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Obligó a su hijo a recorrer 2000 km. en bici para darle una lección vital
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Obligó a su hijo a recorrer 2000 km. en bici para darle una lección vital

Wang Chao tiene 42 años y un hijo de 12. Este padre ha enseñado qué es la perseverancia y el esfuerzo a través del deporte demostrando que no solo el estudio es importante

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Si hay algo que muchos padres y madres asiáticos imponen a sus hijos en su educación es una disciplina casi espartana: nada de jugar con los amigos, dormir fuera de casa o videojuegos. Las buenas notas son lo único que importa. "Los progenitores occidentales tiran la toalla enseguida”, aseguraba en 2011 Amy Chua, escritora china y profesora de Derecho en Yale tras arrasar con su libro 'Madre Tigre, hijos leones'.

El éxito de los estudiantes se argumenta con una cultura del esfuerzo en la cual el sudor todavía está bien visto. Según Yong Zhao, experto en educación y profesor de la Universidad de Oregón, se llega a tal punto que "en China se ahoga la creatividad, se extingue la curiosidad, se asfixia al individuo, se arruina la salud de los jóvenes, se amarga a los estudiantes y a sus familias, se corrompe a profesores y directivos, y se perpetúa la injusticia y la desigualdad".

Foto: La escuela china se basa en tomar apuntes y repetir la lección. (Reuters)

Cómo enseñar perseverancia

Esta disciplina que rige en la mayoría de las familias asiáticas es la misma que aplica Wang Chao con su hijo de doce años, Wang Runxi. Acaba de terminar la escuela primaria, pero ya ha corrido más de treinta maratones. La diferencia con otros padres chinos es que este cree que la construcción del carácter a través de deportes intensos es tan importante como obtener buenas calificaciones.

El niño a veces lloraba y pedía dejar de ir en bici, pero su padre seguía y le dejaba a su suerte como estrategia efectiva para cultivar su esfuerzo

"He consultado con varios expertos sobre el tema y he hecho un plan de entrenamiento detallado para mi hijo", asegura Chao en 'Quartz'. Este padre ha decidido que para que su hijo aprendiese lo que realmente es la perseverancia debía realizar una de las rutas más desafiantes de China.

Este viaje de 1.300 millas (más de 2.000 kilómetros) comenzó el pasado 17 de julio en Chengdu-Lhasa en la plaza Tianfu en Chengdu, provincia de Sichuan y duró 23 días. Padre e hijo recorrieron la Carretera Nacional China 318 escalando diez montañas con una altura de más de 400 metros. "Me siento bien, pero a veces me duele mucho el culo", aseguraba el joven.

Demasiado tiempo en el aula

Chao y su hijo fueron acompañados por el fotógrafo Wang He, un fotoperiodista independiente que ha estado con ellos retratándolos en todo momento: "Los padres chinos son conocidos por enfocarse en los logros de sus hijos. En general, eso implica asegurarse de que pasen mucho tiempo en casa, pero Chao, que es propietario de un gimnasio y es un entusiasta del 'fitness' y ha criado a Runxi desde que se divorció hace 9 años, aplica ese enfoque obstinado en el deporte".

A este padre le preocupa que la escuela no ponga suficiente énfasis en la educación física y que demasiado tiempo en clase se vuelva insalubre hasta que le vuelva débil. Runxi es buen estudiante, pero "no quiero que se vuelva una rata de biblioteca", asegura Chao. Aún así, esta ruta en bicicleta ha tenido una preparación especial: tres meses antes de que se fueran, Chao comenzó el entrenamiento de su hijo haciendo que se fuera solo en este transporte a la escuela todos los días.

La construcción del carácter a través de deportes intensos es tan importante como obtener buenas calificaciones

El colegio del niño encontró este régimen desconcertante y le pidió al padre que firmara una exención de responsabilidad. Además, los fines de semana daban paseos de 15 kilómetros por montañas cercanas a su hogar. Según el fotógrafo, esa familia tiene una relación "líder-fan absluto" que les ha unido mucho más: "El pequeño a veces lloraba y pedía dejar de ir en bici durante un rato, pero su padre seguía y le dejaba a su suerte como estrategia efectiva para cultivar la perseverancia".

"Los niños de hoy en día son unos mimados porque hay muchas facilidades. Así evitaré que mi hizo crezca blando si quiere convertirse en padre alguna vez. A partir de ahora lo expondré a diferentes experiencias para que desarrolle su capacidad de recuperación", concluía Chao.

Si hay algo que muchos padres y madres asiáticos imponen a sus hijos en su educación es una disciplina casi espartana: nada de jugar con los amigos, dormir fuera de casa o videojuegos. Las buenas notas son lo único que importa. "Los progenitores occidentales tiran la toalla enseguida”, aseguraba en 2011 Amy Chua, escritora china y profesora de Derecho en Yale tras arrasar con su libro 'Madre Tigre, hijos leones'.

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