información que diera pistas sobre la identificación de los participantes, además de asegurarse de que todas las fotos y encuestas enviadas ya se destruyeron y nunca fueron vistas. La profesora también se planteó realizar entrevistas por correo electrónico o por teléfono, algo que ya no continuará haciendo más.

Recibí correos con bromas y caricaturas, desde Bob Esponja hasta mascotas, pero también mensajes agresivos

El estudio de Walker fue ridiculizado a través de publicaciones en las redes sociales que aseguraban que estaba coleccionando "dick photos", o lo que en España se conoce vulgarmente como "foto pene". La hipótesis: los hombres con penes pequeños poseían una baja autoestima. Después de solo una semana y media de recopilación de datos, la profesora se dio cuenta de que las respuestas de la encuesta eran sesgadas y estaban emitidas en tono de broma. En estos términos, Walker declaró a 'The Times Higher Education': "El punto de inflexión fue que al tercer día de la cobertura, la mayoría de las respuestas fueron inexactas e irresponsables".

"A raíz de la tergiversación generalizada de los objetivos y la metolodogía del estudio, habría que preguntarse qué le sucede a los participantes", señaló Walker. "Recibí correos con respuestas de bromas y caricaturas, entre ellas fotos de Bob Esponja y otros dibujos animados o mascotas". Se sintió abrumada. No todo fueron gracietas, también recibió correos y mensajes telefónicos verbalmente agresivos. La mayoría de los hombres que criticaron su estudios se escudaban en que lo hacía ella, una mujer.

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"Las discrepancias surgieron en torno a que estaban molestos porque yo como mujer me estaba atreviendo a realizar la investigación", reveló para 'Vice'. "Les pregunté que tenía que ver eso, pero ninguno de ellos aludió ninguna razón convincente. Saber que estas personas no habrían dicho nada si fuera hombre fue algo más que frustrante para mí".

En general, la profesora cree que toda esta rama de investigaciones relacionadas con el sexo puede intimidar a las personas y hacer que se sientan incómodas. "Todos actúan como si supieran todo lo que necesitan saber sobre conductas sexuales y las relaciones, pero la realidad es que todavía hay mucho que aprender. Hay mucho retroceso en el tema", agregó. "Este trabajo es extremadamente valioso e importante. Son temas que nos afectan a todos los hombres de una forma u otra".

Un hombre con el que hablé me confesó que no había ido al médico para un examen físico en una década

Pero no solo encontró oposición. También hubo hombres que se sumaron al proyecto de Walker, pero justo al final, cuando comprobaron que los troleos al estudio ya habían saboteado la labor de la profesora. "Ha habido muchos que me acabaron suplicando que lo realizara. Muchas personas me escribieron para ofrecerse a participar una vez cerré la investigación", puntualiza.

"Las tergiversaciones generalizadas y los titulares sensacionalistas robaron a estos hombres la oportunidad de hablar de sus experiencias. Aunque algunos piensan que no importa, otros sí", concluye. "Un hombre con el que hablé me confesó que no había ido al médico para un examen físico casi en una década. Después de nuestra entrevista, acudió. Para él y para otros como él, fue muy importante hablar conmigo. Este trabajo les importaba tanto como a mí". Esperemos que finalmente la entusiasta profesora consiga su objetivo de trazar esa correlación entre la autoestima varonil y el tamaño de su bálano.