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¿Un juguete o un medio para acabar con las libertades? Llegan los drones
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LA SIGILOSA IMPLANTACIÓN DE LOS CUADRICÓPTEROS

¿Un juguete o un medio para acabar con las libertades? Llegan los drones

En las guerras del futuro apenas intervendrán soldados. Los avances en la tecnología militar están cambiando la concepción clásica de los conflictos bélicos y los aviones

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¿Un juguete o un medio para acabar con las libertades? Llegan los drones

En las guerras del futuro apenas intervendrán soldados. Los avances en la tecnología militar están cambiando la concepción clásica de los conflictos bélicos y los aviones no tripulados –drones- son su máximo exponente. Pero hasta cuándo estos dispositivos aéreos por control remoto, que se pilotan con total seguridad y precisión desde una oficina a miles de kilómetros de su campo de actuación, como si se tratase de un videojuego, se limitarán sólo al uso militar y no al civil. Sus posibilidades de vigilancia son infinitas y los juegos olímpicos de este verano en Londres se convertirán en su primer campo de ensayo para la 'vigilancia integral', lo que ha levantado fuertes controversias entre los defensores de los derechos civiles. Sin embargo, lo más inquietante es que los comerciantes de armas los hayan sacado de sus armarios para vendérselos no sólo a los ejércitos, sino también al mejor postor. Las posibilidades de vigilancia de los drones son infinitas

Su alto grado de sofisticación y sencillez, los ponen al alcance de cualquiera. El prototipo Parrot A.R. Drone desarrollado en Francia por la empresa Parrot ha abierto la caja de Pandora. Estos vehículos aéreos cuentan con un conector wifi integrado que permite hasta a un niño pequeño controlar directamente sus movimientos desde un smatphone. Este modelo cuadricóptero se comercializa bajo el paraguas del uso recreativo, como un juego de realidad aumentada. Un asequible ‘juguete’ que se puede adquirir por 250 euros. La versión 2.0 ya está en las tiendas desde el pasado mes y promete generar cuantiosos beneficios.

El politólogo Francis Fukuyuma, autor de El fin de la Historia, describió la irrupción de estas tecnologías en la humanidad como “un mundo en el que la gente puede seguir con su rutina y anonimato, pero controlada por enemigos invisibles”.

Posibilidades de uso infinitas

Los drones están llamados a convertirse en el arma definitiva del espionaje, pero su potencial sobrepasa a las fuerzas de seguridad. Agricultores, agentes inmobiliarios, periodistas... las posibilidades son tantas que no paran de aplicarse para resolver cualquier tipo de necesidad. La última de ellas ha sido ideada por un agricultor de Luisiana, llamado Cy Brown, harto de que los jabalíes arrasasen sus campos de cultivo. Un avión teledirigido localiza a estos animales salvajes cuando se adentran en sus fincas y manda una señal de alerta a su ordenador de mesa o móvil para conocer su ubicación y cazarlo. En Luisiana los granjeros los comienzan a utilizar para mantener a los animales salvajes alejados de sus fincas

El uso de los drones por los cazadores es sólo un ejemplo de las múltiples y variadas posibilidades que se abren con esta tecnología. Otros usos que ya están en la etapa de planificación incluyen la fumigación, el control de derrames de petróleo, la inspección de averías, la monitorización de la vida silvestre o de desastres naturales. Sin embargo, la expansión de su uso comercial en Estados Unidos ha tenido que ser limitada mediante una ley firmada en febrero por Obama para controlar el tráfico aéreo. De hecho, las inmobiliarias ya se habían acostumbrado a seducir a sus clientes más selectos con vídeos aéreos de propiedades filmadas desde un drone para ahorrar los altos costes de alquilar un helicóptero.

Los fabricantes de estos vehículos aéreos destacan la parte positiva de esta tecnología como “asistente social”. Steven Gitlin, portavoz de AeroVironment, empresa fabricante de aviones no tripulados con sede en California, expuso algunas de las posibilidades que se abren para la geolocalización de personas desaparecidas. "Piense en un niño vagando fuera de casa o un anciano con Alzheimer, un secuestro con rehenes, un incidente en una planta química donde es demasiado peligroso enviar a alguien o los accidentes de tráfico”, reflexionaba mientras se preguntaba: “¿Qué le parecería contar con un sistema que puede volar por encima de 100 pies y reconstruir una imagen de lo que está pasando?”. Además, añadía Gitlin, estos sistemas se pueden meter en el maletero de un coche y desplegarse en cinco minutos.

Las paranoicas fantasías de la ciencia ficción se hacen realidad

 Las posibilidades de los drones para someter a un estricto control a toda la ciudadanía también ha generado ciertos temores entre una parte la población y las Los fabricantes destacan las posibilidades de estas tecnologías que están llamadas a convertirse en 'los asistentes sociales' del futuroorganizaciones de derechos humanos. Mientras las ciudades y edificios públicos ya están saturados de cámaras de videovigilancia, el siguiente paso parece ser la monitorización de las actividades cotidianas de las personas. La ‘vigilancia total’ anticipada por George Orwell en 1984 va cogiendo forma y las críticas contra el uso civil y militar de estos vehículos se expanden paralelamente. Recientemente, las revistas Rolling Stone y Slate abrieron el debate en Estados Unidos sobre los límites de esta vigilancia intensiva y su contraposición con el ‘sueño americano’ y las libertades civiles. Sin embargo, el goloso mercado de esta industria, que se calcula en 5,9 billones de dólares con la previsión de duplicarse en una década, ya cuenta con potentes lobbys para contrarrestar estos temores.

Las estadísticas recalcan que el 31% de los asesinatos selectivos cometidos por aviones no tripulados en Afganistán desde 2006 –entre 700 y 1.000– corresponden a civiles. El debate está servido y el dilema entre seguridad y libertad vuelve surgir en su máximo apogeo.

En las guerras del futuro apenas intervendrán soldados. Los avances en la tecnología militar están cambiando la concepción clásica de los conflictos bélicos y los aviones no tripulados –drones- son su máximo exponente. Pero hasta cuándo estos dispositivos aéreos por control remoto, que se pilotan con total seguridad y precisión desde una oficina a miles de kilómetros de su campo de actuación, como si se tratase de un videojuego, se limitarán sólo al uso militar y no al civil. Sus posibilidades de vigilancia son infinitas y los juegos olímpicos de este verano en Londres se convertirán en su primer campo de ensayo para la 'vigilancia integral', lo que ha levantado fuertes controversias entre los defensores de los derechos civiles. Sin embargo, lo más inquietante es que los comerciantes de armas los hayan sacado de sus armarios para vendérselos no sólo a los ejércitos, sino también al mejor postor. Las posibilidades de vigilancia de los drones son infinitas