Es noticia
Los trucos de los bares y restaurantes para cobrarte de más y cómo defenderte
  1. Alma, Corazón, Vida
pagar hasta por el hielo

Los trucos de los bares y restaurantes para cobrarte de más y cómo defenderte

Desde cobrar un servicio extra 'de lavandería' a ocultar los precios o pedir dinero por poner más cubitos: un libro advierte de los timos más frecuentes en comercios y empresas

Foto: Una pareja, comiendo en un restaurante. (iStock)
Una pareja, comiendo en un restaurante. (iStock)

Desde restaurantes que cobran un suplemento por “servicio de lavandería”, como uno cuya factura ha circulado estos días profusamente en la red social Twitter, a los que suben el precio por hacer durante más tiempo la carne o piden un plus por poner más cubitos de hielo. El libro ‘Timocracia’, escrito en 2015 por el periodista y portavoz de la asociación de consumidores Facua, Rubén Sánchez, analiza y recopila toda clase de abusos y estafas. Pero no solo en el mundo de los bares y la restauración, también tiene prolijos capítulos dedicados a las aerolíneas, las eléctricas o las empresas de telefonía. En total, son más de 300 páginas colgadas en la página web de la asociación.

La lectura del libro del combativo portavoz, en su extenso capítulo dedicado al universo de la barra y la mesa y el mantel, nos recuerda que no es legal no especificar el coste real de los famosos ‘PSM’ —es decir, el precio según mercado— o que no se incumple la ley por cobrar un cubito de hielo o un vaso de agua... Pero sí si no han recordado incluirlo en la lista de precios. Eso es aplicable a casi cualquier otro concepto: hay que ponerlo por escrito y el cliente debe saberlo de antemano, no llevarse un susto después.

A veces no aparecen las bebidas en la carta: es una trampa para cobrarte un disparate por una caña de cerveza o un refresco

Las recomendaciones de Sánchez comienzan con las bebidas. “Es frecuente en algunos sitios que no aparezcan las bebidas en la carta: a veces es una trampa para cobrarte un disparate por una caña de cerveza o un refresco”. Con la comida, una de las múltiples advertencias está “en la carta paralela”. Esta consiste en todos esos platos “fuera del menú” que el camarero canta como si fuera una deferencia a tan señalado cliente... Pero omitiendo el pequeño detalle de lo que cuestan estos manjares solo para iniciados.

placeholder Cuenta de restaurante en que se incluye 'la lavandería'. (Twitter)
Cuenta de restaurante en que se incluye 'la lavandería'. (Twitter)

Un asunto muy recurrente en los restaurantes es ese misterioso recargo “por el cubierto”. Pues resulta que es ilegal. “No pueden cobrarte nada por aquello que es estrictamente necesario para dar el servicio”, explica Sánchez, y parece bastante obvio que los cubiertos son necesarios para comer y “no, lo de que te lo podrías comer con las manos no cuela”, precisa el autor.

Menús "intransferibles"

Otra irregularidad, no por usual menos irritante, es prohibir que se compartan los menús del día. Este sistema, el de dar dos platos, pan, postre y bebida por un precio fijo, desapareció como opción obligatoria en los años sesenta, pero si el restaurante decide ponerlo libremente, lo que no puede es prohibir el reparto de la comida como les parezca bien a los comensales. “Ninguna ley dice que un menú es personal e intransferible”, recalca Sánchez.

Otro asunto relevante es el que a veces se produce a la hora de pagar. En ocasiones, te dicen que no pueden cobrarte con tarjeta porque se les ha averiado la máquina. Puede ser verdad, pero deben poner un cartel donde lo avisen junto al que dice que aceptan el pago con la tarjeta. También debería haberte informado el camarero al llegar al local. Lo mismo sucede en cualquier comercio en el que se haya establecido un mínimo para pagar de otra forma que no sea en efectivo: hay que poner un cartel bien visible advirtiéndolo.

En caso de productos en mal estado, incomibles, o que no tienen nada que ver con lo pedido, el cliente está en su derecho de negarse a pagar

Otra circunstancia habitual, aunque en este caso no tiene nada de ilegal, es que el camarero te pregunte varias veces por dudas 'a posteriori' que le han surgido sobre tu comanda: “¿Carne cruda o muy hecha? ¿Entrecot o solomillo? ¿Con ensalada o con patatas?”. En realidad, no es que tenga muy mala memoria o haya perdido las notas: lo que intenta es que no te des cuenta de que la cocina va con mucho retraso y tu plato ya iba a salir muy tarde sin estos pequeños incidentes provocados.

También puede ser que las cosas se pongan más serias y, como dice Sánchez, “haya "alimentos que no los arregla ni Alberto Chicote”. En caso de que se sirvan productos en mal estado, incomibles, o que no tienen nada que ver con lo que se ha pedido, el cliente está en su derecho de negarse a pagar. En caso de intoxicarse, “no hay que dejar de denunciar y reclamar una indemnización por daños y perjuicios”.

Trucos y timos

Cada uno de los capítulos del libro de Sánchez se puede leer de manera independiente y tienen un enlace propio en la web de la asociación. En este caso, se ha puesto el acento en lo que tiene que ver con la restauración, pero el repaso del periodista es mucho más amplio y advierte en otros muchos sectores de qué cosas son legales, de cuáles no lo son y los trucos (legales o no) más frecuentes por parte de empresas y comercios para que se 'pique'.

Desde restaurantes que cobran un suplemento por “servicio de lavandería”, como uno cuya factura ha circulado estos días profusamente en la red social Twitter, a los que suben el precio por hacer durante más tiempo la carne o piden un plus por poner más cubitos de hielo. El libro ‘Timocracia’, escrito en 2015 por el periodista y portavoz de la asociación de consumidores Facua, Rubén Sánchez, analiza y recopila toda clase de abusos y estafas. Pero no solo en el mundo de los bares y la restauración, también tiene prolijos capítulos dedicados a las aerolíneas, las eléctricas o las empresas de telefonía. En total, son más de 300 páginas colgadas en la página web de la asociación.

Social Restaurantes Facua
El redactor recomienda