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Así se vive cuando tu casa es de un fondo buitre
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Así se vive cuando tu casa es de un fondo buitre

Esta es la realidad de las familias afectadas, cuatro años después de que las administraciones públicas vendieran sus promociones de VPO a carteras de inversión

Foto: Arantxa Mejías. (D.B)
Arantxa Mejías. (D.B)

Las terrazas, que son cubos grises metálicos, cuelgan de la fachada como si estuviesen suspendidas en el aire. Es una de las casas que en su día se construyeron sobre suelo público y eran de protección oficial de Carabanchel, en el barrio de la Peseta. Una de las viviendas encargadas a prestigiosos arquitectos que en julio de 2013 el fondo buitre Blackstone compró al Ayuntamiento de Madrid. En total, 18 promociones cambiaron de manos. Una operación que aún está pendiente de la decisión de los tribunales en algunos aspectos, como el de la posibilidad de que los inquilinos las adquirieran en propiedad al cabo de un tiempo, circunstancia que contemplaban sus viejos contratos con el Consistorio madrileño.

Pero mientras tanto, muchas personas ahora tienen como casero a la empresa especializada en adquirir activos en riesgo. “Es complicado que sobre tu refugio sobrevuele un buitre, a la gente le da miedo”, resume Arantxa Mejías, una de las vecinas afectadas por el cambio de titularidad de su piso. La realidad es que desde hace cuatro años, solo en el popular barrio madrileño, más de 250 personas han cambiado de arrendador y ahora sus hogares dependen de un fondo de inversión.

El mantenimiento brilla por su ausencia, por ejemplo la cerradura del portal lleva más de un año rota

Blackstone, el fondo en cuestión, se ha convertido en la mayor inmobiliaria privada de España tras adquirir los activos en ladrillo tóxicos del Banco Popular el pasado mes de noviembre. “Su objetivo es buscar debilidades y eso suele ser deuda u otra clase de corporaciones, pero dadas las características tan especiales de la crisis en España, se han volcado en los inmuebles”, reflexiona Juan Hernández Vigueras, profesor universitario, miembro de Attac España y autor de varios libros sobre el tema. La compañía, que adquirió estos pisos a través de su filial Fidere que es quien los gestiona y comercializa, asegura que ya se han revalorizado en más de 100 millones. En su día los adquirieron por 120. A finales del pasado mes de enero, la fiscalía observó que la venta, en este caso del IVIMA (la empresa de la vivienda a nivel de la Comunidad) había estado "trufada de irregularidades". En ese caso, el beneficiario fue el fondo Azora-Goldman Sachs.

Otro de los vecinos de uno de los bloques que lindan con el parque de La Peseta accede a hablar, pero prefiere que no figure su nombre “porque hay mucha gente que ha tenido cantidad de problemas por comentar estas cosas en público”. Este hombre, profesional técnico con un sueldo medio, como tantos de los afectados (no se trataba de viviendas para grupos desfavorecidos sin recursos), asegura que en lo que se refiere al día a día “el mantenimiento brilla por su ausencia, la cerradura del portal lleva más de un año rota y no hay manera de que la cambien. Apenas limpian el edificio y el mini jardín es un terruño abandonado”.

Mobbing inmobiliario

Mejías, que ocupa un piso en otra promoción muy cercana, pone, sin embargo, el acento en otro aspecto más psicológico: “Lo que más notas es que vives en una incertidumbre constante. Además, como hay temas pendientes judicializados, puede haber algún cambio y no sabes en qué dirección, así que no sabes ni dónde vas a vivir”. Para ella el principal cambio es haber pasado “de tener un tipo de vivienda protegida a estar en manos de unos desalmados, justo todo lo contrario de la sensibilidad que se supone que debía tener una administración pública”.

Aunque tampoco olvida algunas cuestiones de tipo práctico. “A la gente le han subido los alquileres un 43% de media e imponiendo la duración de los contratos. Claro, es lógico porque es una empresa y hace lo que quiere, pero hay muchas cosas que se podrían calificar de mobbing inmobiliario”, concluye. Unas aseveraciones que coinciden con las que aporta otro de los afectados: “Cambiaron la empresa del agua caliente y ahora la calefacción es más cara. Dijeron que era porque ya no había subvenciones”.

No son lujosas. Las zonas ajardinadas no están nada cuidadas, casi quedarían mejor si las quitasen

Fidere tiene carteles puestos en todos estos edificios. En ellos anuncia sus pisos en alquiler y de las fotografías de hace poco más de un año a las de ahora se observa que los precios han subido más de 100 euros de media. El repunte del precio del alquiler en Madrid tampoco les es ajeno. Sin embargo, las promociones parecen bastante desérticas y aunque los edificios llevan construidos más de 15 años, todos los locales comerciales siguen vacíos. “Eso pasaba también cuando eran del Ayuntamiento. Siempre nos ha parecido algo muy curioso”, puntualiza Mejías. "Era y es un barrio en expansión y en otros bloques hay bancos, farmacias y bares. En los nuestros, nada de nada".

La web de la empresa publicita algunas de estas viviendas como “de lujo”. Pero vistas de cerca no dan precisamente esa impresión. “Son unas urbanizaciones muy modestas, no son lujosas ni mucho menos como dicen ellos. Y además hacen lo justito para mantenerlas en condiciones, por ejemplo todas las zonas ajardinadas no están nada cuidadas, casi quedarían mejor si las quitasen”, subraya esta vecina de 27 años que se ha erigido en portavoz de los antiguos beneficiarios del ayuntamiento afectados.

Alquileres temporales

Sobre los nuevos inquilinos, los que directamente han negociado con Fidere, los viejos vecinos coinciden en que “la gente que viene nueva no está más de un año. Lo usan como una especie de alquileres temporales para luego irse a otra parte. La mayoría es gente joven”. Cuando Blackstone se hizo con la propiedad de las viviendas, la mitad nunca se habían llegado a ocupar.

La realidad del día, comentan, no parece la mejor, al margen de la inseguridad sobre sus contratos y los precios: “Si hay algún problema, como humedades, la mayoría preferimos no decir nada porque suficiente lío y conflicto tenemos ya con ellos como para dar más la nota”, insiste Mejías, que añade: “Los vecinos que sí protestan comentan que no son precisamente rápidos a la hora de hacer las reparaciones”. Pero según comentan otros afectados, esta falta de diligencia no es exclusiva del fondo buitre: “En cuanto al mantenimiento ya la gestión del EMVS era bastante penosa y en ese sentido no se ha notado tanto”.

placeholder Cartel de una de las promociones en el barrio de Carabanchel. (D.B.)
Cartel de una de las promociones en el barrio de Carabanchel. (D.B.)

Desde el Ayuntamiento, que en 2015 cambió de manos y ahora comanda Manuela Carmena al frente de una coalición de izquierdas, entienden que es una situación delicada y se han reunido en varias ocasiones con la asociación que representa a los vecinos. Sin embargo, confiesan, no pueden hacer gran cosa porque “los fondos buitre no quieren saber nada de nosotros”, según explica una de las portavoces del Consistorio en el distrito de Latina.

Las terrazas, que son cubos grises metálicos, cuelgan de la fachada como si estuviesen suspendidas en el aire. Es una de las casas que en su día se construyeron sobre suelo público y eran de protección oficial de Carabanchel, en el barrio de la Peseta. Una de las viviendas encargadas a prestigiosos arquitectos que en julio de 2013 el fondo buitre Blackstone compró al Ayuntamiento de Madrid. En total, 18 promociones cambiaron de manos. Una operación que aún está pendiente de la decisión de los tribunales en algunos aspectos, como el de la posibilidad de que los inquilinos las adquirieran en propiedad al cabo de un tiempo, circunstancia que contemplaban sus viejos contratos con el Consistorio madrileño.

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