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Las parrillas del Tito Paco y otros 'nuevos emprendedores' a domicilio
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Las parrillas del Tito Paco y otros 'nuevos emprendedores' a domicilio

Mientras agosto arroja miles de nuevos parados, muchos trabajadores tratan de redondear sus ingresos con todo tipo de servicios a domicilio al margen de las multinacionales del sector

Foto: El Tito Paco, con una de sus parrillas a domicilio.
El Tito Paco, con una de sus parrillas a domicilio.

Tras encadenar varios datos 'históricos' de reducción del desempleo, los últimos que proporcionó el Gobierno el pasado lunes volvían a mostrar unas cifras muy poco halagüeñas. Con una destrucción de 179.485 empleos, hay que retrotraerse hasta 2008 para encontrar unos guarismos peores. Con la conclusión de la temporada veraniega, se ponía fin a una racha de seis caídas consecutivas del paro. A día de hoy, el número de personas en busca de ocupación es de 3.382.324.

Sin embargo, entre esos datos que fluctúan, hay un grupo de 'emprendedores' a los que no les afecta demasiado y que llevan mucho tiempo buscándose la vida en los márgenes que deja la recuperación económica. Gente que busca un extra o que no encuentra otro modo de sostenerse económicamente creando su propia versión de los negocios 'a domicilio'. Desde parrilleros a pilotos de drones; de traductoras de búlgaro a percusionistas caribeños o chóferes que aportan un coche heredado “de la otra vida, de cuando había dinero”. También psicólogos que van a su casa o expertos en posicionamiento en internet. Son personas que tratan de sacar 'extras' a sus exiguos recursos. Algunos tienen otros trabajos, otros intentan sobrevivir exclusivamente así. Todos tienen una historia. Y no necesariamente de éxito.

Por ejemplo, el Tito Paco, que es capaz de trasladar tres parrillas caseras de hierro forjado, hechas con sus propias manos, hasta donde le contraten. También paellas gigantes y el carbón o la leña necesarios. Lo hace en su Renault Megane ranchera. El restaurante de Francisco Javier García quebró en 2010. “Tenía un asador en Buitrago, pero me subieron el alquiler a 2.000 euros al mes y se lo comía todo”, recuerda este 'cocinero ambulante' de 60 años.

Han entrado los asadores argentinos y uruguayos, que no saben ni dónde tienen la mano derecha, y han tirado los precios

Así es la puta hostelería”, se sincera este hombre, que también cobra una pequeña pensión de invalidez. Se lamenta de la competencia, que “la hay incluso en las parrillas a domicilio: han entrado los maestros asadores argentinos y uruguayos, que no saben ni dónde tienen la mano derecha, y han tirado los precios”. El maestro parrillero, cada día más interesado "en la cocina creativa", se encarga “absolutamente de todo, hasta de traer la comida y comprarla en Mercamadrid”. El Tito Paco tiene su propia web, en la que ofrece sus servicios y explica en detalle los menús. “Algo saco, pero no lo bastante como para ganarme la vida solo con esto”, confiesa.

Lo mismo le sucede a Ira. Ofrece sus servicios como traductora de búlgaro, su lengua materna, cuando no tiene otra cosa. “El búlgaro solo se habla en Bulgaria, así que es difícil que haya mucha demanda. No es como el inglés”, se sincera esta mujer que lleva más de dos décadas en España. Ella va allá donde la necesiten. “No puedo aceptar documentos oficiales que necesiten sello porque no soy traductora jurada”, confiesa Ira, que no tiene una tarifa fija, sino que cobra dependiendo del tipo de encargo, "su complejidad y la longitud que tenga".

Percusionista y quiosquero

“Hago de todo, empresas o particulares, pero casi no hay encargos”, explica. “Para mí es un extra cuando sale, pero de normal me gano la vida como reponedora en un supermercado”, cuenta la traductora ocasional, que insiste en que “con el búlgaro no se gana mucho, aunque a veces tengo encargos seguidos de una gente que lleva escritos a los juzgados de Madrid”.

Un caso semejante al de Ira es el de Yelko Saker. Se parece en que, aunque es percusionista, guitarrista y cantante profesional, se tiene que ganar la vida, “de normal”, de otra manera: “Por las mañanas, atendiendo un quiosco de prensa de un conocido”. Yelko, de 26 años, llegó hace poco más de uno a España, pues su mujer tiene la nacionalidad española.

"Lo que más nos llaman es para cumpleaños", dice el cubano Yelko, que en esas ocasiones toca "flamenquito, música latina o pop"

Es cubano, y en la isla se graduó como músico profesional. Ahora, ofrece sus servicios para eventos con un trío. “Lo que más nos llaman es para cumpleaños”, dice Yelko, que en esas ocasiones toca “flamenquito, música latina o más pop, depende de cómo quieran amenizar la fiesta”. También acompaña a la guitarra a una cantante o actúa solo. “Dentro de lo que cabe no nos va mal, pero es un plus, no sirve para sobrevivir”, confiesa el músico, que tiene varios vídeos con sus actuaciones en YouTube.

placeholder Yelko Saker, a la derecha, junto a Jonatan Blanco.
Yelko Saker, a la derecha, junto a Jonatan Blanco.

Más cauteloso a la hora de hablar de sus actividades se muestra Vicente, que de vez en cuando alquila su dron para eventos, por ejemplo, bodas, pero que denomina a su actividad “un 'hobby”. Él es instructor de esta misma disciplina en una academia. “Esto me ha pillado viejo, ¡cago en la mar! Porque tiene un montón de aplicaciones buenísimas”, asegura este hombre de 50 años.

Bodas con drones

Por ejemplo, para fumigar un campo, “aunque los agricultores todavía prefieren que se haga como toda la vida, aunque es más lento y más caro”. Un avión no tripulado como el suyo cuesta unos 1.400 euros. Para pilotarlo se pide una licencia “con los mismos requisitos que para ser un piloto de naves ligeras”, se lamenta Vicente. En breve saldrá una nueva ley para regular el uso de estos aparatos.

Quienes alquilan el uso de estos aviones lo suelen hacer por unos 250 a 300 euros por una media hora. Por ejemplo, se ofrecen para fotografiar bodas y otros eventos al aire libre. Pero también son es útiles para “vigilar un polígono industrial o medir un campo”.

Personas que conservan su automóvil "de alta gama" de otras épocas pasadas, mejores, su única arma para afrontar el desempleo

Y mientras los taxistas se quejan amargamente de la competencia que les hacen las plataformas Uber o Cabify, en la red hay un montón de chóferes con coches imponentes que se ofrecen directamente, sin ninguna clase de intermediación. Son personas que conservan su automóvil “de alta gama” de otras épocas pasadas, mejores, y que entienden que es su única arma para afrontar el desempleo. Pero estos no quieren figurar: "Suficientemente caliente está el asunto", se disculpa uno de ellos.

El Tito Paco —que recuerda que aunque su apodo remita a Francisco Franco, "no hay nadie más opuesto al dictador"— resume el plan vital de todos los protagonistas del reportaje: "Hay que salir adelante".

Tras encadenar varios datos 'históricos' de reducción del desempleo, los últimos que proporcionó el Gobierno el pasado lunes volvían a mostrar unas cifras muy poco halagüeñas. Con una destrucción de 179.485 empleos, hay que retrotraerse hasta 2008 para encontrar unos guarismos peores. Con la conclusión de la temporada veraniega, se ponía fin a una racha de seis caídas consecutivas del paro. A día de hoy, el número de personas en busca de ocupación es de 3.382.324.

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